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por Dr. Joseph Mercola del Sitio Web TomeControlDeSuSalud
El documento fue co-escrito con los Dres. Peter McCullough, Greg Nigh y Anthony Kyriakopoulos.
En mayo de 2021, el Dr. Nigh y la Dra. Seneff publicaron un artículo 3 donde detallaron las diferencias entre la proteína de spike y la proteína de spike de la vacuna anticovid.
Se lanzó una campaña para que se retractara con la idea de que desanimaría a las personas a recibir estas vacunas que salvan vidas, independientemente de si los mecanismos descritos eran ciertos o no.
Sin embargo, existen muchas personas que también han tratado de desacreditar a Seneff, y desde entonces le quitaron todas sus licencias al Dr. McCullough. 4
La "G" en G4 significa guanina, por lo que G4 es una secuencia de ADN de cuatro guaninas consecutivas.
Es uno de los cuatro nucleótidos que es el código básico en el ADN, y se sabe que desempeña un papel muy importante en enfermedades como el cáncer y los trastornos neurológicos. 5
Esta placa es una característica de varias enfermedades neurodegenerativas en animales y humanos, como,
Según Seneff:
Esto puede ayudar a explicar el fenómeno de "desprendimiento", pero también ayuda a explicar la destrucción inmunológica que ocurre.
Seneff explica:
Seneff explica el mecanismo por el cual la vacuna anticovid daña su corazón:
El microARN no se debe confundir con el ARNm. Son dos cosas diferentes.
A diferencia del ARNm, el microARN no codifica las proteínas.
Esos exosomas también contienen microARN. Los investigadores de la India encontraron dos microARN específicos en personas que recibieron la vacuna, y estos microARN interfieren con la respuesta del interferón tipo 1.
De acuerdo con Seneff:
Querían saber qué sucedería si los ratones sufrieran miocarditis y luego recibieran una inyección de adrenalina.
Mientras tanto, los ratones de control que no tenían miocarditis no sufrieron ningún efecto adverso cuando se les inyectó la misma dosis de adrenalina.
Los ratones que murieron fue a causa de insuficiencia cardíaca.
En realidad, sus corazones estaban demasiado dañados para soportar la descarga de adrenalina.
Mientras Seneff buscaba varios documentos, encontró uno que explicaba la respuesta del interferón tipo 1 en las células cromafines, que son las encargadas de producir adrenalina.
De acuerdo con Seneff:
Al mismo tiempo, la proteína spike activa los microtrombos (microcoágulos de sangre), lo que podría tener efectos letales, y las células endoteliales (las células que recubren los vasos sanguíneos) también se inflaman.
Entonces, no hay un solo mecanismo por el que las vacunas puedan matarlo.
Existen muchas proteínas diferentes que son amiloidogénicas y que se pueden plegar mal, lo que hace que se precipiten, incluyendo las proteínas en la sangre.
Los coágulos de sangre son difíciles de romperse, y cuando se les agrega la proteína spike se complica aún más.
Cuando se pliegan mal, crean un gel que se hace más denso con el tiempo y al final se hace inaccesible para la base de agua.
Seneff agrega lo siguiente:
Por esa razón, recomiendo tomar enzimas fibrinolíticas como la,
...varias veces al día, una hora antes o dos horas después de una comida, en especial si tiene secuelas del COVID, ya que ayudan a descomponer la fibrina.
Para que funcionen, debe tomarlos entre comidas, con el estómago vacío, o de lo contrario actuarán como una enzima digestiva para descomponer los alimentos.
Sabemos que la proteína priónica se regula ascendentemente en las células que la producen bajo estrés, y se ha demostrado que la proteína spike de la vacuna anticovid hace que las células produzcan más proteína priónica.
Una posibilidad es que los anticuerpos de una parte particular de la proteína spike al final se unen a la proteína priónica por medio del mimetismo molecular.
Por lo tanto, la célula se enferma a causa de estos anticuerpos.
El difunto Luc Montagnier publicó un estudio de caso con 26 personas que desarrollaron síntomas de enfermedad priónica durante el primer mes después de recibir la segunda dosis de la vacuna.
Seneff cree que los anticuerpos contra la proteína spike fueron los responsables, ya que eso sucedió después de que recibieron su segunda dosis.
Seneff sospecha que esto explica el proceso de la enfermedad en esos 26 pacientes:
...donde describen cómo el ARNm en la vacuna anticovid puede cambiar su genoma.
Es imposible, dicen.
Por ejemplo, LINE-1, la versión humana de un retrovirus, es una pieza de ADN muy común en el genoma humano y se convierte en ARN, que a su vez codifica muchas proteínas que pueden hacer que el ARN se copie en otro lugar en el ADN.
También puede copiar e insertar otro ARN, como el ARN en la vacuna anticovid. Este es un recurso que sus células tienen de manera natural.
Seneff continúa:
En otras palabras, la proteína spike puede secuestrar a LINE-1, un sistema que tiene su cuerpo que integra el ADN viral en su ADN para copiar e insertar su ARNm en el ADN de la célula.
También existe otro modelo.
El Dr. Nigh descubrió una investigación que demuestra que los virus de ADN de doble cadena, como el virus del herpes, tienen un mecanismo para incorporar genes humanos en su ADN.
Lo que esto significa es que ciertos virus (como el virus del herpes) podrían portar el código genético para producir proteína spike, y eso no implica ingresar al núcleo de sus células.
Eso afecta su función inmunológica, lo que lo hace más propenso a contraer infecciones.
Para obtener más detalles al respecto, escuche la entrevista completa.
También revisamos cómo los suplementos con glicina pueden ayudar a desplazar el glifosato en su cuerpo, lo que limita su influencia dañina.
Fuente: https://bibliotecapleyades.net/ciencia3/ciencia_coronavirusvaccine171.htm |
Sede de la de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en White Oak, Maryland, en una imagen del 20 de julio de 2020. (Sarah Silbiger/Getty Images)
NOTICIAS DE CIENCIA
Agencias de EE.UU. estudian discretamente reportes sobre daños neurológicos tras vacunación
POR ZACHARY STIEBER
20 de Febrero de 2022 2:14 PM Actualizado: 20 de Febrero de 2022 2:14 PM
Dos agencias de EE. UU. han estado estudiando discretamente los problemas neurológicos que aparecieron en personas que se vacunaron contra COVID-19, descubrió The Epoch Times.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) han estado realizando proyectos de investigación por separado sobre problemas neurológicos desarrollados tras la aplicación de vacunas, entre los cuales se incluyen síntomas como parálisis facial y confusión mental, que en algunos casos han sido vinculados con las vacunas, según emails revisados por The Epoch Times.
Uno de los científicos que está tratando de entender el problema es la Dra. Janet Woodcock, quien fuera comisionada interina de la FDA hasta el 17 de febrero.
Woodcock, ahora subdirectora principal de la FDA, ha estado evaluando personalmente los efectos neurológicos secundarios de las vacunas contra COVID-19 desde al menos el 13 de septiembre de 2021, según los emails, mucho de los cuales no habían sido reportados anteriormente. Epidemiólogos de la FDA también están recabando datos para analizar los casos, de acuerdo con mensajes del Dr. Peter Marks, otro alto funcionario de la FDA.
Por otro lado, un equipo del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares de los NIH (NINDS) comenzó a atender pacientes que reportaron daños por vacunas para un estudio de principios de 2021, tras recibir quejas poco después de que las vacunas estuvieron disponibles. Una porción de los pacientes fueron examinados en persona en la sede de Bethesda, Maryland.
Ninguno de los análisis o estudios parecen haber sido anunciados, y funcionarios de la salud han dicho poco sobre ellos públicamente, a pesar de que cada vez más expertos reconocen que al menos algunos de los problemas están probablemente relacionados con las vacunas.
FDA
Woodcock ya sabía de los reportes sobre problemas tras la vacunación el 16 de abril de 2021, de acuerdo con los emails.
Woodcock dijo que lamentaba los problemas que estaban sufriendo esas personas y que estaba tratando de encontrar la forma de examinar lo que estaba pasando. Más tarde reveló que estaba trabajando en una evaluación de los “efectos neurológicos secundarios de las vacunas contra COVID-19”, de acuerdo con un email del 16 de septiembre de 2021 al que tuvo acceso The Epoch Times.
Cuando personas diagnosticadas con daños por las vacunas la presionaron, Woodcock insistió con que aún estaba trabajando en el proyecto.
“Estoy esperando una información de epidemiólogos que espero obtener mañana”, escribió el 16 de noviembre de 2021. “Estamos teniendo dificultades para identificar esos eventos relacionados con el sistema nervioso que nos han expuesto. He pedido búsquedas específicas de los reportes que obtenemos tanto de aquí como fuera de EE. UU. (ya que estas vacunas han sido utilizadas en muchos países) además de ensayos, donde la supervisión de los participantes es mayor”.
Woodcock dijo que estaba al tanto de que las personas que sufrieron problemas después de vacunarse estaban buscando orientación sobre los tratamientos a tomar, pero que “no [hay] mucha certeza sobre qué causa los síntomas”.
Woodcock confirmó a The Epoch Times en un email que la evaluación aún continúa y que no está completa.
“Cuando sepamos algo de forma definitiva, publicaremos una declaración si se justifica”, dijo.
La FDA regula las vacunas, los servicios médicos y cosméticos, además de otros productos.
La Dra. Janet Woodcock, comisionada interina de la Administración de Alimentos y Medicamentos, habla durante una audiencia del Congreso, en Washington, el 4 de noviembre de 2021. (Chip Somodevilla/Getty Images)
Marks, quien dirige el centro de la FDA encargado de regular las vacunas, escribió en un email de noviembre de 2021 que los epidemiólogos de la FDA están “investigando esto”.
“Trabajo estrechamente con ellos, y sé que están muy comprometidos a entender cualquier evento adverso que pueda ser atribuible a las vacunas que regulamos”, añadió.
Marks se reunió en varias ocasiones con pacientes que reportaron daños por las vacunas, según los emails a los que tuvo acceso The Epoch Times. Él fue notificado tanto sobre los casos como sobre los estudios relacionados con potenciales daños por las vacunas. Suele escribir que la FDA se ocupará de los estudios y hará seguimiento.
“Continuaremos evaluando cuidadosamente todos los reportes serios sobre eventos adversos tras la vacunación contra COVID-19 y estamos comprometidos con ser transparentes sobre cualquier hallazgo”, dijo en una carta.
Marks no quiso responder preguntas, y las derivó a voceros de la FDA.
Un vocero dijo a The Epoch Times en un email que los sistemas establecidos para monitorear la seguridad de las vacunas contra COVID-19 han identificado varios problemas “potencialmente asociados con la vacunación”, incluyendo el desorden neurológico conocido como síndrome de Guillain-Barré, la combinación de coágulos en la sangre y bajos niveles de plaquetas en la sangre conocida como síndrome de trombosis con trombocitopenia (STT) y varias formas de inflamación cardíaca, incluyendo miocarditis.
“La posibilidad de que ocurran estos eventos es muy baja”, dijo el vocero. “Hasta la fecha, los sistemas de monitoreo de la seguridad de las vacunas contra COVID-19 no han identificado otras señales de seguridad respecto a consecuencias neurológicas serias tras la vacunación contra COVID-19”.
Epidemiólogos de la FDA y expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) analizan constantemente los datos del sistema de reporte pasivo conocido como el Sistema para Reportar Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS) para identificar potenciales señales que sugieran la necesidad de un estudio más profundo, y consultan con expertos de los NIH sobre los análisis, de acuerdo con la FDA. Los reportes en VAERS han alcanzado un máximo desde que las vacunas contra COVID-19 están disponibles, y algunos pacientes que presentaron reportes a VAERS dijeron a The Epoch Times que nadie les hizo seguimiento.
Funcionarios americanos descubrieron que muchos de los reportes enviados a VAERS no representan realmente los efectos secundarios debido a una vacuna, entre otras razones, porque el diagnóstico es incorrecto, la condición en cuestión apareció antes de la vacunación o porque el paciente tiene condiciones médicas subyacentes que “explican el evento adverso”, dijo el vocero de la FDA. Hay estudios que muestran que el número de reportes a VAERS suelen representar menos problemas de los que realmente ocurren tras la vacunación. El vocero señaló que una prueba de que “se pueden detectar las señales de un evento adverso raro” es que el gobierno identificó seis reportes de eventos adversos, incluyendo tres muertes, o de STT tras la aplicación de la vacuna de Johnson & Johnson.
Los CDC solo nombran un evento adverso con probable “relación causal” con la vacuna. Se trata del STT con la vacuna de Johnson & Johnson.
“Efectos neurológicos secundarios”
El Dr. Avindra Nath, director clínico del NINDS de los NIH, encabezó un equipo que examinó pacientes que sufrieron serios problemas neurológicos.
Algunos pacientes viajaron a Bethesda, Maryland, para ser examinados en persona, mientras que otros tuvieron consultas con expertos del NIH de forma remota.
Nath y la Dra. Farinaz Safavi, una de las principales auxiliares de Nath, dijeron que creen que los problemas están vinculados con las vacunas.
“Comenzamos un intento en los NIH para investigar los efectos secundarios neurológicos de las vacunas contra COVID-19”, dijo Safavi en un email a uno de los pacientes, el 3 de marzo de 2021.
“Creemos que los síntomas son reales. Esa es la razón por la que hemos estado tratando pacientes”, dijo Nath en un mensaje diferente, el 27 de julio de 2021.
Los pacientes inicialmente expresaron su gratitud al equipo por ayudarlos. Muchos tuvieron dificultades para ser tratados por médicos locales cuando les comentaron que se habían vacunado antes de que comenzaran los problemas.
“Finalmente, en los NIH, pude recibir un diagnóstico apropiado”, dijo a The Epoch Times Brianne Dressen, maestra de preescolar que live en Utah. “Después de que pude recibir el diagnóstico apropiado de los principales investigadores sobre COVID, mis médicos comenzaron a tomarme en serio”.
Brianne Dressen habla con “American Thought Leaders” de EpochTV. (Captura de pantalla de The Epoch Times)
Los registros médicos de la visita de Dressen muestran que los médicos de los NIH la diagnosticaron con “síntomas neurológicos persistentes tras la vacuna contra SARS-CoV-2” y “neuropatía post-vacuna”. SARS-CoV-2 es otro nombre para el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), el cual causa la enfermedad COVID-19. Una neuropatía son daños a los nervios, lo cual puede afectar el sistema nervioso del paciente y provocar síntomas como debilidad en las extremidades, pérdida de visión y pérdida de control muscular.
La Dra. Danice Hertz, gastroenteróloga jubilada que vive en California, fue examinada de forma virtual por expertos de los NIH. No le dieron un diagnóstico definitivo. Pero Safavi escribió en un mensaje a Hertz: “Lo que está claro [es] es que usted desarrolló una reacción inmediata a la vacuna con algunos síntomas sistémicos continuos debido a la evolución de características neuropáticas”.
“Sabemos fehacientemente que tras la vacunación y tras la infección pueden ocurrir complicaciones neurológicas inmunomediadas”, agregó.
Las evaluaciones se realizaron siguiendo un estudio protocolar iniciado en 2015, llamado “Estudio de Historia Natural sobre Enfermedades Inflamatorias e Infecciosas del Sistema Nervioso”. Nath dijo a The Epoch Times en un email que su equipo examinó a unos diez pacientes, aunque a la revista Science le dio otra cifra.
Otras personas que experimentaron problemas tras vacunarse dijeron a The Epoch Times que no lograron obtener ayuda de los NIH u otras agencias. A Angelia Desselle de Louisiana, por ejemplo, le dijeron que podría viajar al NINDS para ser examinada pero dejó de ser contactada por el instituto antes de concretar la visita.
Los NIH son una agencia de investigación médica que trabaja para examinar enfermedades y reducir los problemas médicos. El NINDS se enfoca en los problemas cerebrales y del sistema nervioso.
Decepción
Incluso entre los que fueron examinados, la emoción de poder contactar a los mejores investigadores y a funcionarios de gobierno se convirtió en decepción y frustración cuando repetidas consultas no mostraban muchos signos de progreso en la investigación sobre problemas tras la vacunación.
Woodcock y Marks normalmente ofrecían alguna actualización solo tras ser presionados y ninguno habló en la esfera pública sobre las conversaciones que se daban en privado.
Nath y Safavi también se fueron distanciando a medida que avanzaba el 2021. Al final dejaron de ver pacientes. Nath le pidió a Dressen que dejara de derivarle gente, diciéndole que “no tenemos ningún ensayo clínico para (…) complicaciones relacionadas con las vacunas”.
Dressen respondió en enero que “siempre estaré en deuda con usted y lo que hizo por mí”, dándole crédito a Nath, junto con su marido, por mantenerla con vida. Sin embargo, añadió, su “corazón se quebró”.
“Ahora estoy más confundida que nunca sobre lo que realmente significó mi participación activa y voluntaria con el proceso científico, o a qué llevó”, escribió. “Este será el último email que envíe”.
“Al mirar atrás, puedo ver lo poco ético que fue, incluso cuando estaban ayudándonos”, dijo Dressen a The Epoch Times.
Hubo llamadas privadas y comunicación con médicos que trataban pacientes por daños por vacunas, pero no se revelaron mayores recomendaciones y los funcionarios federales siguen recomendando las vacunas para prácticamente todos los americanos.
Hertz contó estar conmocionada de que la FDA no reconozca públicamente los problemas post-vacunación, tras aprobar las vacunas de Moderna y Pfizer y autorizar la dosis de Johnson & Johnson.
“Se rehúsan a reconocer lo que le está ocurriendo a muchos miles de personas”, dijo Hertz a The Epoch Times. “Nos han abandonado completamente. Y nos sentimos descorazonados por ello”.
Mensajes conflictivos
Los pacientes sienten que los funcionarios de gobierno y los científicos están entregando un mensaje en público y otro en privado.
Nath, por ejemplo, dijo a la revista Science que no está seguro de que las vacunas provoquen serios problemas de salud a los pacientes.
“Hay que tener mucho cuidado”, dijo Nath a la revista, porque “las implicancias son enormes” si se llega a “la conclusión incorrecta”.
El Dr. Avindra Nath en una fotografía sin fecha. (NIH)
En una presentación virtual en mayo de 2021, Nath pareció usar un tono diferente. Al mostrar una diapositiva con el título “Pueden las vacunas contra COVID-19 causas complicaciones neurológicas” que incluía una lista de complicaciones como la parálisis de Bell, Nath dijo que las vacunas “son muy seguras, pero comenzamos a ver algunas complicaciones neurológicas con ellas”.
Nath también fue coautor de un estudio publicado en julio de 2021 que señalaba que “complicaciones neurológicas de estas vacunas”, incluyendo derrames cerebrales y disautonomía, estaban siendo reportadas en VAERS.
Y en un email del 16 de septiembre de 2021, Nath pareció mostrar cierta exasperación al indicar que las vacunas han causado algunos eventos adversos.
“Normalmente cuando se lanza un medicamento, es responsabilidad del fabricante investigar y tratar los efectos secundarios. ¿Dónde están los fabricantes de vacunas en todo esto? ¿Han tratado de contactarlos? No puede ser responsabilidad del gobierno limpiar tras ellos. Son una compañía [con fines] de lucro y deberían ser los que se hacen cargo. ¿No crees?”, escribió.
Dressen dice que percibe estándares diferentes cuando se trata de vincular algunas condiciones con COVID-19 o cuando se las vincula a las vacunas contra COVID-19.
“Es bastante conveniente que esas asociaciones se vinculen fácilmente con el COVID, y también es algo extraño porque Nath mismo me dijo muchas veces que es un proceso inmunomediado asociado con la proteína pico”, la cual se encuentra tanto en el COVID-19 como en las vacunas, y añade que está esperando que se publiquen los datos.
Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson no respondieron a una solicitud de comentarios. Según la ley federal, los fabricantes de vacunas son inmunes a juicios por su responsabilidad a menos que haya “mala praxis intencional”. El gobierno estableció el Programa de Compensación por Lesiones Ocasionadas por Contramedidas para compensar a las personas dañadas por las vacunas, pero desde el 1 de enero no se ha aprobado ninguna denuncia de daños por vacunas o por otras contramedidas. Cuatro fueron denegadas porque “no se alcanzó el estándar de evidencia de causa y/o la lesión cubierta no se prolongó”.
“Quedaron desamparados”
“Estas víctimas de lesiones por vacunas quedaron desamparadas, y me imagino lo molestas que están”, dijo a The Epoch Times Barbara Loe Fisher, presidente y cofundadora del Centro Nacional de Información sobre Vacunas, que aboga por la transparencia respecto a las vacunas.
“Los NIH y los CDC deberían investigar las denuncias de disfunción cerebral tras la vacuna contra COVID como máxima prioridad, y la FDA debería hacer públicas inmediatamente las 450,000 páginas de los ensayos clínicos de Pfizer sobre Comirnaty”, agregó usando el nombre formal de la vacuna de Pfizer, y haciendo referencia a la lentitud de la FDA por producir los documentos sobre los ensayos de Pfizer.
Al preguntársele sobre si su equipo hizo progresos en identificar por qué algunas personas sufren problemas neurológicos después de vacunarse contra COVID, Nath dijo a The Epoch Times: “No sabemos qué hace que algunas personas sean vulnerables a las complicaciones de la vacuna en general”.
“Esto requerirá amplios estudios epidemiológicos para determinar comparaciones entre vacunas”, agregó en respuesta a una pregunta sobre si alguna de las vacunas está relacionada con más casos que otras.
Nath dijo que su equipo dejó de ver pacientes porque “la atención clínica es mejor cuando es provista por médicos en la comunidad o en otras instituciones académicas”.
Nath envió los hallazgos de su equipo como una serie de casos observacionales a dos revistas médicas en marzo de 2021, pero ninguna aceptó el manuscrito. “No se nos dio una razón”, dijo un vocero de NANDS, la agencia de Nath, a The Epoch Times en un email. No quisieron decir qué revistas eran. The Epoch Times presentó solicitudes por la Ley de Libertad de Información para obtener el manuscrito y misivas adicionales de Nath y Safavi. El estudio seguía en curso a mediados de 2021, y Nath dijo a la revista Science que el equipo envió una serie de casos de 23 pacientes a una tercera revista en enero.
“No hay datos que muestren que las vacunas causaron los síntomas en estos pacientes. Es importante señalar que hay una diferencia entre causalidad y asociación. Causalidad significa que la exposición produce el efecto y normalmente es determinada por un amplio estudio epidemiológico. Una asociación es una relación entre dos variables, pero una variable no necesariamente causa la otra variable”, agregó el vocero de la agencia.
Pero no todos coinciden con eso.
“Las vacunas contra COVID causan efectos neurológicos secundarios”, dijo el Dr. Josef Finsterer, neurólogo de la Klinik Landstrasse en Austria, a The Epoch Times en un email. Recientemente publicó una revisión de estudios donde detalla eventos neurológicos post-vacunación.
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Aumento de la pubertad precoz, otro mal de la pandemia
Desde México hasta Argentina, las consultas por desarrollo prematuro se multiplicaron durante la emergencia por COVID-19. Los médicos alertan sobre la brecha entre la madurez biológica y la psicoemocional
En marzo de 2021, en Argentina, Analía Reyno llevó a su hija de 7 años a la consulta pediátrica para el control anual. Un año antes todo estaba bien, pero esta vez la pediatra observó la presencia de vello en las axilas de la nena. Dos meses después, cuando tuvieron turno con la endocrinóloga, ya se le había formado el botón mamario, tenía vellosidad en todo el cuerpo y el cabello graso.
Los estudios clínicos confirmaron las sospechas: era pubertad precoz (PP). Con el fin de completar el diagnóstico, le hicieron radiografía de la mano izquierda para obtener la edad ósea, que les daba cinco meses adelantada, y placa de ovarios y útero, que detectó presencia de folículos en los ovarios. Los análisis hormonales de sangre estaban completamente desfasados con la edad.
Incluida en el Catálogo Internacional de Enfermedades vigente (CIE10), la PP ocurre cuando las niñas comienzan a desarrollar caracteres sexuales secundarios antes de los 8 años y los niños antes de los 9. También se cataloga así a la aceleración de los cambios fisiológicos, aunque hayan comenzado después de los 8 años.
La pubertad tiene tres fases: comienza con un ‘estirón’. Luego, viene el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios: aparece el vello en las axilas, el rostro y la zona genital; en ellos, aumenta el tamaño de los testículos; en ellas, comienzan a crecer los pechos. En la etapa final, ambos adquieren capacidad reproductiva. Entre cada fase transcurren al menos seis meses, pero cuando es precoz, el periodo entre cada cambio puede disminuir.
Esta historia colaborativa publicada por A Tiempo.TV, elDiarioAR y CONNECTAS, encontró que el caso de la hija de Analía está lejos de ser aislado. Desde la aparición del covid-19, endocrinólogos pediatras de todo el mundo reportan aumentos en la consulta y los diagnósticos de esta condición. Aunque los datos no están consolidados, sí han prendido las alarmas en la comunidad médica y empiezan a ser discutidos y estudiados por diferentes asociaciones, entre ellas las de pediatría.
El asunto también preocupa a los padres de familia. No solo se sienten confundidos por la falta de conocimiento de algunos médicos sobre esta condición, lo que demora los diagnósticos y hace que el mal avance, sino por los altos costos de los tratamientos. Esto los ha llevado a unir fuerzas para presionar a los gobiernos y a los congresos a diseñar políticas públicas para enfrentarla y a incluirla dentro de los planes obligatorios de salud.
Poco después de que Italia decretó su primer confinamiento, médicos del Hospital Infantil Bambino Gesù detectaron que la consulta por sospechas de pubertad precoz se duplicó entre marzo y septiembre de 2020 en comparación con 2019. Por cada niña diagnosticada antes de la pandemia, 2,5 recibieron un diagnóstico durante y después del confinamiento. E infantes que habían sido diagnosticados antes de la emergencia sanitaria estaban regresando porque la progresión de su desarrollo se aceleró durante el encierro.
Lo mismo sucede en Argentina. “El primer vínculo que vimos entre pandemia y pubertad precoz es observacional: se quintuplicó la proporción de pacientes pediátricos, fundamentalmente niñas, con consulta al endocrinólogo en relación al desarrollo puberal precoz respecto de los años anteriores. Esa proporción se confirmó en los diagnósticos”, reporta Guillermo Alonso, jefe de Endocrinología Pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires.
“Estoy recibiendo por lo menos un caso nuevo cada semana, cada dos semanas. Es decir, fácil se han duplicado los diagnósticos, pero esto es un aproximado, es mi experiencia. Falta mucho para reunir estadísticas”, dice Pía Martínez Gigena, endocrinóloga pediatra de un hospital regional en la ciudad de Aguascalientes, México. En 15 años de carrera no había visto tantos casos. Por eso se comunicó con colegas dentro y fuera del país y confirmó sus observaciones: “En la Ciudad de México es donde más se concentran, pero hay en todos los estados: en Nuevo León; en la zona del noroeste, por Baja California; en el sur de México… En República Dominicana, El Salvador y otros países de Centroamérica”.
En Colombia, según la médica Estefanía Pinzón, que presidió la Asociación Colegio Colombiano de Endocrinología Pediátrica entre 2019 y 2021, durante la pandemia la consulta por pubertad precoz aumentó 40 por ciento y en departamentos como Antioquia y Valle del Cauca llegó a 50 por ciento. Tras la valoración, no todos los casos se diagnostican así, pues puede tratarse de pubertad temprana, cuyo tratamiento es diferente y no siempre requiere fármacos.
Qué está pasando
“Mamá, ¿esto es sangre?”, preguntó su hija a Laura Anette González un día de enero de 2021, poco antes de cumplir 10 años.
Le sorprendió que Romina empezara a menstruar tan pequeña. Hizo memoria y también preguntó: a ella, la regla le había llegado a los 11 o 12 años; a su madre, abuela de la niña, a los 15, pero a la bisabuela desde los 8 años. Pensó que era de alguna forma normal.
Pero Romina no era la única niña de su escuela que estaba desarrollándose más rápido. Otras estudiantes de su primaria en Guanajuato, México, pasaban por lo mismo y fue la madre de una compañera quien le recomendó a Laura una endocrinóloga para que revisara a su hija. La doctora la diagnosticó con pubertad precoz y obesidad.
“Me dijeron que su pubertad precoz se debía a que, durante la pandemia, ella empezó a subir de peso porque no hacíamos nada. Estábamos en casa, tomaba clases allí, toda la mañana sentada y empezó a acumular más grasita en su cuerpo y eso fue”, explica Laura.
La mamá recuerda que unos tres meses antes de su menarquia, como se llama a la primera menstruación, Romina se había quejado de dolor en los pechos y en el vientre, y le había dicho que le estaba saliendo vello, pero no le prestó mucha atención. Así es que comenzó a desarrollarse antes del confinamiento, pero la progresión de su pubertad se aceleró con la pandemia.
La pubertad precoz es poco común, pero no nueva. Su incidencia se calcula en un caso por cada 5.000 a 10.000 infantes, con una predominancia femenina de entre 10 y 20 niñas por cada niño. Médicas como Estefanía Pinzón y Pía Martínez Gigena explican que esta diferencia puede ocurrir porque las menores están siendo “bombardeadas” por disruptores endocrinos, como los parabenos y otras sustancias presentes en los esmaltes de uñas y demás productos cosméticos. Incluso un trabajo publicado por JAMA Pediatrics sobre tendencias en el desarrollo de las niñas en el mundo señala que se necesitan más investigaciones.
Lo que sí está probado es que el factor que más influye en la aparición de la pubertad es la genética: es más probable que una niña tenga pubertad precoz si su madre o su abuela se desarrollaron prematuramente.
También hay certeza de que el entorno y los hábitos inciden en el comienzo de la pubertad. Uno de los factores más importantes es el índice de masa corporal, que fue afectado por el encierro, pues la niñez del mundo dejó de hacer ejercicio y empezó a consumir más alimentos ultraprocesados. Según las especialistas, niñas y niños con obesidad y sobrepeso son más propensos a tener PP, pero también ocurre al revés: la pubertad precoz propicia la acumulación de grasa en el organismo.
La incidencia de otros comportamientos apenas empieza a estudiarse. Al examinar la posible relación entre el confinamiento y la intensificación del impacto de factores disparadores de la pubertad y su progresión, el primer grupo de médicos italianos que reportó el incremento de casos de PP en la pandemia midió el tiempo que los niños pasaban frente a pantallas antes y durante la hora de dormir. Según ellos, el uso más prolongado de aparatos electrónicos puede contribuir a la aparición y/o aceleración del fenómeno porque afecta el ciclo del sueño al reducir la producción de melatonina por el cerebro, una sustancia que ayuda a la relajación muscular en las horas con menos luz solar.
“La luz azul que emiten las pantallas actúa como si se mantuviese la luz del día; entonces, evita que los niveles de melatonina comiencen a subir. Es como si tuviésemos un día alargado, simplemente”, explica Oscar Arias Carreón, neurofisiólogo del sueño en la Ciudad de México, adscrito al Hospital General Dr. Manuel Gea González.
Sin embargo, cree más factible que la PP esté relacionada con situaciones de estrés originadas por quedarse en casa aislados de otras personas —como también señala el equipo italiano—. Esto porque el organismo eleva su producción de cortisol, otra hormona que interviene en el ciclo de sueño, en situaciones de tensión.
Esta hipótesis del cortisol es un camino de vuelta al sobrepeso y la obesidad como factor de riesgo, pues los científicos han encontrado una relación entre los altos niveles de esta ‘hormona del estrés’ y el aumento de peso.
Otro factor externo que se ha identificado como posible propiciador de la pubertad precoz es la adopción, aunque no se ha determinado con exactitud por qué, como dicen los reportes, niñas y niños adoptados, sobre todo transculturalmente, tienen entre 20 y 30 veces más riesgo de desarrollarse prematuramente.
Carolina Hernández, en México, supo de esta relación apenas hace poco. La mayor de sus tres hijos adoptivos cursaba segundo de primaria y acababa de cumplir 9 años cuando comenzó a menstruar. Había tenido cambios de comportamiento y signos de desarrollo sexual, que la madre atribuyó al Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) con que la nena estaba diagnosticada.
Pero, cuando notó que la menor, una niña de 6 años, despedía un olor fuerte al transpirar, más propio de una adolescente, la revisó y se dio cuenta de que sus pechos estaban inflamados y tenía un vello incipiente. La endocrinóloga confirmó el diagnóstico de pubertad precoz y le dijo que lo más probable es que su hermana mayor también la hubiera tenido.
Las consecuencias
“No quiero que nadie más pase por lo que pasé yo”, dice Paola García, una mamá de la provincia de Misiones, en el norte de Argentina, donde conseguir especialistas es difícil. Ella pierde la cuenta de todo lo que hizo durante tres años para encontrar el diagnóstico de su hija, que hoy tiene 9. Los primeros síntomas habían aparecido a los 5 y aún estaba en educación inicial. “Ahí empezó el peregrinaje por médicos de todas las áreas: íbamos al traumatólogo y nos decía que no tenía nada, fuimos al alergista porque entre dolores abdominales y acné nos dijeron que podía ser una alergia alimentaria, fuimos a dos gastroenterólogos. El tiempo pasaba, los síntomas seguían y no teníamos nada”.
Aún sin diagnóstico, llegó la pandemia. La nena ya tenía 7 años y aparecieron nuevos síntomas. Al fin, en junio de 2020, una consulta con una ginecóloga infanto-juvenil le dio la clave: “Ni bien entramos al consultorio, sin tocarla, la médica ya me dijo que veía los síntomas de pubertad precoz. Para ese momento, ya se le estaba formando el botón mamario y tenía flujo vaginal estrogenizado, como si fuera una mujer adulta”.
Comenzó entonces un nuevo peregrinaje con la cobertura médica. Paola investigó porque faltaba información y así encontró los primeros estudios que hablaban de las razones de lo que le pasaba a su hija. “El impacto de la pandemia es notable: de no encontrar nada cuando mi hija empezó con esto pasamos en un año a encontrar cientos de casos en todo el país, casi todos aparecidos durante el confinamiento”.
Pero hay que tener en cuenta que el adelanto del comienzo de la pubertad ya venía de antes de la pandemia, un fenómeno que los científicos relacionan con la mejora en las condiciones de nutrición infantil en el último siglo. “El inicio de la menarquia se ha ido acortando más o menos de dos a tres meses por cada década”, precisa la médica Pía Martínez.
Lo que preocupa a los expertos es que esa madurez biológica no se corresponde con la madurez psicosocial, pues mientras la primera implica que las competencias reproductivas se desarrollan a temprana edad, la madurez social o psicológica solo se alcanza hacia el final de la adolescencia. En el documento Evolution, development and timing of puberty, los investigadores Peter D. Gluckman, de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, y Mark A. Hanson, de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, destacan: “Nuestra estructura social se ha desarrollado en la expectativa de una niñez más larga, una educación y entrenamiento prolongados y una competencia reproductiva tardía. Esta discordancia emergente crea presiones fundamentales en los adolescentes contemporáneos y en cómo viven en sociedad”.
La brecha también se extiende a la madurez psicosexual. La doctora Pía Martínez Gigena advierte: “Sí, es un trauma para muchas de las niñas que empiezan con estos cambios. No necesariamente una niña con pubertad precoz tiene un adelanto en la madurez psicosexual. Tristemente hay más casos de abuso sexual en niñas con datos de pubertad precoz. Un embarazo adolescente es mucho más riesgoso que el de una mujer que está completamente madura”.
Esos efectos emocionales son, de hecho, mucho más preocupantes que la frecuente reducción de la talla final. “La verdad es que esta parte de si se quedan chiquitas o no, era lo que menos me preocupaba. Me preocupaba más por lo emocional, lo social, lo psicológico”, dice Carolina Hernández, quien ha vivido estas situaciones con los estudiantes de las escuelas donde lleva años trabajando como psicóloga, y con la mayor de sus hijas.
“Por todos los cambios hormonales, tuvo conductas ya muy sexualizadas: interés por los niños, cambios de humor… Y todo esto, junto con la impulsividad que caracteriza su déficit de atención e hiperactividad, pues sí se empezó a complicar con lo que se conoce como conductas sexuales de riesgo, como ponerse en ciertas situaciones de peligro”.
Otras consecuencias son más inmediatas y también causan estrés en las familias. La endocrinóloga que revisó a la hija de Analía Reyno le indicó tratamiento trimestral con un medicamento que no estaba cubierto en su totalidad por el sistema de seguridad social. “Nos dijo que antes de empezar podíamos esperar uno o dos meses para ver si con la presencialidad escolar y la vida social bajaban los niveles”. Pero el tiempo pasó y no bajaron. Así que empezó a enfrentarse con la burocracia de la cobertura médica, con los costos excesivos y con el desabastecimiento entre julio y octubre porque el fármaco es importado.
Aunque no fue su caso porque tuvo diagnóstico oportuno, Analía, que es abogada, remarca que “muchos médicos pasan por alto una vellosidad axilar, una sudoración olorosa o distintos signos de pubertad precoz” y agrega: “La desesperación de personas que entran todos los días a los grupos es terrible: van y vienen por consultorios sin dar con el diagnóstico y, cuando lo tienen, siguen dando vueltas en la burocracia para obtener la medicación”.
Por eso, personas como ella recibieron con entusiasmo, pero mucha cautela hasta que la vean aplicada, la resolución del Ministerio de Salud de Argentina sobre “la inclusión en el PMO de los Agentes del Seguro de Salud y Entidades de Medicina Prepaga a los medicamentos para el tratamiento de la Pubertad Precoz Central”. La decisión fue producto de la presión ejercida por la campaña Transitando la Pubertad Precoz (TPP), de la que Paola García se convirtió en referente. En apenas tres meses ya reúne a casi mil doscientas familias.
Esta medida no detiene el aumento de casos de pubertad precoz, pero sí les da una esperanza a miles de familias que, como Analía y su hija, deben lidiar con una condición cuyo vínculo con la pandemia apenas se está estudiando. Por lo pronto, no hay duda de que durante estos casi dos años de restricciones sobre todo las niñas se están desarrollando a más temprana edad y muchos estados aún están en deuda para atender el fenómeno como un asunto de salud pública..
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