Jack Dorsey opina que la plataforma revela "un diálogo intenso sobre los cambios políticos" en EE.UU. y otras partes del mundo.
Publicado: 17 feb 2017 06:48 GMT
En las redes sociales en EE.UU. se observan tendencias parecidas a las de la primavera árabe, según ha declarado en una conferencia de tecnología en San Francisco el director ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey, citado por la revista 'Fortune'.
"[Hay] un gran número de idénticas pautas que hemos visto durante la revolución verde en Irán y la primavera árabe", ha señalado Dorsey, sugiriendo su interpretación de los sentimientos en la red social a día de hoy.
Según Dorsey, la plataforma de su red social demuestra claramente "un diálogo intenso sobre los cambios políticos" que tienen lugar en EE.UU. y todo el mundo. Ha explicado que enfocarse en cosas poco relevantes se ha vuelto parte de la cultura en EE.UU. Sin embargo, "hoy en día todo está puesto en perspectiva, y Twitter está en el centro de las conversaciones más importantes".
La primavera árabe marcó la ola de protestas que sacudió al mundo árabe en el 2011 y que provocó golpes en Túnez, Egipto y Yemen, guerras civiles en Libia y Siria, manifestaciones a gran escala en Argelia, Irak, Marruecos, Omán y otros países. La revolución verde en Irán son las protestas de los opositores a Mahmud Ahmadineyad, que tuvieron lugar en el 2009 después de que fuese elegido para un segundo mandato presidencial.
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La manipulación y las redes sociales
María del Rosario Ramallo
A lo largo de la historia, ha habido personajes de distinta índole que han sentido la necesidad de estar en el centro de la opinión pública y que, para ello, han hecho uso de diferentes métodos, atrayendo al semejante a través del ingenio, con palabras y actitudes a veces dignas de elogio, otras, en cambio, merecedoras de repudio y de críticas negativas.
Para aludir a esa característica desafortunadamente bastante común ayer, hoy y siempre, la lengua cuenta con un verbo, ‘manipular’, y con un sustantivo, ‘manipulación’. Veamos cuál es el origen de estos vocablos.
En cuanto al verbo ‘manipular’, encontramos que proviene de la lengua latina y descubrimos con sorpresa que la voz pertenecía al ámbito militar; en efecto, tanto el verbo ‘manipular’ como el sustantivo ‘manipulación’ se vinculan a la palabra latina “manipulus”, cuya traducción es “manojo, puñado”; ella aludía al grupo de hombres, alrededor de ciento sesenta, a los que un jefe podía mandar con facilidad.
El vocablo derivaba de “manus” (mano) y del verbo “plere” (llenar), lo que nos da como resultado el puñado que puede abarcarse o contenerse con la mano, de manera de lograr su fácil manejo.
Si buscamos el término en el “Diccionario integral del español de la Argentina”, encontramos varias acepciones: la primera es “utilizar o mover una cosa empleando las manos o algún instrumento”. Así, en el ejemplo: “El obrero aún no aprendía a manipular esa máquina nueva tan compleja”.
La segunda acepción, referida a una persona, es “controlar a otros individuos e influirlos para obtener algún beneficio”: “Es increíble la habilidad con que esta persona manipula a sus compañeros de trabajo y cómo ellos se dejan manipular”.
La tercera acepción, muy ligada a la segunda y también referida a una persona, es “controlar y producir un cambio en una cosa con el objetivo de conseguir algún beneficio o de obtener algo”: “Los candidatos manipulan la información para lograr adhesión a través del voto”.
Es posible advertir que “manipular” tiene una connotación positiva, cuando alude a la capacidad que tienen algunas personas para manejar con precisión y conocimiento un objeto o un trabajo, como es el caso del operario que manipula un mecanismo con pericia y exactitud.
En cambio, la connotación es totalmente negativa –y, lamentablemente, es la más usada– si se refiere a hombres y mujeres que actúan sobre otras personas, sobre grupos o sobre instituciones para lograr beneficios personales.
Hay toda una serie de vocablos que forman la familia de “manipular”: por ejemplo, los sustantivos “manipulación” y “manipuleo”, que sirven para indicar la acción y efecto de manipular. De los dos, es aconsejable utilizar el primero. Las Academias corrigen el verbo “manipulear” y aconsejan, en su lugar, el uso de “manipular”.
Cada uno de nosotros cree que no es objeto de manipulación; sin embargo, el doctor Pedro Barcia, actual presidente de la Academia Nacional de Educación, nos hace reflexionar acerca de cómo somos víctimas de esta acción, en el capítulo “Medios de comunicación: efectos e influencias, valores y antivalores”, perteneciente a la obra No seamos ingenuos.
Leemos allí: “El hombre es una criatura axiológica y valorante. Vive en y por los valores; cada uno tiene su escala personal de valores en la que se apoya para regir su vida. […] De allí la importancia de que los medios no perjudiquen el plano de los valores.
Enumeramos posibles afecciones a ellos producidas por algunos medios electrónicos: 1. Acostumbran a tolerar la violencia, la agresividad […]; 2. Acostumbran al contacto con escenas que son o sesgan lo pornográfico […]; 3. Habitúan a la invasión de la intimidad y a la ruptura de la privacidad […]; 4. Acostumbran a la pasividad, al ningún esfuerzo, al tobogán de dejarse ir, a amortecer el espíritu reflexivo. El juego del zapeo es una forma de la dejadez del control verdadero […]; 5. Alejan de la lectura que, en contraste con el solo mirar y oír, exige esfuerzo. 6. Agravan la pobreza y la vulgaridad expresivas…]; 7. Acostumbran a los efectos fuertes, espectaculares; 8. Motivan para el consumismo; 9. Proponen el placer como el valor sumo; 10. Promueven el facilismo y el triunfo sin esfuerzo, el salto a la fama generado en el azar; el golpe de suerte, el dedo de Dios, el oportunismo, la viveza criolla, frente a la cultura del esfuerzo, del trabajo, del proyecto; 11. Exaltan lo económico como la base de toda felicidad…”.
Una de las formas de manipulación de voluntades se puede obtener a través de correos colectivos en que se insta a determinada acción en forma masiva o se logra a través de las redes sociales, cuando se impulsa a manifestar adhesión a determinada idea o propuesta, ya a través de comentarios, ya a través del “me gusta”.
Respecto de esta locución y desde el plano lingüístico, la Fundación del español urgente (Fundéu) nos dice que ella se escribe con minúscula y que permanece invariable en plural; así, deberemos escribir: “Su comentario ha obtenido una decena de me gusta en Facebook”.
Dice esta fundación que toda la expresión tiene el valor de una locución nominal, tanto para aludir al apoyo o adhesión que se ha expresado o publicado, como para referirse al botón con el que se concreta la acción.
Se escribe en palabras separadas, tal como sucede con otras locuciones corrientes del tipo de “un no sé qué”, “el qué dirán”, “el alto el fuego”, “el tira y afloja”; cuando deseamos pluralizar cualquiera de estas expresiones lo hacemos colocando el artículo o el adjetivo precedente en plural: “Los me gusta eran innumerables”; “Los no sé qué de sus respuestas y de sus actitudes me han hastiado”; “Hubo varios alto el fuego antes del cese definitivo de hostilidades” y “Es tan indeciso que, antes de una determinación, anda a los tira y afloja” . Si se desea, aunque no es obligatorio, se puede encerrar la expresión “me gusta” entre comillas, de modo de facilitar la compresión.
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