En este nuevo editorial, El Presto expone una de las prácticas más repulsivas del kirchnerismo: la utilización de los niños con fines políticos. Desde las unidades básicas hasta las aulas, el adoctrinamiento militante sembró el germen de generaciones manipuladas, sin pensamiento crítico, con discursos prestados.
Recordamos el caso de Casey Wonder, el niño militante mimado por Cristina Kirchner en 2014, convertido en símbolo del relato K. Y analizamos la reaparición de estas tácticas con Pedrito, el niño pro-Milei que repite frases como lorito, mientras los adultos a su alrededor lo aplauden.
Porque esto no es nuevo, y no tiene color político: el uso de menores para alimentar relatos es una práctica de populismos mediocres que destruyen la inocencia de los chicos y los transforman en estereotipos funcionales al poder de turno.
Además, hablamos de Lucía Montenegro, legisladora porteña de LLA, que también usa niños para hacer campaña. Porque los extremos se tocan... y a veces, se copian.
📌 La infancia no se mancha.
📌 Los chicos lejos de la política, y los grandes a hacerse cargo.
📌 ¡No más adoctrinamiento!
🧠 Pensá. Cuestioná. No repitas.
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