lunes, 11 de noviembre de 2024

La Bóveda del Fin del Mundo recibe miles de semillas nuevas// El ADN humano se dirige a la "Bóveda de semillas" de la Luna para que los extraterrestres lo encuentren.

 

La Bóveda del Fin del Mundo recibe miles de semillas nuevas

Una bodega en Noruega construida para resguardar la biodiversidad de las semillas recibió poco más de 30.000 muestras nuevas mientras crece la preocupación sobre el cambio climático y la seguridad alimentaria.

La Bóveda Global de Semillas de Svalbard, en Noruega. Esta instalación alberga más de 1,3 millones de muestras.Credit...Steffen Trumpf/Picture Alliance, vía Getty Images



La Bóveda Global de Semillas de Svalbard, en el norte de Noruega, está concebida como el último recurso de la humanidad. Imagínala como el cobertizo del fin del mundo: una cápsula genética segura, a salvo en caso de que alguna catástrofe (como un meteorito o un desastre climático) amenace los cultivos del planeta.

El depósito ya contaba con cerca de 1,3 millones de muestras de semillas de unas 7000 especies, enviadas desde todo el mundo. La semana pasada recibió alrededor de 30.000 nuevas.

La cifra en sí es significativa: es una de las mayores adiciones únicas desde que la bóveda se creó en 2008 (suelen hacerse tres depósitos al año).


Pero, según Asmund Asdal, coordinador de la bóveda noruega, quizá lo más relevante sea la cantidad de los llamados bancos de genes—organizaciones que almacenan sus propias reservas de semillas en lugares de todo el mundo— que participaron en esta última donación.

“Ahora es más importante que muchos bancos de genes nuevos de partes del mundo en desarrollo están depositando material genético valioso y único”, escribió en un correo electrónico. Algunos, dijo, hicieron sus primeras contribuciones la semana pasada.

Svalbard no es el único lugar donde se almacenan semillas. Pero está pensado como una caja fuerte, una cámara de almacenamiento sellada casi por completo, para su uso en caso de emergencia. La mayor parte del trabajo de guardar, estudiar y compartir semillas se realiza en los bancos de genes. Esos bancos funcionan de manera similar al sistema de archivos de una computadora, en el que se guardan documentos, pero a los que se puede acceder con facilidad. Svalbard es el disco duro externo desde el que se pueden recuperar los archivos en caso de pérdida.

Asdal explicó que, en los últimos años, los organizadores de la bóveda han ampliado su alcance: consideran su trabajo como una carrera contrarreloj, sobre todo para llegar a los países en desarrollo o a las comunidades rurales, con el fin de protegerse de la posibilidad de que los bancos de genes sean destruidos por calamidades como inclemencias meteorológicas, conflictos o averías en los equipos.

Como dice Mike Bollinger, director ejecutivo de Seed Savers Exchange, un banco de semillas sin fines de lucro de Estados Unidos: “Si la pierdes, desaparece para siempre”.


El interés en la recolección de semillas, así como el tamaño del último depósito de muestras, refleja “el creciente estrés, la urgencia, la necesidad de actuar en tiempos de cambio climático”, comentó Stefan Schmitz, director ejecutivo de Crop Trust, que gestiona la bóveda de Svalbard junto con el gobierno noruego y NordGen, un centro de investigación genética.

En esta ocasión, 23 bancos de genes hicieron contribuciones, uno de los mayores grupos en hacerlo en una sola ventana desde 2020. Según el recuento de Crop Trust, en el mundo existen más de 1750 bancos de genes.

“Estos depósitos reflejan una conciencia generalizada de que el clima en el que los humanos han prosperado durante los últimos 10.000 años ha desaparecido”, escribió en un correo electrónico Laurie Parsons, académica de Royal Holloway, Universidad de Londres, que estudia el cambio climático.

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El interior de la Bóveda de Svalbard en 2018. Las cajas contienen semillas de todo el mundo. La última donación es una de las adiciones únicas más grandes desde que se inauguró la bóveda en 2008. Credit...Helene Dauschy/Agence France-Presse — Getty Images
El fin del mundo, al menos tal y como lo conocemos los humanos, podría no originarse de una sola catástrofe. Los bancos de genes también protegen contra la posibilidad de una desaparición gradual. Y, como sucede con los huevos, es mejor no poner las semillas en la misma cesta.

Entre las amenazas, la crisis climática ocupa un lugar destacado. En 2023, el año más caluroso jamás registrado, unos 2300 millones de personas enfrentaron una inseguridad alimentaria moderada o grave, según la Organización Mundial de la Salud. Los investigadores también han descubierto que más de una tercera parte de las especies arbóreas del mundo corren el riesgo de extinción. Muchas de las nuevas semillas de la bóveda proceden de zonas que sufren inundaciones desastrosas o furiosas olas de calor, lo que dificulta la producción de cultivos.

Las amenazas más inmediatas proceden de los conflictos humanos. Los combates han desplazado a los agricultores y las bombas han arrasado los cultivos.

El primer retiro de la bóveda de Svalbard se hizo en 2015, después de que la guerra civil de Siria devastó un banco de semillas cerca de Alepo. Las muestras recuperadas se enviaron a almacenes de Líbano y Marruecos.

Este año, algunas semillas llegaron de los territorios palestinos ocupados por Israel. A principios del año próximo llegarán más de Sudán, país asolado por el hambre y la guerra civil.

Hay otras preocupaciones. Las semillas no se conservan para siempre. Los cultivos modificados genéticamente, utilizados a menudo en la agricultura industrial, han desplazado a las variedades más antiguas. Esto puede hacer que los cocineros y jardineros locales, que cultivan y utilizan semillas tradicionales, se conviertan en engranajes importantes de la maquinaria de conservación de la diversidad.


Schmitz cree que el futuro de la agricultura resistente al clima podría depender de las semillas que los agricultores han pasado por alto durante décadas. Los 1145 depósitos de Chad, por ejemplo, se han adaptado para resistir un clima extremo. Podrían ser útiles para los investigadores que intentan cultivar plantas resistentes al calor y a las lluvias irregulares.

“La humanidad se olvidó, un poco, de la riqueza, la riqueza de lo que tenemos”, dijo Schmitz.

Svalbard (un archipiélago que también alberga otros registros de la humanidad, como el Archivo Mundial del Ártico, un importante centro de almacenamiento de datos) es clave para la conservación.

Pero el Ártico está cambiando.

El año pasado, las temperaturas aumentaron cuatro veces más rápido que en otras partes del mundo. El deshielo del permafrost provocó una pequeña inundación en la entrada de la bóveda en 2016 (Schmitz comentó que esos problemas se han solucionado desde entonces y el agua de la inundación se acumuló lejos de los almacenes de semillas).

A pesar del aumento de las temperaturas, las semillas deberían estar a salvo en la bóveda protegida de Svalbard, que se mantiene muy por debajo del punto de congelación incluso sin electricidad, señaló Schmitz.


Schmitz reconoció que, aunque no existe la certeza absoluta, “diría que es el lugar más seguro que podríamos encontrar para esta tarea”.


Amelia Nierenberg es reportera de noticias de última hora para The New York Times en Londres y cubre noticias internacionales. Más de Amelia Nierenberg

Fuente:  https://www.nytimes.com/es/2024/11/01/espanol/la-boveda-del-fin-del-mundo-semillas.html



Fuente: 



Los secretos de la cámara del fin del mundo: por qué la salvación de la humanidad está en Noruega

Bajo tierra y a solo 1.300 kilómetros del Polo Norte, hay un arca de Noé de semillas para garantizar alimentos a la población del planeta en caso de crisis


A 1.300 kilómetros del Polo Norte, en la isla de Spitsbergen del archipiélago noruego de Svalbard, bajo tierra y a prueba de bombas, se halla lo que se ha bautizado como la cámara del fin del mundo o el arca de Noé de las semillas. Oficialmente, se denomina Banco Mundial de las Semillas y allí se almacenan un millón de variedades de 6.000 especies de todos los climas y continentes. El objetivo: asegurar que el ser humano pueda seguir produciendo alimentos en el caso de que se produzca una catástrofe.

Durante el último siglo, según datos la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación, FAO, de 6.300 especies de razas ganaderas catalogadas, solamente han pervivido 1.300. En el caso de las especies vegetales, en el mismo periodo han desaparecido el 75% de las mismas y dos de cada tres se hallan en peligro de extinción. Sobre el papel hay catalogadas más de 400.000 especies de plantas denominadas como vasculares, con raíz, tallo y hojas, de las que solamente entre 8.000 y 10.000 han sido utilizadas a lo largo de los siglos para la producción de alimentos. Sin embargo, la oferta alimentaria procede básicamente de unas 200 semillas y, de esa cifra, solamente nueve, caña de azúcar, maíz, trigo, arroz, patata, soja, palma, remolacha y yuca suponen dos terceras partes de la producción mundial de alimentos procedentes de la actividad agrícola.

Esta fuerte dependencia de unas pocas especies —que además están ligadas a unos pocos grupos multinacionales—, junto con la progresiva desaparición de la biodiversidad sustentada en las miles de especies tradicionales, alentó la preocupación en los años ochenta de organismos internacionales como la FAO o el Banco Mundial sobre la necesidad de proteger la disponibilidad de semillas para tratar de asegurar una oferta alimentaria para una población mundial situada hoy en 8.000 millones de personas, pero que en 2050 está previsto que sea de 10.000 millones. En este escenario, desde FAO se impulsó la constitución de un banco mundial de semillas donde todas las instituciones del planeta, unas 1.500, puedan almacenar una copia de seguridad de sus variedades y tener la posibilidad de acceder a la misma siempre que la necesiten. En este sentido, el banco actúa como la caja fuerte de un depositario.

José Esquinas, ingeniero agrónomo y experto en genética, ingresó en la FAO en 1978, donde desempeñó durante treinta años diferentes cargos como secretario de la Comisión de Recursos Genéticos. Fue uno de los impulsores de la iniciativa de construir un banco para la protección de semillas y en defensa de la biodiversidad. La idea tuvo muchos novios. España pujó por albergar este proyecto, pero finalmente en 2008 se decidió que su construcción se hiciera en una isla del archipiélago noruego de Svalbard.

Dos siglos

La nueva arca de Noé de las semillas tiene por objetivo asegurar su permanencia útil hasta dos siglos después y se encuentra ubicada en el espacio de una vieja mina en una montaña a unos 150 metros de profundidad y a 130 metros sobre el nivel del mar, con una humedad y temperatura baja constante sobre una superficie de unos 1.000 metros cuadrados dividida en diferentes cámaras, sin apenas luz. Las semillas, unas 500 por partida, se guardan en sobres con varias capas de papel de aluminio, almacenados en cajas donde se indican sus características. El banco es propiedad del Estado noruego y supuso una inversión de nueve millones de euros, a los que se sumaron otros 20 millones para eliminar humedades, más un millón de euros para su mantenimiento anual. Cuenta con el apoyo financiero de la FAO, junto a instituciones o fundaciones como Global Crop Diversity Trust y la fundación Bill y Melinda Gates.

Por cuestiones de seguridad, el banco se ha construido para sobrevivir a erupciones volcánicas y terremotos de hasta 10 grados en la escala Richter. La instalación cuenta con túneles de acero reforzado, temperatura constante de entre -3° y -18° grados centígrados para mantener las semillas durante dos siglos, tras un proceso de deshidratación de las mismas hasta el 5% de humedad, proceso que no resisten algunas especies como bellotas o castañas.

El espacio del banco está declarado como zona desmilitarizada. Desde su constitución, ha recibido en depósito más de un millón de variedades procedentes de 86 países e instituciones correspondientes a casi 6.000 especies. En general, los depositantes no han acudido al rescate por haber sufrido algún tipo de problema en la disponibilidad de sus semillas. La única institución que se vio obligada a recuperar semillas fue el Centro Internacional para la Investigación de la Agricultura en Áreas Secas, ICARDA, por la destrucción de 148.000 variedades que disponía en su almacén de Alepo (Siria) consecuencia de la guerra. La entidad había enviado a Svalbard un 80% de duplicado de sus semillas. En 2015, el ICARDA retiró 50.000 variedades para su siembra y, una vez recolectadas y repuestas en su propio banco, volvió a enviar al centro otras 50.000 semillas.

Esquinas recuerda la “amenaza” que supone la pérdida de la biodiversidad en el mundo por falta de empleo de las especies y variedades que se han ido adaptando a las condiciones medioambientales y advierte sobre los riesgos que supone el hecho de que hoy la oferta alimentaria esté ligada a la venta comercial de no más de 150 semillas, lo que califica como una auténtica “barbaridad”. En su opinión, las mismas son variedades muy uniformes y estables que aguantan mejor el uso de pesticidas, insecticidas o agroquímicos, pero, por ese mismo motivo, la semilla se puede ver atacada por una misma enfermedad, el frío o la sequía, y todas ellas mueren, cosa que no sucede con las otras variedades que se han ido adaptando al cambio climático. En este contexto, advierte de que la pérdida de diversidad y el auge de la nueva oferta supone tener una agricultura más productiva, pero mucho más vulnerable.

España pone a buen recaudo mil variedades

Aunque las actuaciones en España para evitar la pérdida de variedades y la recuperación de semillas se remonta a finales del siglo XIX, cuando la filoxera diezmó los viñedos, la estrategia más importante en esta dirección se sitúa en los años setenta y ochenta con las acciones del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias, INIA, junto con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, cuyo resultado es más de una treintena de bancos de cuyas semillas tiene una copia el banco nacional en la figura del Centro de Recursos Fitogenéticos (CRF). En su cometido de almacenar, recuperar y mejorar las semillas, el CRF cuenta con un fondo de unas 44.000 variedades. Desde marzo de este año, España tiene depositadas en Svalbard más de un millar de semillas de las que 300 corresponden a cereales de invierno, 114 son de trigos, 510 de leguminosas y 200 hortícolas. 

Fuente: https://elpais.com/economia/negocios/2023-01-02/los-secretos-de-la-camara-del-fin-del-mundo-por-que-la-salvacion-de-la-humanidad-esta-en-noruega.html



por Charlotte Edwards
28 de abril de 2022
del sitio web de TheSun-UK 
Crédito: NASA





joel kowsky

 

En caso de que el mundo sea destruido, los científicos planean almacenar ADN humano, junto con el ADN de millones de especies, en la Luna.

 

La idea es que los extraterrestres puedan descubrirlo en un futuro lejano y recrear la raza humana.

 

SpaceX de Elon Musk entregó una carga útil de ADN al espacio este mes.

Fuente

 


Planes interiores para

'Banco de semillas de ADN humano fuera del mundo' en la Luna

para que una civilización alienígena pudiera 'recrearnos'...
 

 

 

SpaceX acaba de lanzar una gran cantidad de ADN humano a la Estación Espacial Internacional .

La misión Crew-4 despegó el 27 de abril y parte del cargamento era un biobanco que contenía ADN de 500 especies diferentes. Una de esas especies eran los humanos y ahora hay más de 2000 muestras de ADN diferentes de muchas personas diferentes en el espacio.
 

 

La misión SpaceX Crew-4

llevó algo de ADN al espacio el 27 de abril

Crédito: EPA

 


Una compañía llamada LifeShip está detrás de la recolección de ADN.

Espera algún día crear un banco de semillas humanas genéticas fuera del mundo en la Luna.

La idea es similar a la Bóveda Global de Semillas que tenemos en la Tierra.

La Bóveda Global de Semillas tiene capacidad para albergar 4,5 millones de muestras de semillas.

Si ocurriera una catástrofe global y se destruyera una gran cantidad de vida en la Tierra, la Bóveda Global de Semillas podría ayudar a los humanos a cultivar plantas nuevamente o ayudar a una especie a regresar del borde de la extinción. LifeShip pretende hacer algo similar, pero con humanos y otros animales. Su sitio web dice :



"En LifeShip, creemos que la humanidad tiene un papel importante que desempeñar para continuar el ciclo de vida en el Universo y expandir la vida fuera de nuestro planeta.

 

"Creemos en preservar el modelo genético de la increíble biodiversidad de la Tierra tal como es hoy para las generaciones futuras.

"Creemos en promover la historia humana en el cosmos para dejar un legado y nunca ser olvidados.

"Creemos que podemos lograr esto dando pequeños pasos para sembrar vida más allá de la Tierra y extender la humanidad a las estrellas".

Enviar ADN humano a la ISS fue solo una "misión de demostración".

El plan es que el ADN humano sea enviado a la Luna en 2023.

LifeShip quiere que se coloque una "cápsula del tiempo genética" en la superficie de la Luna durante la misión de aterrizaje lunar Astrobotic de la NASA.

La compañía no está 100% segura de lo que sucederá con el ADN humano en un futuro lejano.

 

Su sitio web dice "debido a que la cápsula del tiempo genético está diseñada para un futuro lejano, ninguno de nosotros lo sabrá con seguridad.

"Tal vez lo encuentre una civilización futura y lo use para recrear nuestro planeta tal como es hoy.

"Nuestros descendientes podrían llevar su código a las estrellas para sembrar un mundo completamente nuevo. Si bien todo esto es teórico, creemos que vale la pena salvar nuestros planos genéticos de la vida en la Tierra durante generaciones".

 

 

 

Video

 

 


 

 Fuente: https://bibliotecapleyades.net/ciencia3/ciencia_genoma199.htm



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