La falta de flexibilidad mental y la culpa: los cuchillos de tu salud mental
Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.
Última actualización: 02 agosto, 2019
Si repasamos puntos recurrentes en los estados emocionales negativos, encontraremos que la falta de flexibilidad mental y la culpa aparecen de forma habitual en muchos de ellos. Incluso podríamos decir que, además de aparecer, son uno de los principales agentes que hacen que esos estados negativos se mantengan.
La falta de flexibilidad mental habla de la incapacidad para cambiar de opinión cuando todas las razones abogan por ello. También alude a la incapacidad de contemplar una situación desde diferentes puntos de vista. Así, estas personas se manejan n la realidad en base a unas premisas muy rígidas y con pocos matices.
Tienen patrones cognitivos tan estipulados y rígidos, que vivir cualquier suceso que rompa con sus expectativas supone una fuente de ansiedad.
El origen de la culpa está muy estudiado. Podría decirse que en determinadas sociedades de tradición judeo-cristiana la culpa ha calado en la forma de procesar los acontecimientos dolorosos. De hecho, si acudimos al génesis nos encontraremos a una Eva culpable por haber mordido aquella maldita manzana.
La culpa tiene su cara positiva en cuanto a que impone un ejercicio de reflexión y de reparación de un daño. Por otro lado, muestra su cara negativa cuando queda suspendida de nuestro cuello como un peso muerto, impidiéndonos avanzar y sirviendo de lugar envenenado de referencia. Además, cuando se presenta de forma generalizada y para todo, la culpa es un sentimiento totalmente destructivo: no es útil, no es sanador y no hay nada creativo que pueda inspirar.
La culpa y la inflexibilidad nos alejan del confort mental
Estos dos factores causan “rumiación“, un concepto dentro de la psicología que hace referencia a la incapacidad para dejar de pensar acerca de algo. La rumiación excesiva se ha asociado con trastornos psicóticos, con neuroticismo, con trastornos alimentarios y con muchos trastornos más.
Esta relación es lógica: si somos incapaces de ver distintos hechos desde distintos puntos de vista, si todas nuestras ideas preconcebidas no encajan con lo que estamos viviendo… vamos a pensar qué es lo que falla en nosotros. Y pensaremos mucho, pero para solucionar nada. Simplemente será un autocastigo mental infligido por nosotros mismos.
Si además de esto, debido a esta inflexibilidad, el medio en el que nos encontramos nos exige respuestas y nosotros creemos estar continuamente equivocándonos porque no son las ideas con las que partíamos en nuestra mente, nos vamos a sentir culpables. Con estos dos aspectos operando en nuestra mente, ésta va a adquirir una actividad “frenética, angustiosa e inútil”.
Cómo saber si la inflexibilidad y la culpa me “amargan la vida”
Para saber cómo de afilados son estos dos cuchillos en tu salud mental, lo mejor es que veamos un ejemplo:
Imaginemos una mujer que ha recibido suficiente información como para tener muy presente una profecía: en el caso de ser madre, sería generosamente recompensada por su círculo social. Además, su cerebro constantemente tiene que procesar un información: el nacimiento de su hijo será algo feliz e insustituible, carente de contradicciones y de momentos de duda.
Su esquema mental acerca de la maternidad será rígido, inflexible y utópico: la maternidad es bella porque es algo instintivo y lo sabré hacer bien porque es bello, instintivo y simplemente eso me hará feliz en todo momento. En su esquema, las dudas acerca de esta idea son inadmisibles y peligrosas para su bienestar.
Esta mujer, al experimentar el gran cambio que supone un embarazo, un parto y un postparto se puede sentir contrariada. Su embarazo ha estado lleno de molestias físicas, su ánimo no es tan alegre como esperaba y el parto y el postparto no le resultaron una experiencia gratificante. Entonces aparece una sensación de vacío existencial muy profunda que se enfrenta directamente a sus expectativas y a su esquema ingrávido.
Así, si su esquema no deja cabida a unas ideas que puedan aliviar la forma en la que se siente, tales como que los cambios hormonales ocurren, que el cansancio es agotador y que es normal sentirse algo “extraña”, ella evaluará todo esto de una sola forma: soy una mala madre por no sentir solo alegría y soy culpable por ello.
Esta persona solo podrá actuar de dos formas: seguir autocastigándose por no sentir lo que debería, o por el contrario relajar su sistema de creencias para entender que la maternidad es una experiencia compleja pero no por ello deja de ser maravillosa. Que hay que albergar todos esos sentimientos de dolor y manejarlos porque forman parte al igual que la alegría del momento que está viviendo.
Para poder hacerlo, deberá combatir no a los sentimientos que creen que no deben estar en su cabeza, sino al sistema de creencias y la culpa que están impidiendo que los experimente de una forma sana y fluida.
Cómo combatir la inflexibilidad mental y la culpa
Hay varias maneras de combatir estos dos grandes enemigos de tu bienestar, desde distintos campos y de distintas formas, desde lo más teórico a lo más práctico. Veamos algunas de ellas:
- Es momento de relajarte. Eso no quiere decir que te tumbes en la cama sin hacer nada durante horas. Tener la mente en calma es practicar la consciencia, descubre el Mindfulnness y algunas lecturas, como las del autor Eckhar Tolle.
- Practica lo aprendido. No es fácil empezar a practicar esta forma de relajación así que ayúdate en esto. Busca situaciones fáciles y agradables, como dar un paseo, pintar o leer. Si comienzas haciéndolo en esos contextos, progresivamente lo podrás ir aplicando a otros, como estar en la oficina tramitando pedidos o impartiendo una clase delante de 20 niños.
- Busca ayuda profesional. Es importante trabajar tus esquemas rígidos y erróneos. Un psicólogo de orientación cognitiva es un profesional especializado ayudarte a desmontar todo aquello que te está haciendo sufrir innecesariamente, además de estructurar y explotar aquellas ideas que tienes y que sí son sanadoras para ti. No es “un lavado de mente”, es una ayuda de la que tú mismo cogerás lo que quieras.
- Revisa tus creencias. No podemos revisar nuestras creencias sin haber relajado algo de tensión anteriormente. Si ya te encuentras más calmado tienes que hacer revisión de creencias, es decir: repasar qué formas de pensar y de actuar preconcebidas te alejan de estar en armonía.
- Haz cambios progresivos. Decir que vas a dejar de ser tan “cuadriculado” que vas a fluir un poco más y que vas a abrirte más a nuevas perspectivas de la vida es una actitud muy alentadora. Sin embargo, lo mejor es que la redirijas a hechos concretos.
- Los resultados de tus interacciones serán siempre mejores que los fantasmas de tu mente. Si te equivocas, te sientes ansioso o confundido no temas. No hay anda de malo en hacerte preguntas y trabajar a nivel mental, todo lo contrario. Los cimientos que sean sólidos se quedarán, el resto se caerán y tendrás la oportunidad de construir otros más acertados y flexibles.
Cómo alcanzar la claridad mental para decidir mejor.
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.
Última actualización: 22 diciembre, 2022
Si hay algo que envidiamos de muchas personas que han logrado el éxito es su capacidad para tomar decisiones. Más allá de la competencia y talento de cada uno, está su habilidad para usar sus dotes en la dirección adecuada. Algo así exige ser resolutivo, elegir la mejor estrategia en el instante de mayor incertidumbre. ¿A quién no le agradaría tener esa capacidad?
Puede que nos sorprenda, pero una de las herramientas para triunfar en cualquier ámbito de la vida es tener claridad mental. Hablamos de esa competencia con la que uno es capaz de apagar el ruido externo e interno para procesar mejor la realidad y decidir con mayor acierto. Es poder situar el foco en lo que es importante con lucidez, armonía interna y autoconfianza.
El problema es que nadie nos entrena en esta dimensión excepcional; una que ni siquiera viene en los manuales de autoayuda. Se trata de una estrategia psicológica de gran valor que revierte tanto en el ámbito laboral, como en el relacional, hasta llegar a la propia salud mental. Porque quien es capaz de serenar los pensamientos disfuncionales, por ejemplo, halla ese equilibrio interno con el que recuperar el control de su vida.
¿Y si descubrimos cómo desarrollar este enfoque mental tan poderoso?
“O controlas tu mente o ella te controla a ti”.
-Napoleon Hill-
5 estrategias para ganar claridad mental
Si a muchos de nosotros nos cuesta alcanzar la claridad mental es porque ese no es nuestro estado psicológico predeterminado. La mente prefiere estar alerta, tiene obsesión por masticar preocupaciones y por imaginar futuribles de lo más catastróficos. Es así como nos protege de lo que “pueda pasar”. Aunque mientras lo hace, nos somete a la ansiedad persistente y a la insatisfacción.
De este modo, el coste de no poder pensar con claridad es inmenso y lo conocemos todos. Si la mente se llena de perturbaciones, ideas irracionales, suspicacias, estrés y emociones de valencia negativa, la ansiedad se eleva hasta cuotas desmedidas. Es entonces cuando decidimos sin pensar y de manera atropellada, aumentando al mismo tiempo la sensación de falta de control y la probabilidad de que se produzca un trastorno psicológico.
Es responsabilidad nuestra educarla, activar otro enfoque más saludable que disipe esa niebla de excesos que todo lo opaca. De este modo, un estudio de la Universidad de Utah, por ejemplo, destaca algo interesante al respecto. Un modo de desarrollar esa claridad es mediante la atención plena, la cual es un camino para potenciar nuestra conciencia del yo. Esa es la clave, veamos cómo lograrlo.
1. Simplifica, una vida sencilla permite ver lo prioritario
Menos no solo es más, sino que también es salud mental. Nos hemos habituado a una existencia a menudo cargada de artificios y numerosos estresores. Llenamos nuestros horarios de numerosas actividades, las cuales no siempre nos satisfacen. Lo mismo sucede con nuestras relaciones. Hay quien asocia el éxito social a contar con muchos amigos, con tener múltiples contactos sociales.
Sin embargo, ese exceso de interacción y multitarea lo único que hace es llenarnos de ruido. Si a eso le añadimos el peso de las redes sociales, las notificaciones y la necesidad de ser como la sociedad espera, tenemos el sufrimiento más que garantizado. Simplifiquemos nuestra vida y hallaremos la claridad mental.
2. Regula tus emociones para pensar mejor
Las emociones difíciles, como la ansiedad, la tristeza, la frustración o el enfado, son esa bruma que colapsa la mente. Nuestra capacidad de decisión se merma si estamos dominados por emociones de valencia negativa. Saber regularlas nos permitirá atender la realidad desde una posición de calma con la que pensar en la respuesta más adecuada en cada circunstancia.
3. La atención plena y la calma del aquí y ahora
Lo señalábamos con anterioridad. Un modo eficaz de desarrollar la claridad mental es mediante la atención plena. Esa práctica ancestral lo que consigue es entrenar la atención para focalizarla donde de verdad importa: en el momento presente.
Además, esta herramienta no solo nos permite regular el estrés y el pensamiento errante, también nos dota de autoconciencia, es decir, de esa mirada sabia, que sabe conectar con el interior para saber qué sucede y qué necesitamos. Es un canal directo al Yo para conectarlo con el mundo de manera auténtica, guiándonos así hacia nuestras metas.
4. Clarifica tus prioridades, tus valores y propósitos
La persona que eres se edifica mediante una serie de raíces: tus valores, tus propósitos y tus prioridades. No basta solo con clarificar estas realidades, hay que tenerlas presentes cada día para mantener así tu claridad mental. Por ello, te será útil responder a las siguientes preguntas:
- ¿Qué valores son los que te definen en este momento y que no deberías dejar que otros vulneraran?
- ¿Qué metas te has propuesto a corto y largo plazo?
- Ahora mismo, ¿qué es prioritario en tu vida? ¿La familia, el trabajo, tu salud? ¿Hay algo que enturbie esas dimensiones? ¿Qué deberías hacer para salvaguardarlo?
5. Pensamiento crítico
¿Procesas tu realidad desde una mirada crítica? ¿Cuestionas aquello que la mayoría da por sentado? ¿Sueles analizar tus propias creencias o concepciones para saber si no están condicionadas por prejuicios? Tener un pensamiento crítico implica no solo ver el mundo desde una perspectiva más analítica, sino tomar conciencia de que también nosotros actuamos mediante sesgos.
La autoconciencia también requiere activar ese yo que se cuestiona y que no se deja condicionar por el entorno, para activar así la claridad mental y decidir mejor.
Conclusión
A las estrategias psicológicas aquí señaladas debemos añadir consejos que tienen que ver con la salud física. Una mente clara necesita, por ejemplo, unos buenos hábitos de vida. Entre ellos están el buen descanso nocturno, una alimentación balanceada y el ejercicio físico. Como bien sabemos, cuerpo y mente conforman un todo que debemos cuidar y atender a diario.
La claridad mental es como ese río que fluye en armonía y cuya pureza permite ver la belleza de esas piedras relucientes que hay en su lecho. No dudemos en promover esa misma armonía y transparencia con la que ser nosotros mismos en cada paso, en cada avance vital.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/como-alcanzar-claridad-mental-decidir-mejor/
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