10 Mayo 2011
En el éxito cinematográfico de 1996, Independence Day, alienígenas hostiles convierten la Tierra en un infierno de muerte y destrucción. En ella, unos ingeniosos seres humanos luchaban unidos contra el enemigo común, salvado el planeta. Este escenario de Hollywood no es nuevo, sino que ha dominado la gran pantalla de versiones de contacto con alienígenas desde 1951, con el estreno de La Cosa (The Thing), en la cual un solo alienígena hacía estragos sobre un grupo de humanos. Una versión más pacífica del contacto con alienígenas ha acabado por convertirse en toda una corriente cultural. Desde 1951, con Ultimátum a la Tierra (The day the Earth Stood Still) hasta llegar a Encuentros en la Tercera Fase (Close Encounters of the Thirth Kind) en 1977, los alienígenas eran benignos visitantes que ayudan a los humanos. En este escenario, los visitantes ofrecen a líderes, científicos, medios de comunicación, su asistencia y cooperación.
Hay un respeto mutuo: los humanos esperan aprender de los avances tecnológicos alienígenas, y éstos esperan ayudarlos a vivir en paz, cooperando para construir un mundo mejor.
Hay, todavía, otra visión de la intervención alienígena en la vida humana: la idea de que ellos vienen para salvar, específicamente, a unos individuos concretos, antes de que lleguen los cataclismos. Cultos grupales que creen en esto han existido desde comienzos de la década de los cincuenta del siglo veinte.
Miembros del culto Heavens Gate, en 1997, estaban tan convencidos de que un ovni vendría y los salvaría del apocalipsis, llevándolos a un mundo más elevado, que 39 de ellos cometieron suicidio para facilitar su rescate y transporte.
Un cuidadoso análisis del fenómeno de abducción alienígena nos indica que el contacto, de hecho, ya ha tomado forma, sin que, no obstante, guarde relación alguna con los escenarios antes descritos. No ha habido encuentros públicos, no se ha involucrado a los líderes mundiales, no hay cobertura periodística alguna. Tampoco hay colaboración, asistencia, guerra, muerte o apocalipsis; el contacto se ha establecido en los términos de los alienígenas, y en secreto.
Allá por 1966, cuando comencé a estudiar el fenómeno ovni, no podía imaginar, si quiera, este escenario de contacto.
Tampoco imaginé que dedicaría tantos años de mi vida adulta a estar en medio de esta investigación. Nunca pensé que habría de decirles a mis hijos que no la mencionaran en sus escuelas, a fin de que no fuesen blanco de la más inmisericorde ridiculización. Tampoco supe que mi esposa habría de aprender a guardar silencio sobre mi labor, para que en su lugar de trabajo los empleados no pensasen que se había casado con un loco.
Cuando hablo sobre el fenómeno ovni-abducción con mis colegas de la comunidad académica, soy consciente de que ellos piensan que mis capacidades intelectuales están seriamente dañadas. Finalmente, me hallo a mí mismo en medio de esta poco confortable posición, tratando de adivinar las consecuencias futuras de mi investigación sobre los alienígenas. Principalmente, soy profesor de Historia, especializado en la América del siglo veinte. Pienso, leo, enseño, sobre el pasado, pero el estudio del fenómeno ovni me ha obligado a especular sobre el futuro. El estudio de Historia prueba que predecir eventos futuros es una tarea inútil, pero, irónicamente, aquí estoy, tratando de suponer qué puede depararnos el futuro. Mi investigación comenzó en el Departamento de Historia de la Universidad de Wisconsin, donde me gradué. Mi disertación doctoral estaba centrada en la controversia generada por los ovnis en América, desde una perspectiva intelectual, social, militar de la historia. En mi investigación dediqué semanas en la Base Militar de Maxwell, así como en la Biblioteca del Congreso, leyendo documentación gubernamental sobre los avistamientos ovni. Viajé por el país, entrevistando a algunos de los más destacados investigadores, tanto civiles como militares.
En 1975, el Departamento de Prensa de la Universidad de Indiana publicó una extensa versión de mi disertación doctoral bajo el nombre La Controversia ovni en América (The Ufo Controversy in America).
Mi más temprana investigación se centró en los avistamientos. Mi hipótesis de trabajo, sobre una base de cuidado análisis, conllevaba que, si los ovnis procedían de fuera de la Tierra, estaríamos ante el más grande descubrimiento científico de todos los tiempos. En la otra mano, si se demostraba que los avistamientos eran fruto de una confusión de los testigos con fenómenos naturales o convencionales, o de su propia imaginación, el fenómeno ovni acabaría relegado a formar, simplemente, parte de la cultura popular. Sólo cabían esas dos posibilidades. De este modo, me uní a los investigadores que trataban de advertir, a través del testimonio de los testigos, si lo que veían era anómalo, artificial, naves inteligentemente controladas. Analizamos fotografías, grabaciones de película, archivos de radar, y cualquier residuo aparentemente generado por los ovnis. Así amasamos cientos de miles de informes de avistamientos procedentes de todo el mundo.
Trabajamos con una metodología que determinaba si el testigo era creíble o no. Y me convertí en un investigador de campo para una desaparecida organización que analizaba el fenómeno, entrevistando testigos, tocando a la puerta de otros investigadores, y publicando los resultados de mi trabajo en magazines de ufología.
A comienzos de la década de los setenta la comunidad de investigadores había recolectado tantos informes sobre ovnis que su base de datos era enorme. Sabíamos sobre la hora del avistamiento, su duración, movimientos del objeto, cambios de color, número de testigos, así como de los efectos del ovni sobre animales, personas, equipos electrónicos, coches y medio ambiente en general. Cada uno de esos informes fue cuidadosamente investigado y documentado. En muchos casos, la abundancia de testigos le aportaba más crédito a las evidencias. Por aquel entonces, la cabeza visible de la comunidad de investigadores era el Dr. J. Allen Hynek. Por supuesto, había debates internos sobre casos específicos, pero ello no desacreditaba la legitimidad del fenómeno en su conjunto. A finales de los años setenta, la evidencia del asunto ovni, como un fenómeno real, era tan grande que no se podía ya negar que los testigos veían algo extraordinario cuya procedencia, probablemente, fuera de más allá de la Tierra. Como parte de nuestra investigación, desde luego que pensábamos sobre las consecuencias del contacto entre especies alienígenas y humanos. Teorizamos sobre cómo afectaría a la religión, las instituciones gubernamentales, y sobre cuál sería el lugar del hombre en el universo.
Debatíamos sobre el ya se habría producido un contacto, o sobre si las intenciones de los alienígenas eran hostiles hacia nosotros. Los ovnis se mostraban como si quisieran mantener las distancias, evitando un contacto formal. No estaban llevando a cabo aterrizajes masivos, sino que volaban por unos instantes y desparecían.
Su aparente timidez sugería que eran neutrales o, al menos, que no eran hostiles hacia los humanos.
Sin embargo, la curiosidad y las preguntas sobre las motivaciones de los alienígenas continuaban bajo la propia investigación del fenómeno. Si bien, puesto que era muy poca la información a ese respecto, la mayoría de los investigadores no dedicó mucho tiempo a esas especulaciones. Cuanto más aprendíamos sobre los ocupantes de las naves, más difícil se nos hacía comprender sus motivaciones. Durante las décadas de los sesenta y setenta, los informes sobre ovnis y sus ocupantes comenzaron a tener, cada vez más, una naturaleza estrafalaria, verdaderamente extraña (bizarre). Los ovnis perseguían coches, desparecían en el aire, y dejaban marcas en los testigos. Operaban en secreto sin una razón aparente. Los testigos afirmaban haber visto a los ocupantes fuera de sus naves. Ocasionalmente, decían haber observado a los humanoides alrededor de sus naves, paralizando y examinando a los desafortunados humanos.
En otros informes aparecen los humanoides reparando sus naves o excavando la tierra. Algunas veces se muestran colectando plantas, como si saciaran su curiosidad sobre la flora y fauna terrestre. En otras ocasiones, ocupados en comportamientos más desconcertantes, sin prestar atención a los testigos, o apareciendo inesperadamente con una cajita en sus manos para luego desaparecer.
Los registros de esas actividades eran un desafío para los investigadores, quienes trataban de ver algún sentido a ellas. Nuestra mentalidad no era, en cualquier caso, la de quienes observaban en su comportamiento alguna intención hostil. De hecho, los alienígenas parecían estar examinando la topografía u obteniendo conocimiento. Cuando las abducciones fueron por primera vez conocidas, como la de 1961, vivida por Barney y Betty Hill, éstas parecían ceñirse a un propósito de mera curiosidad. Todavía, aunque Barney y Betty Hill no eran los típicos charlatanes contactados de los años cincuenta que trataban de hacer dinero con su historia, uno no podía estar seguro de que no estaban inventando su testimonio. Como en otros informes de abducciones, los investigadores sospechaban la posibilidad de fraude. Para mí habría sido fácil adoptar una posición escéptica. A diferencia de quienes avistan los ovnis, los abducidos tienen fotografías, ni hay en sus experiencias archivos de radar, ni filmaciones, y usualmente no hay más testigos. Sus relatos fueron extraídos por medio de hipnosis, lo cual era un claro impedimento para otorgarles crédito. A causa de la naturaleza extrema de las afirmaciones de los abducidos, me mantuve lejos del fenómeno de las abducciones, mientras nuestro conocimiento sobre el mismo comenzaba a crecer. El caso de Barney y Betty Hill era lo que se puede entender como estándar, en el que alienígenas grises se comunican telepáticamente con ellos, los examinan, y parecen interesados en la reproducción humana. Tras la abducción, los Hill padecieron una especie de amnesia y su memoria sobre el incidente sólo pudo ser recuperada mediante el uso de hipnosis.
Este caso fue contado por capítulos en un magazín semanal, fue objeto de un best seller, y acabó convirtiéndose en una de las abducciones mejor conocidas de la historia.
Pero hubo conocimiento de otro caso de abducción anterior, el vivido por Antonio Villas Boas, en Brasil, 1957. Villas Boas dijo haber sido abducido mientras conducía el tractor de su padre. Afirmó haber mantenido relaciones sexuales con una alienígena con rasgos femeninos casi humanos. Este caso era demasiado embarazoso y desconcertante para que los investigadores lo tomaran en serio, y no fue publicado hasta 1966, el mismo año en que el público supo del relato de los Hills. Sólo unos casos más fueron conocidos a mediados de los años sesenta y comienzos de los setenta. Uno de ellos fue el llamado Caso Pascagoula, de 1973, en el cual dos hombres decían haber sido abducidos mientras estaban pescando en los bancos del Río Pascagoula, en Mississippi. Durante la abducción, los alienígenas los hicieron ir flotando hasta una nave, donde un objeto con forma de balón de béisbol pasaba sobre sus cuerpos y los examinaba. Los dos abducidos parecían traumatizados por este suceso, y uno de ellos no habló de lo ocurrido por muchos años. Otro caso sucedió en 1975. Travis Walton fue abducido y desapareció de su entorno durante cinco días. Sólo unos momentos antes de su abducción, seis testigos vieron cómo Travis era golpeado por una bola de luz que había surgido de un ovni. Los testigos entraron en pánico, huyeron, y únicamente regresaron al rato, cuando Travis ya había desaparecido. Leí sobre estas abducciones y no me impresionaron. Quienes tratan de desacreditar (debunkers) el fenómeno han indicado - incorrectamente - que Travis Walton había deseado ser abducido, convirtiendo todo su relato en un asunto sospechoso. Además, los alienígenas del caso Pescagoula no encajan en las descripciones dadas por otros abducidos. En 1976, confidencial y erróneamente le dije a J. Allen Hynek que yo pensaba que el tan publicitado caso de Pascagoula y el caso de Travis Walton eran, posiblemente, fraudes. Lo hice por el desconocimiento que teníamos del fenómeno. Pensaba que la posibilidad de que esos casos fueran fraudes era mayor que la posibilidad de que, en efecto, fuera cierto lo que los abducidos decían, esto es, que habían sido secuestrados por alienígenas. En 1976 tuve la oportunidad de entrevistar a Betty Hill, quien me dijo algo que había mantenido en secreto desde la abducción padecida: las entidades habían extraído esperma a su esposo Barney. Encontré esto fascinante. No sólo reforzó el creciente número de informes en el que aparecían alienígenas interesados en la reproducción con humanos, sino que me hizo pensar lo siguiente: Si la historia de los Hill era producto de una invención (como afirmaban los debunkers), ¿por qué inventarse algo con la intención expresa de no contársela a nadie? En mi mente, el misterio de las abducciones estaba convirtiéndose en un asunto profundo y muy complejo. Como fuera, todavía seguía concentrado en el paradigma de los avistamientos, en el cual me convertí en un experto. Avistamientos, aunque todavía considerados por el público en general como una invención, eras seguros y confortables de investigar. El creciente número de testigos de crédito, informes de radar, fotos, Films, y efectos físicos, nos otorgó una sólida base de evidencias en la que confiar. Mientras tanto, a las abducciones, pese a mi interés por ellas, aún les faltaban las evidencias mínimas que se precisan (por mi parte) para poder ser investigadas. Yo era escéptico sobre el trabajo de 1979 del veterano investigador ovni Ray Fowler, sobre el caso de Betty Andreasson. El caso demostraba que los alienígenas podían mentalmente controlar a las personas desde la distancia; los alienígenas apagaron - inutilizaron el subconsciente o inmovilizaron - a las personas que estaban en el hogar de la Sra. Andreasson, mientras la abducían a ella y a su hija.
Este caso también ilustró una manipulación física de la materia que, a juzgar por otros informes, los alienígenas realizan rutinariamente. Tal es así que ellos, los alienígenas, llegaron a través de las paredes de la casa para llevar a cabo las abducciones. Y durante ellas, Betty Andreasson vio desconcertantes e inexplicables imágenes de extraños lugares y estrafalarios animales. Pero yo me mantuve en la duda y creí que las imágenes que ella vio, y quizás la abducción completa, eran generadas por su propia mente.
Sin embargo, allá por 1980 la mayoría de las abducciones reportadas mostraban un patrón de similitud: parálisis, exámenes médicos/físicos, telepatía, amnesia, y pequeñas entidades grises con grandes ojos negros. Muchos de esos informes hablaban de un permanente interés de los alienígenas en la reproducción humana. Todavía entonces, yo había leído algo de literatura sobre abducciones, pero no había sido persuadido de dejar atrás mi trabajo sobre los avistamientos. Los abducidos podían estar mintiendo, o tal vez tenían graves problemas psicológicos. Entonces, en 1981, Budd Hopkins publicó su obra Missing Time, un estudio en el cual examinó a siete abducidos y encontró que una persona podía ser abducida muchas veces durante el curso de su vida, y podría tener una pantalla de memoria que enmascarase otros eventos de abducción. Hopkins descubrió reveladoras cicatrices en los sujetos abducidos, las cuales les eran producidas durante el rapto. Su trabajo también confirmó el interés de estas entidades por la reproducción humana.
El libro de Hopkins dio a los investigadores del fenómeno ovni la primera tabla sistemática de coincidencias entre las experiencias de los abducidos, y demostró que el fenómeno podía ser estudiado con seriedad.
Un año más tarde, en 1982, Tracey Torme, amigo común de Budd Hopkins y mío, nos reunió a ambos. Visité a Hopkins en su casa de campo de Cabo Cod, y aprendí más sobre lo que él estaba haciendo. Advertí cómo de prudente y cauteloso era en su trabajo. Había estado desarrollando modelos en su investigación que eran difíciles de ignorar. Los abducidos con los que él trabajaban eran serios, gente sobria genuinamente preocupada sobre lo que a ellos les estaba ocurriendo, y me sentí intrigado. Tras mis encuentros con Hopkins llamé a Hynek y le dije que creía que Hopkins estaba trabajando en un área importante del fenómeno. Hynek me advirtió de que permaneciera al margen de los casos de abducción, porque los sujetos eran gente excéntrica que nos apartaría del camino principal, el análisis de los avistamientos. No estaba de acuerdo con él, y le dije que me parecía que el trabajo desarrollado por Hopkins era sólido.
Hynek reiteró su advertencia, tratando de conducirme hacia el buen camino de la investigación; los informes sobre abducciones era demasiado bizarros para él. No podía someter la fenomenología de las abducciones a la clase de análisis científico que él sí aplicaba sobre los informes de avistamientos.
Aunque yo había adoptado durante más de quince años una postura similar a la de Hynek, esta vez debía seguir las evidencias. Había comenzado a comprender que si las abducciones estaban sucediendo realmente, éstas podían ser la clave del misterio ovni, ya que el fenómeno de los abducidos nos permitía entrar dentro de los ovnis. Nos otorgaba el conocimiento que, examinando el exterior de los objetos, nunca habíamos logrado obtener. Y decidí que comenzaría a estudiar esos casos por mí mismo, de tal forma que pudiera sopesar las evidencias cuidadosamente. Para emprender esta investigación habría de aprender a realizar hipnosis. Realicé mi primera hipnosis regresiva en agosto de 1986. Desde entonces he llevado a cabo más de trescientas hipnosis regresivas, y he descubierto que analizar los relatos de los abducidos no es tarea sencilla. Aún haciendo las preguntas adecuadas, y separando realidad de fantasía, todavía es un asunto difícil; falsas memorias y confabulaciones podrían conducir a los investigadores y a los propios abducidos hacia un terreno de pensamiento deseoso y fantasía.
En 1992 publiqué el primer segmento del resultado de mis investigaciones: Vida Secreta, informes de primera mano sobre abducciones en ovni (Secret Life: Firsthand Accounts of UFO Abductions), en el que expuse la estructura de la abducción estándar y los variados procedimientos mentales mostrados por los abducidos. También describí múltiples procedimientos físicos y reproductivos, desconocidos hasta la fecha, y fui capaz de re-crear minuto a minuto la típica experiencia abductora desde el comienzo hasta el final.
Desde mi propia investigación pude añadir a los hallazgos de Hopkins sobre los procedimientos reproductivos de los alienígenas acerca de la implantación de óvulos y la extracción de fetos.
Ambos encontramos que los alienígenas requerían abducidos que les fueran útiles para que interactuaran físicamente con bebés y niños de extraña apariencia, los cuales son generalmente descritos por los abducidos como semejantes a una combinación entre alienígenas y humanos: híbridos. Mediante el descubrimiento de esos elementos del fenómeno, Hopkins también descubrió uno de los aspectos centrales del por qué esas entidades están en nuestro mundo.
Habiendo analizado mi propia investigación sobre los procedimientos reproductivos de los alienígenas sobre los humanos, supe que ellos - los alienígenas - estaban tomando óvulos o esperma. Pude identificar cuándo un feto era extraído o implantado en una abducida. A todas luces, los alienígenas estaban ocupados en alguna clase de programa de reproducción, si bien las razones finales de dicho programa reproductivo se mantenían en un completo misterio.
Los procedimientos mentales eran incluso más desconcertantes. Los alienígenas casi siempre miraban a los ojos de los abducidos a una escasa distancia y parecían inducir a sus víctimas a sentir amor, miedo o enfado. Algunos de esos escaneos mentales eran procedimientos visuales que provocaban intensa excitación sexual tanto en hombres como mujeres. Entrando a través de los ojos de sus víctimas, las entidades podían generar en ellas escenarios y situaciones convenientes en sus mentes para lograr sus fines.
En aquel entonces no tenía ni idea del cómo y el porqué esto se hacía. Ahora creo que entiendo la razón.
Los alienígenas, en sí mismos, eran enigmáticos. Lo mismo que los bebés, adolescentes, adultos híbridos; sus vidas eran un misterio. Pero una cosa era cierta, los alienígenas estaban inmersos en un tremendo número de abducciones. Una encuesta nacional llevada a cabo por la Roper Organization, en 1991, reveló la posibilidad de un programa de abducción mucho más extenso de lo que nosotros pudiéramos imaginar. Nuestra continua investigación puso sobre la mesa otras muchas cuestiones. Por ejemplo, la investigadora (y abducida) Karla Turner afirmó en 1993 que algunos de los abducidos decían haberlo sido con la cooperación de militares estadounidenses. En 1994, el Profesor John Mack, de Harvard, dijo que los alienígenas tenían un aparente interés en el cuidado del medio ambiente terrestre. Los abducidos crecientemente afirman que adultos híbridos están involucrados en sus abducciones. Budd Hopkins encontró que los alienígenas estaban emparejando jóvenes abducidos para relaciones a largo plazo. Para complicarlo más, aunque el fenómeno de las abducciones es traumático para la mayoría de las víctimas, muchas de ellas encontraron iluminación y expansión de su consciencia en la experiencia vivida. Como si estos aspectos no complicasen lo suficiente el asunto, hasta hace poco no tenía, si quiera, respuestas provisionales a las cuestiones más importantes: ¿Cuál es el propósito del programa de reproducción llevado a cabo por los alienígenas? ¿Cuál es la razón por la que operan secretamente? ¿Cuál es la magnitud del programa de abducciones? ¿Cuál es el propósito de la hibridación? Durante los primeros veinte años de investigación pensé que nunca podríamos responder a las preguntas fundamentales sobre las motivaciones e intenciones alienígenas. Pero todos esos pensamientos han cambiado ahora. En los pasados diez años he reunido la información que responde satisfactoriamente a esas preguntas. En mi más reciente investigación, he hallado información que permite a los investigadores del fenómeno ovni a resolver el misterio, al menos aquellas cuestiones que tendrán un mayor impacto en nosotros. He colocado muchas de las piezas del puzzle y no me gusta lo que veo. Por primera vez en más de treinta años de investigación del fenómeno ovni los resultados me asustan. El entendimiento no ha conducido a un sentimiento de logro, más bien hacia un profundo temor acerca del futuro. El fenómeno de las abducciones es mucho más siniestro de los que yo había llegado a pensar. El optimismo no es la respuesta apropiada ante las evidencias, las cuales sugieren que la agenda alienígena es principalmente beneficiosa para ellos, no para nosotros.
Sé la razón por la que los alienígenas están aquí, y cuales serán las consecuencias sobre nosotros si su misión alcanza el éxito.
21 Mayo 2010
En plena onda expansiva de un movimiento que tiene, o eso parece, su epicentro en España, no conviene olvidar que hay una agenda (en última instancia, alienígena, por supuesto) que, o bien es madre del movimiento, o bien es madrastra que pretenderá fagocitarlo.
En cualquier caso, la prudencia sugiere mantener una cierta distancia, y dejar reposar por algún tiempo, hasta que veamos si lo que está gestándose en el seno de la sociedad está ungido por el sol, o envenenado con decepción y engaño. Entretanto, si nos atenemos a las conclusiones obtenidas por quienes han dedicado su esfuerzo en pos de saber qué se hallaba tras el fenómeno ovni-alienígenas-abducciones, una amenaza se cierne sobre nuestro mundo.
Puede que esa amenaza alienígena haya sido la autora intelectual de la avaricia cincelada en la frente de las bestias que crearon este maldito sistema económico. Las bestias que, rozando fechas claves para la evolución de la humanidad, desplomaron el sistema y pusieron la estabilidad del despreocupado hombre occidental al borde del colapso que trajo este movimiento...
Puede que esa sea la estrategia perfecta, más que una simple cortina de humo, para preocupar a todo Noé, de modo que no finalice la construcción de su arca. Pero el diluvio ya llega, y Noé no ha de olvidar que únicamente lo que se contiene en el arca tiene Vida....
Amigo lector, La Amenaza, revelando la agenda secreta de los alienígenas, (1998), capítulo segundo: Sé que lo que voy a decir es una locura, pero… Son los propios abducidos quienes han respondido sobre las intenciones de los alienígenas, a pesar de que no es sencillo para ellos hablar sobre sus experiencias. Han aprendido a mantenerse en silencio. En la niñez, por poner un ejemplo, una abducida quizás le ha contado a su madre y a su padre sobre esas personitas que aparecen en su dormitorio, atravesando las ventanas cerradas, para llevársela.
Probablemente, sus padres la tranquilizaron diciéndole que su relato es un simple sueño, mientras que la insistencia de la niña - ¡fue real, yo estaba despierta! - no es lo más conveniente para ella. Finalmente, el abducido decide parar de contar lo que vive a sus padres.
En la escuela, es posible que nuestra niña confíe en alguna amiga, a la que pueda revelarle que en su dormitorio se le aparecen fantasmas, quizás alienígenas. Puede que esta amiga le guarde el secreto por un breve tiempo, pero no tardará en saberse por el resto de los niños, quienes se burlarán de ella sin piedad alguna. Y con ello, el abducido aprender a no contarle su secreto a nadie más. Llegada la vida adulta, nuestra amiga, probablemente, ya guarda secretamente lo que ha experimentado. Si, acaso, se lo contase a alguien, siempre será dentro de un contexto que no la exponga demasiado al ridículo, sino que hablará en términos graciosos que le permitan restar seriedad al asunto; eso sí, siempre esperando que alguien le confiese que también ha tenido esa misma experiencia. Cuando la abducida contraiga matrimonio no confesará nada a su marido, y el secreto seguirá adelante, pues no desea que él crea que está loca.
Ella sabe que su historia es difícil de aceptar, y que podría no contar con su apoyo. De este modo, la mayoría de los abducidos aprenden, durante el curso de sus vidas, que la mejor manera de permanecer protegidos de la burla, el modo de no promover la victimización, reside en no contar lo vivido a nadie. Así, ellos viven sus vidas escondiendo sus secretos y ocultando sus miedos.
Tal es así, que ponerse en contacto con un investigador de abducciones como yo, es un acto de valentía. Son personas que sospechan que algo extraño e inusual está aconteciendo en sus vidas, que encabezan las cartas que me envían con estas desgarradoras frases:
O aquellas otras:
Desesperadamente quieren que alguien les crea, aunque son conscientes de que lo que están narrando es, inherentemente, una historia difícil de creer, por lo que están dispuestos a exponerse a más ridículos.
La mayoría de los abducidos viene a mí con una cuestión básica, ‘¿qué me está sucediendo?. Otros tienen en su haber un incidente desencadenante que les ha impulsado a ponerse en contacto conmigo: ‘Verá, en 1979, mi novio y yo vimos cómo un ovni se nos acercaba y bajaba en picado hacia nosotros. Todo lo que recuerdo es que yo estaba corriendo y, después, ya estábamos los dos dentro de nuestro coche, pero habían transcurrido seis horas. He pensado sobre este incidente todos y cada uno de los días de mi vida desde entonces.
Durante las posteriores sesiones hipnóticas que les realicé, los abducidos recuerdan extraños sucesos que pueden llegar a ser profundamente inquietantes y aterradores. Cuando les pregunté si estaban dispuestos a someterse a hipnosis y revivir sus experiencias, sus respuestas fueron variadas. Mientras la mayor parte de ellos estaban dispuestos y algunos vacilantes, sólo unos pocos dijeron que no, que preferían no saber qué había ocurrido durante sus experiencias. Todos ellos se dieron cuenta de que habían cambiado un problema por otro: ya tenían respuestas a las preguntas sobre sus experiencias, pero ahora que sabían lo que había ocurrido, estaban asustados.
La mayor parte del conocimiento que salía al consciente sobre su difícil situación, los transformó psicológicamente. Ahora se sentían más integrados, menos confusos sobre sus circunstancias, y emocionalmente más fuertes. No obstante, ellos también se sentían asustados e impotentes a la hora de encarar las repentinas intrusiones físicas de los alienígenas en sus vidas.
Traté a los abducidos individualmente, buscando toda nueva y, quizás, reveladora información sobre el fenómeno, aunque casi toda ella servía como confirmación de las otras. Por ejemplo, en más de 700 casos de abducciones investigadas mediante el uso de la hipnosis, ha emergido la información sobre extracción de óvulos casi 150 veces, revisión física unas 400, inducción mediante la mirada penetrante sobre unas 375, y contacto con bebés y niños pequeños, en 180 ocasiones.
Algunas experiencias las he escuchado sólo ocasionalmente; si escucho una experiencia sólo en una ocasión, sin coincidencia con otros testimonios, no puedo estar seguro de la veracidad o rigor de la persona que me lo cuenta, por lo que pongo su relato en stand-by, pendiente de que surja un testimonio coincidente.
Prácticamente, todo lo que describiré en posteriores capítulos ha sido confirmado en múltiples ocasiones. He entrevistado abducidos procedentes de todo el continente americano, Europa, Asia y África; y he trabajado con más de treinta testimonios escritos que han surgidos de las sesiones hipnóticas que realicé a 110 de esos abducidos. Se trata de individuos de variadas características culturales, étnicas, raciales, educativas, económicas, políticas, etc. Unas breves descripciones de los casos de algunas de esas personas nos indican la amplia dimensión del fenómeno de las abducciones… Allison Reed tenía 28 años cuando se puso en contacto conmigo en junio de 1993. Ella y su marido tenían un exitoso negocio que desarrollaban desde su hogar. Allison me buscó mientras mi familia y yo pasábamos unas vacaciones en la isla de Long Beach (New Jersey).
Ella estaba preocupada acerca de algunas extrañas cosas que le habían estado ocurriendo a lo largo de toda su vida, las cuales había aprendido a sobrellevar en silencio. Pero, ahora, su hijo de ocho años y su hija de cinco le habían estado contando sobre extraños y aterradores que habían vivido. La alarma fue aumentando a medida que Allison escuchaba las experiencias de sus hijos, las cuales eran confirmadas por la aparición de marcas físicas en sus cuerpos.
Cuando sus hijos, de modo independiente, hicieron dibujos sobre lo que estaban experimentando, Allison se dispuso a actuar. En principio, contactó con aficionados al tema ovni, que la convencieron de que el gobierno ocultaba el impacto de una nave en la Costa Este. Finalmente, me encontró a mí. No realizo sesiones regresivas con niños, pues aún desconocemos los efectos que podrían tener sobre su desarrollo psicológico el conocimiento de una experiencia de abducción. Sin embargo, accedí a conocer lo que Allison deseaba contarme de sus experiencias. Cuando descubrió que, al igual que sus hijos, era víctima de abducciones, Allison se mostró extremadamente decidida a profundizar sobre el asunto, con la intención de poner punto y final a aquello que amenazaba a su familia y a ella misma.
He de decir que los informes que obtuve de las sesiones hipnóticas que le practiqué, fueron tan exactos como ninguno otro que yo haya escuchado. Así, descubrimos abducciones que iban desde lo neutral a lo traumático, llegando a ser, incluso, dañino. No fue hasta que transcurrieron dieciséis sesiones hipnóticas que ella me habló sobre un suceso - de cinco días de duración - que vivió junto a su esposo y uno de sus bebés (de sólo diez meses) en 1986. Desde esa décimo sexta sesión examinamos meticulosamente cada detalle de lo ocurrido durante las siguientes ocho sesiones.
Allison acabó resignada a verse involucrada dentro del fenómeno de las abducciones. Había tratado de prevenirlas mediante el uso de una video cámara, la cual colocaba para que la enfocase durante toda la noche, pero apenas tuvo unos pocos resultados positivos. Ella, como todos los abducidos, ha tratado de acostumbrarse psicológicamente al fenómeno, a fin de poder seguir adelante con su vida sin estar pensando constantemente sobre lo que le ocurre a ella y su familia. La primera vez que vi a Christine Kennedy fue en 1992. Era una mujer de 29 años con tres hijos, que había tenido, a lo largo de su vida, una serie de inusuales experiencias, ‘sueños, y sucesos. En su juventud acostumbró a beber alcohol para apartar de su mente las noches de terror que vivía.
No obstante, años antes de conocernos ya estaba rehabilitándose y sobria, y aún seguía acudiendo a las reuniones de rehabilitación cuando la conocí. A menudo despertaba con contusiones en su cuerpo. Cuando sólo tenía seis años de edad, despertó y fue inducida a conocer lo que era el coito. Ha visto ovnis; ha visto entidades en su dormitorio. Estando embarazada de su primer hijo, recuerda estar discutiendo con alguien sobre cómo aquel bebé era ‘suyo y no de ‘ellos. Un día, supo de mí mientras leía un artículo en un magazine sobre ciencia y ciencia ficción, y se decidió a buscarme.
Al igual que Allison, Christine se propuso resistirse a sus abductores, jamás se rindió ante lo que le estaba sucediendo, y trató de combatirlo lo mejor que pudo. Finalmente, usó una video cámara y equipamiento magnético en su dormitorio, con el fin de detectar la presencia de alienígenas; también trató, infructuosamente, de impedir que tanto ella como sus hijos fueran abducidos. Odia a esos seres, pero - inútilmente - ha tratado de protegerse de ellos. Pam Martin ha llevado una vida todavía más inusual. Nació en 1944, y vivió por un tiempo en un orfanato. Creció en New Jersey, donde tuvo una existencia marginal e inconformista por muchos años. Habiendo dejado los estudios en octavo grado, Pam es una autodidacta con talento para la literatura y el arte.
Siendo joven trabajó como bailarina en un club, camarera, camionera y, más tarde, como asistenta médica.
Como resultado de sus experiencias con el fenómeno, Pam llegó a creer durante años que ella estaba llevando una vida auspiciada por ángeles de la guarda que la ayudaban a superar las dificultades de la vida. Acabó siendo un devoto miembro de la Nueva Era. Tras una particularmente vívida experiencia de abducción, ella concluyó que los alienígenas eran, en realidad, maravillosos seres pleyadianos que la visitaban.
Ciertamente sintió que se le habían otorgado ciertos poderes que la capacitaban para manipular el tiempo y la realidad en su propio beneficio. Por ejemplo, cuando tenía que conducir hasta algún lugar, ella podía llegar mucho antes de lo que, en principio, debía.
He realizado más de treinta sesiones de hipnosis con Pam, y durante ese tiempo ella ha ido dejando atrás la visión romántica que tenía sobre lo que le estaba sucediendo en su vida. Al principio se mostró decepcionada, al advertir que lo que recordaba mediante la hipnosis no eran las agradables experiencias que ella había imaginado. Sin embargo, ahora ha logrado aceptar la realidad de lo que, en verdad, acontecía.
Se ha dado cuenta de que no ha habido ángeles guardianes o seres de las Pléyades en sus experiencias, así como que tampoco puede alterar el tiempo y la realidad. Ahora, Pam quiere ser capaz de enfrentar a esos seres sin temor alguno, y forzarlos a responder cuestiones sobre sus actividades. Su esposo ha sido un apoyo para ella, y siente que también él ha sido víctima de abducciones, aunque él no tiene interés por conocer sobre esa posibilidad.
Claudia Negron nació en Puerto Rico en 1941, trasladándose a EE.UU. cuando tenía seis años de edad. A mediados de los años setenta era una divorciada madre de dos niños, y entró a la universidad con 32 años. Desde que se graduó trabaja como secretaria, y siendo seducida por el fenómeno ovni, se unió al grupo local que estudiaba el fenómeno.
Con una experiencia de vida repleta de abducciones, Claudia está sensibilizada acerca del fenómeno; cuando los detalles de sus abducciones comenzaron a aflorar en las sesiones hipnóticas, ella quiso aprender todo lo posible al respecto. A pesar de todo, Claudia tiene sentimientos encontrados, de modo que, si bien siente una intensa curiosidad sobre el fenómeno, también se frena.
Susan Steiner nació en Nueva York, en 1950. Graduada universitaria, comenzó su carrera como técnico fotográfico en un estudio de Nueva York. Se casó en 1987 y, desde entonces, trabaja en su propio negocio, un consultorio de marketing. En principio, Susan era extremadamente escéptica acerca de lo que le estaba ocurriendo. Como muchos otros abducidos, ella había dado otras explicaciones a las experiencias que se producían a lo largo de su vida. Hasta que tuvo su punto de inflexión en 1985, que es cuando se decide a buscarme. Lo que ocurrió fue que ella y un amigo estaban de viaje de acampada cuando tuvieron un avistamiento cercano de un ovni, seguido de un periodo de miedo y confusión para, finalmente, vivir un episodio de tiempo perdido de varias horas. Susan pensó continuamente sobre lo ocurrido durante años, antes de someterse a mi sesión de hipnosis. Ha pensando que, de ser abducida, su marido no la apoyaría. Terry Mathews me escribió sobre su inusual experiencia en octubre de 1994. Nació en una pequeña ciudad de Pennsylvannia, y creció en una familia de clase media alta cuyo cabeza de familia era un padre agresivo. Terry asumió que los sueños extraños y otras experiencias que se daban en su vida estaban, de alguna manera, relacionados con los actos de su padre. Esto fue aparentemente confirmado por un terapeuta, quien - durante hipnosis - descubrió memoria reprimida, tanto de carácter emocional como sexual. Terry se convenció de que había sido sexualmente abusada y fue, por años, a terapia por ello.
Siempre con sentimiento de culpa a sus espaldas, rompió furiosamente con un terapeuta que le comenzó a hablar de vidas pasadas. Incluso aunque Terry es una persona muy religiosa, para ella era difícil de asociar sus extrañas experiencias - que parecían no tener origen en su padre - con entidades religiosas. Ella encontró una salida para su confusión interna en la escritura creativa, y cuando la conocí estaba buscando un editor para publicar sus novelas.
Como hija de un pastor protestante, Michelle Peters pensaba que algunas de sus experiencias eran de naturaleza religiosa. Como en el caso de Terry, Michelle sobrelleva sus memorias escribiendo sobre ellas, y es la autora de una novela que no se ha publicado. Poseedora de un encantador sentido del humor que le permite reírse de sí misma, Michelle nunca se sintió victimizadas por el fenómeno de las abducciones.
Como le ocurre a Pam Martin, ella tenía la sólida convicción de que había sido visitada por ángeles de la guarda, sucesos que Michelle pensaba habían llegado a su fin cuando, con veinte años, se casó en 1982. Pero cuando cumplió los treinta y dos, despertó en medio de la noche y observó brillantes luces azules que provenían del exterior de su casa. Trató, infructuosamente, de despertar a su esposo, y se dirigió hacia el salón, mirando por la ventana. La luz azulada era demasiado brillante como para advertir detalle alguno.
Lo siguiente que supo es que, cuando se levantó a la mañana siguiente, estaba enferma, y que no vestía su camisón y la bata estaba al revés. Este aterrador episodio la impulsó a buscar el origen de sus experiencias.
Reshma Kamal nació en una aldea en India y se mudó con su familia a Minneapolis cuando era una niña.
Finalmente se casó con un hombre, también de India, y mantiene orgullosamente su tradicional hogar indio. Cuando en la adolescencia se dio cuenta de que estaban sucediendo cosas extrañas en su vida, se embarcó en la búsqueda de una explicación. Su madre la envió de vuelta a India, pensando que sanadores tradicionales indios podrían librarla de sus experiencias, pero Reshma pensó que la actitud de esos sanadores era irritantemente absurda. El doctor de la aldea y otros amigos de la familia afirmaban que ella se construía esas historias en su mente para llamar la atención, debido a su interés por casarse.
Años después, el deseo de Reshma por entender sus experiencias se hizo más fuerte, justamente cuando advirtió que lo que ella vivía también le estaba pasando a sus cinco hijos. Ella conscientemente recordó muchos detalles y, a través de los años, los escribió ampliamente en su diario. Su esposo la apoya - y a sus hijos - enormemente, pero, como ocurre con otros abducidos, la familia se siente impotente para ponerle una solución al problema.
Conocí a Kathleen Morrison cuando realizó una prueba de ingreso a mi curso ‘Ovnis y la Sociedad Americana, en la Universidad de Temple. Ella había regresado a la universidad después una larga ausencia tras recibir el doctorado. Como el contenido del curso se tornó hacia el fenómeno de las abducciones, ella comenzó a sentirse incómoda y dejó de asistir a clase. Me contó que unos años antes asistió a una representación teatral en la que uno de los personajes flotaba en el aire; escena que desencadenó borrosas memorias que le causaron tanto pánico que hubo de salir del recinto e ir al vestíbulo.
Allí tuvo que agarrarse a un pasamanos para sentirse segura, mientras hiper-ventilaba a causa del miedo.
Finalmente tuvimos 26 sesiones de hipnosis regresiva, durante las cuales ella aprendió que el motivo de aquellas respuestas de miedo estaba en haber empezado a ser consciente de la intrusión alienígena en su vida. A pesar de llevar 20 años casada, Kathleen no le ha contado nada a su marido, temiendo que los aspectos sexuales de las abducciones fuesen un conflicto demasiado difícil de manejar por él.
Jack Therstrom era un estudiante graduado que estudiaba por su doctorado en física en la Universidad Ive League. Vino a mí con la intención de examinar algunos eventos de su vida, varios de los cuales había interpretado dentro de un contexto religioso. También tenía confusos e inquietantes recuerdos de estar en el sótano viendo a ‘un pequeño ser que salía de una radio, de ‘serpientes que lo seguían, y de ser ‘abusado sexualmente en el bosque. Sus sesiones hipnóticas eran difíciles, pues Jack apretaba sus dientes, tensaba sus músculos y, literalmente, se sacudía violenta y ansiosamente durante cada sesión.
Tras diez sesiones, de repente, él se sintió con gran convencimiento que no debía hablarme más sobre sus experiencias, pues hacerlo significaba alguna clase de violación de acuerdo, o algo similar. Abandonó la hipnosis regresiva, aunque todavía sigue acudiendo a los encuentros de apoyo que organizo.
Tanto Budd Hopkins (véase capítulo 1) como yo hemos trabajado con Kay Summer, una mujer de treinta y un años que vive en el Medio Oeste, la cual ha tenido, tal vez, más sesiones de hipnosis que ningún otro paciente. Kay ha experimentado toda la gama de procedimientos propios de la abducción, y, en su caso, han sido más violentos que en los demás.
Aunque, habitualmente, ella ha padecido una serie de heridas físicas en sus abducciones, incluyendo - hasta en dos ocasiones - rotura de huesos, su determinación en encarar la adversidad es extraordinaria. Ella insiste en llevar una vida normal y rechaza caer en la depresión que usualmente siente.
Los padres de Kay reaccionan con hostilidad a la realidad del fenómeno, y no la apoyan; además, no le ha confesado nada de lo experimentado al hombre con el que vive por miedo a que se aleje. Por causa de este conflicto, Kay lleva una existencia emocionalmente aislada, menos cuando habla con Budd Hopkins o conmigo, estando totalmente resignada al destino que le ha tocado. En sus momentos más bajos me ha confesado que ella desearía que esos entes la matasen, como única salida para liberarse de ellos de una vez y para siempre. Yo hago todo lo que puedo por levantarle el ánimo y canalizar su depresión hacia áreas de resistencia en sí misma que sean más productivas. En cualquier caso, debo admitir, que la depresión es una frecuente y predecible respuesta al fenómeno de las abducciones. Todos los abducidos en este estudio están unidos en su deseo de entender lo que les está sucediendo. Ellos comparten el vínculo común de verse inmersos en un fenómeno que, al comienzo no pudieron entender, después no pudieron creer, y ahora no pueden controlar. Todos ellos están determinados a obtener un dominio intelectual y emocional sobre sus experiencias. Tal como ellos han narrado sus abducciones, habitualmente han descrito experiencias inofensivas e, incluso, agradables. En cualquier caso, de lejos, el tipo que prevalece es aterrador y traumático. Yo sólo puedo escucharlos y animarlos a que sobrelleven sus experiencias.
Mi responsabilidad es ser lo más honesto, y estar lo más informado, posible, pues los aficionados y la especulación engañosa pueden encontrarse en cualquier parte. A los abducidos les ayudo a comprender dos cosas: lo que les ha estado sucediendo, y cómo pueden encarar esas experiencias y seguir adelante con sus vidas. Esto es todo lo que puedo hacer por ellos, pues sé que el único modo de ayudarlos de manera permanente sería poniendo fin a las abducciones, pero eso no está en mi mano.
Durante el proceso en el cual rememoran sus experiencias, muchos abducidos se dan cuenta de su delicada posición: están en la cabecera de la investigación de este monumentalmente importante fenómeno.
Ellos son los ‘exploradores que vienen de regreso e informan sobre aquello que han visto y experimentado. Como observadores y participantes del fenómeno, ellos tienen el rol más importante de todos, pues ofrecen a los investigadores como yo las piezas del puzzle, de modo que podemos colocarlas.
Ellos no son, simplemente, víctimas de abducciones, también son héroes, sin los cuales no obtendríamos ningún entendimiento coherente sobre el sentido real del fenómeno ovni.
He recibido miles de llamadas de teléfono y cartas de personas que tienen recuerdos de inusuales experiencias que les han inquietado sobremanera.
Han buscado en vano, durante años, el origen de esos recuerdos. Piensan que yo, tal vez, pueda ayudarles. Por supuesto, el que una persona haya vivido experiencias fuera de lo corriente no necesariamente significa que haya sido abducida.
A este respecto, he diseñado un método de exploración que me permite identificar a quienes no son serios en su búsqueda de una respuesta (y podrían estar, simplemente, tonteando), aquellos que no están emocionalmente preparados para adentrarse en la observación de lo que han vivido, y aquellos otros que no han tenido, según estimo, experiencias que nos sugieran que se trata de abducidos.
En principio, de forma deliberada les hago realizar una serie de tareas.
Les pido que rellenen un cuestionario sobre las experiencias que les llevaron hacia lo vivido, y sobre otras que, sin ellos haberse dado cuenta, podían haber sido parte del fenómeno de las abducciones (por ejemplo: ¿Alguna vez has visto un fantasma?). Les pido que me envíen el cuestionario completado, que yo analizo, tras lo cual decido si tal experiencia es, o no, suficientemente significativa como para justificar más investigación mediante la hipnosis.
Cuando vuelvo a hablar con ellos trato de persuadirles de que no miren dentro de lo que podríamos llamar la ‘Caja de Pandora. Les doy sólidas y honestas advertencias sobre los riesgos de adentrarse en una hipnosis que desvelará un evento de abducción: podrían padecer depresión, alteración del sueño, aislamiento emocional, etc.
En efecto, se exponen a cambiar un problema por otro. Así que les animo a que comuniquen su decisión a sus seres queridos, y que posteriormente me llamen. Luego les hago saber, de nuevo, mis advertencias, que les envío por escrito, de forma que puedan tomar una decisión lo más informados posible.
Alrededor del 30 % que se pone en contacto conmigo decide no someterse, en ese momento, a la hipnosis. Para ellos es la decisión correcta, sin importar cuales sean sus motivaciones. A quienes deciden sí seguir adelante con el proceso, les vuelvo a reiterar mis advertencias y, si asumen su decisión, acordamos una cita para llevar a cabo una sesión. Para cuando llegan por primera vez a la sesión de hipnosis regresiva, yo ya he insistido suficientemente sobre los riesgos que podrían surgir de una regresión.
Igualmente, son conscientes de que aquello que emerja de ella no necesariamente tiene que ser preciso o, incluso, cierto.
Cuando, finalmente, llegan a mi casa, subimos las escaleras que conducen a mi oficina y charlamos durante una o dos horas antes de que la hipnosis dé comienzo. Habremos acordado sobre qué suceso concreto de sus vidas deseamos investigar durante esa sesión.
Podría tratarse, por ejemplo, de una ocasión de ‘tiempo perdido (missing time) o un incidente en el cual despertaron del sueño y advirtieron la presencia de pequeños seres alrededor de su cama. Después se tienden en el diván, cierran los ojos y los conduzco a una relajación que les permita concentrarse.
En esa primera sesión, habitualmente, el paciente se siente desconcertado, pues no advierte un estado de hipnosis que lo saque se su forma habitual; puede debatir conmigo, ir al lavabo, y está completamente en control de sus constantes.
Nunca sé qué es lo que va a surgir en una sesión de hipnosis. Si el paciente recuerda un evento de abducción - y hay falsas alarmas, cuando parece que una abducción podría haber tenido lugar pero nunca la hubo - empiezo a realizar preguntas prudentes, a modo de simple conversación que sigue el hilo que el sujeto comienza. Algunos abducidos narran sus experiencias con una cierta distancia e imparcialidad, observando lo ocurrido en el pasado desde un punto presente; otros reviven el suceso como si estuviesen precisamente en el momento en que aconteció. Unos están calmados mientras recuerdan y otros tan aterrados que se les hace muy difícil continuar, por mucho que yo les trato de facilitar la regresión. Hay quienes recuerdan lo vivido entre titubeos, como si los recuerdos brotasen a cuentagotas, mientras que otros tienen dificultades para describir sus experiencias, pues sus recuerdos parecen ser arrastrados por la corriente. Casi todos los abducidos recuerdan sus vivencias con una combinación de asombro, sorpresa y familiaridad. Cuando han concluido la regresión, recuerdan lo vivido y hablamos de ello por un tiempo; cuando deja mi consulta han transcurrido unas cinco horas. A pesar de las advertencias que les doy y de las discusiones preliminares al respecto antes de la primera regresión, sobre el 25 % de los pacientes no continúa con el proceso; están demasiado asustados para proseguir. Pero con aquellos que sí siguen adelante, mis sesiones con ellos son tantas como puedo.
Desesperadamente quieren comprender qué les ha ocurrido y cómo les ha afectado en sus vidas. He llegado a conducir hasta treinta y tres sesiones con un solo individuo, aunque el promedio de los 110 abducidos que he tratado es de seis sesiones. Habitualmente no hago dos regresiones sobre un mismo evento de abducción.
Mi cuestionario no es del tipo interrogatorio. Intento establecer intercambio informativo con el abducido, después de estar seguro de que no les influiré, ni siquiera involuntariamente. Los llevo a que piensen cuidadosamente en los eventos, tratando de darles la perspectiva y la habilidad de analizarlos, tal como ellos recuerdan. Y sobre todas las cosas, trato de normalizarlos, de tal modo que los abducidos puedan liberarse a sí mismos del inconsciente agarre emocional que el fenómeno les provoca a lo largo de sus vidas. Procuro de darles la fuerza que les permita desvincularse a sí mismos respecto de los efectos psicológicos de la abducción, de forma que puedan seguir con normalidad sus vidas, sin pensar constantemente en su situación. Me gusta llevarlos al punto en el que no sienten más la necesidad de buscar a un hipnotizador que les permita comprender lo que hasta entonces les ha venido pasando. La hipnosis es sencilla. En tanto que una persona quiera ser hipnotizada, cualquiera puede llevar a cabo el proceso. El problema estriba en hacer las preguntas adecuadas, del modo efectivo, en el momento preciso, e interpretando las respuestas correctamente. La dinámica correcta entre hipnotizador y abducido depende del conocimiento que el primero haya adquirido sobre el fenómeno de las abducciones, la práctica de la hipnosis, y las ideas preconcebidas que lleve consigo a la hora de realizar la terapia. Adicionalmente, el hipnotizador debe ayudar al paciente a sobrellevar los traumáticos recuerdos, interviniendo terapéuticamente durante la sesión y proporcionándole consuelo. De este modo, un hipnotizador competente debe tener conocimiento profesional sobre hipnosis, sólido conocimiento del fenómeno de las abducciones, estar familiarizado con la ‘falsa memoria, y destreza en cómo desarrollar una terapia. Desafortunadamente, sólo hay unos pocos individuos con semejantes cualificaciones. Todos los investigadores competentes aprenden rápidamente que la memoria es volátil y poco fiable.
No es infrecuente que una persona recuerde los detalles de un evento traumático de manera errónea. Los investigadores han demostrado que se puede hacer recordar algo que jamás ha ocurrido. Una conversación informal, pero deliberada, sobre un evento, puede dar paso a la ‘instalación en el paciente de un recuerdo que carece de toda base real. Además, con el paso del tiempo, la memoria se degrada, los sucesos se mezclan unos con otros, y la fantasía se superpone a la realidad.
Fui extremadamente afortunado al haberme topado con la realidad de las mentes volátiles desde la primera vez que conduje una sesión de hipnosis regresiva. Melissa Bucknell - de 27 años - y yo, estábamos de acuerdo desde antes de comenzar la sesión, en investigar un incidente que ocurrió cuando sólo tenía seis años.
Ella comenzó a describir cómo jugaba con una amiguita en el campo, cuando se inclinó para observar de cerca una mariposa y se quedó paralizada en esa posición.
Seguidamente, se encontró a sí misma elevándose hasta que se adentró en un ovni que flotaba en el aire. Allí, unos seres de extraña apariencia le quitaron el vestido y la colocaron sobre una mesa, donde le realizaron todo un examen físico y, para su vergüenza, hasta una prueba ginecológica.
Tras esto, un alienígena con apariencia bastante cercana a la humana - a quien Melissa llamó ‘Sanda - la condujo hasta un vestíbulo donde la niña se encontró con una criatura de pequeña estatura. A Melissa se le hizo tocar la cabeza del pequeño alien e, inmediatamente, sintió amor, calidez y cariño procedentes del ente.
Posteriormente, Sanda la introdujo en otra sala, donde se estaba celebrando una especie de reunión de muchos alienígenas, todos sentados alrededor de una mesa, debatiendo sobre cuán brillante, fuerte y buena era Melissa, y que así sería también de adulta. Tras todo esto, la niña fue conducida a un vestíbulo, donde se la vistió antes de ser devuelta al campo de donde había sido tomada.
Aquella noche, tras la sesión, traté de escuchar la grabación de audio que le hice a Melissa, y - para mi horror - descubrí que la paciente había hablado tan suavemente que nada había quedado registrado. Así que, bueno, continué trabajando con Melissa y, tres meses después de aquella primera sesión, sugerí volver a aquel suceso que ella había narrado, explicándole lo que había ocurrido con la cinta de audio.
En esa nueva ocasión, la paciente estaba menos segura de lo que había sucedido; se describió a sí misma flotando dentro del ovni, recordó la parte del examen físico relativo a la parte ginecológica (relato que volvió a avergonzarla), cómo la levantaban de la mesa, la vestían y, finalmente, devolvían al campo. Para mi sorpresa, no relató el episodio del encuentro con el pequeño alienígena al que tocaba la cabeza y del que sintió su amor.
Tampoco hubo mención al consejo de entidades reunidas alrededor de la mesa, dialogando sobre las cualidades de la niña.
Quedé perplejo. Durante la primera sesión, Melissa me había hablado con gran convicción y emoción del encuentro con el alienígena de pequeña estatura, pero ahora que yo le preguntaba al respecto, ella no estaba tan segura de que tal episodio hubiese ocurrido realmente. También le pregunté sobre el consejo de alienígenas alrededor de la mesa, y su respuesta - tras pensar sobre ello por un instante - fue que, tal vez, dicho episodio fue vivido por una amiga suya, también abducida. De lo que Melissa estaba bastante segura era de que no le había ocurrido a ella. Esta experiencia me enseñó una valiosa lección, ya que me había dado cuenta de que, aún con entera honestidad y sinceridad, los abducidos podían, algunas veces, recordar cosas que no eran ciertas. Así que me decidí a trabajar con una estricta metodología que me permitiera estar vigilante ante falsos recuerdos.
En tanto que mi investigación progresaba, cuando un abducido me informaba de algo que yo nunca había escuchado antes, yo esperaría por una confirmación de otro abducido desconocedor del testimonio primero. Cuidadosamente cuestioné cada inconsistencia, laguna o salto lógico. Trabajé por una completa cronología de los hechos, segundo a segundo, de cada evento de abducción, sin saltarme nada, sin lagunas u omisiones.
Nunca más volví a escuchar otro relato de abducido al que se le hubiese requerido tocar la cabeza de un alienígena y recibir así emociones amorosas. He escuchado algunos episodios de alienígenas sentados tras un escritorio, desde donde hablan al abducido, pero en circunstancias distintas a las narradas por Melissa. Además, Melissa nunca volvería, tras más de treinta sesiones conmigo, a mencionar un suceso similar.
Todo lo cual sugiere que ella podría haber absorbido, inconscientemente, un fragmento de memoria procedente de su amiga abducida, estando confusa sobre otros detalles.
Melissa Bucknell me ha hecho un tremendo favor, pues me ha enseñado los peligros extraer testimonios mediante hipnosis. Fue una lección que agradezco haber aprendido, pues se trata de una de esas cuestiones que todo hipnotizador e investigador del fenómeno debiera aprender. Recuerdo de un suceso normal Lo que es un ‘recuerdo normal no es fácil de comprender.
Los neurólogos saben que el cerebro humano registra sucesos a los que otorga, por así decirlo, un código de prioridad. Por ejemplo, recordar un crimen del que has sido testigo recibe por tu parte una mayor prioridad que el recuerdo de a quién te cruzaste paseando por la calle.
Esto es así porque el cerebro organiza todo su material sobre la base del impacto sensorial. En primer lugar toman lugar los detalles surgidos de lo visual, lo auditivo, lo olfativo, y lo táctil, en memoria a corto plazo; después, si fueran suficientemente importantes, almacena esos detalles en la miríada de espacios neuronales que dan forma a la memoria a largo plazo.
El cerebro posee un sistema de recuperación de datos que trae al consciente, por variados medios, los recuerdos: pensando acerca del suceso en cuestión, permitiendo que otro suceso provoque el recuerdo de esos datos. También se puede hacer emerger ese recuerdo mediante una señal determinada, un sonido, aroma, o tacto. La memoria también puede residir en la consciencia de uno, sin un mecanismo que haga saltar recuerdos, como sucesos traumáticos difíciles de olvidar. La memoria no se almacena de manera lineal, sino en una base de datos ‘relacional, donde varios bits de memoria están depositados en varios espacios neuronales. La fecha y la hora de un evento son colocados en un espacio concreto, el lugar donde se produjo el hecho es colocado en otro, los sonidos relacionados con el suceso en otro, y del mismo modo sucede con respecto al color, los aromas, sensaciones, etc.
Cada uno de esos fragmentos de memoria puede ser eventualmente olvidado; es susceptible de deteriorarse hasta deformarse por completo.
Algunas veces, una persona recuerda un fragmento de memoria que únicamente tiene sentido si el sujeto inconscientemente crea un escenario para ese fragmento de memoria, incluso si se trata de un escenario ficticio creado para incorporar ese fragmento.
Dada la complejidad de la memoria, es de esperar que muchos críticos del fenómeno de las abducciones argumenten que las abducciones son sólo creaciones mentales, trampas que le juega la mente al individuo. En ese sentido, los críticos afirman que las abducciones pueden explicarse como consecuencia del síndrome de falsos recuerdos y la contaminación cultural (cine y televisión) de la mente.
¿Son válidas sus objeciones?.
6 Junio 2011
Los críticos del fenómeno de las abducciones postulan que los abducidos, a menudo animados por los investigadores, inconscientemente se inventan fantasías sobre sucesos de abducción.
Que las personas pueden tener falsos recuerdos es indudable; dándose ciertas circunstancias puede, por ejemplo, inventar complejas informaciones sobre abusos físicos y sexuales. La Fundación del Síndrome de Falso Recuerdo (FMSF),(1) en Filadelfia, está compuesta por miembros que injustamente han sido acusados de abuso sexual.
Los falsos recuerdos acerca de abusos se producen cuando la persona recuerda algún suceso, generalmente de cuando se era niño, que nunca ocurrió.
No obstante, los detalles que relatan las víctimas pueden ser extraordinarios. Estos reviven sus experiencias con el mismo impacto emocional de los sucesos que son reales. Algunos recuerdan cultos satánicos que los aterrorizaron, en los que incluso aparecen bebés asesinados en sacrificios rituales.
Cuando las ‘víctimas se ven confrontadas con los hechos reales (los investigadores no han hallado bebés muertos; no hay denuncia alguna sobre bebés que hayan desaparecido cuando los supuestos rituales tuvieron lugar), éstas, las víctimas, dan - furiosamente - explicaciones, tales como que las madres de los bebés sacrificados eran satanistas que entregaron a sus criaturas a dichos rituales, razón por la que no reportaron su desaparición.
Las personas pueden expresar recuerdos falsos con tanta convicción y sinceridad que llegan a engañar a muchos investigadores. Sacar a la luz falsos recuerdos de abuso sexual puede también a conducir a mayores traumas en sus vidas; las familias se rompen, los hermanos se separan, aparecen las demandas judiciales, y personas inocentes son injustamente acusadas e, incluso, encarceladas. Sacar a la luz recuerdos falsos es algo que, usualmente es facilitado por un terapeuta que está convencido de que su cliente ha padecido abuso sexual (o la clase de abuso que el falso recuerdo muestre), incluso aunque su paciente no tenga memoria de ello. A través de una insistente persuasión, el terapeuta le inculca a su cliente que todos sus problemas emocionales proceden de la represión de un recuerdo de algún trauma anterior. El terapeuta podría decirle al paciente que si piensa intensamente podrá recordar el suceso traumático.
A juicio del terapeuta, la sanación sólo tendrá lugar cuando los recuerdos comiencen a aflorar, considerando que no recordar el trauma es síntoma de que la víctima está en un estado de negación, la cual es - a juicio del terapeuta - una ‘prueba del abuso. Atrapado en este bucle, la víctima de un terapeuta serio pero equivocado lo tiene difícil para salir de él. Finalmente, como ocurrió en el conocido caso de Paul Ingram y su hija, el sujeto acaba ‘recordando el abuso.(2)
Hay expertos investigadores del síndrome de Falso Recuerdo, quienes han tenido una extensa experiencia en lo que se refiere a alegaciones de abusos sexuales, y son capaces de detectarlo.
En cualquier caso, estos investigadores han comenzado a extender sus habilidades hacia áreas que, desafortunadamente, no son su especialidad. Y el fenómeno de las abducciones se ha convertido en un irresistible objetivo.
Por ejemplo, el psicólogo y especialista en hipnosis Michael Yapko escribe en su trabajo ‘Indicios de Abusos (Suggestions of Abuse), que el fenómeno de las abducciones es un simple problema de ‘sugestión humana, que a Yapko causa ‘irritación e incredulidad.
La psicóloga y experta en la memoria Elizabeth Loftus, en su obra ‘El Mito de la Memoria Reprimida (The Mith of the Repressed Memory), clasifica a las abducciones como una forma de irracionalidad asociada a personas que, por otro lado, son ‘sensatas e inteligentes.
Loftus cita al psicólogo Michael Nash, quien afirmó que “había tratado con éxito” a un hombre que decía tener una muestra de esperma que le extrajeron durante una abducción.
Nash le tranquilizó y lo ayudó a volver a su rutina normal usando hipnosis y otras técnicas terapéuticas, pero, se lamenta Nash,
Loftus coincide con Nash en que el poder de los falsos recuerdos de este hombre lo incapacitaba (a Nash) para continuar creyendo su ridícula historia.
Loftus y Nash, como otros críticos, están en lo incorrecto. Ninguno de ellos, ni de los otros críticos, ha presentado alguna vez evidencia de que los reportes sobre abducción sean productos del síndrome de falsos recuerdos (o de otra causa). La razón por la que ellos no han presentado evidencia alguna está causada por su incomprensión del fenómeno de las abducciones.
Si lo comprendieran, se darían cuenta que los informes de abducciones difieren del síndrome de falsos recuerdos en cinco significativas áreas:
Adicionalmente, es importante remarcar que, a diferencia de las víctimas del síndrome de falsos recuerdos, los abducidos habitualmente no experimentan la desintegración de sus vidas personales después de haber tomado conciencia de su particular situación.
De hecho, de muchas formas, lo que sucede es precisamente lo contrario; cuando los abducidos se ponen en manos de terapeutas competentes y entienden la naturaleza de sus recuerdos, a menudo comienzan a tomar control intelectual y emocional de dichos recuerdos.
Sienten una mayor autoconfianza, en tanto que se dan cuenta de que sus, hasta entonces, supuestamente inapropiados temores y pensamientos de tantos años (por ejemplo; miedo a entrar al dormitorio por la noche, pensamientos sobre estar sobre una mesa rodeada de extrañas criaturas, sentir excesivo temor a los médicos) eran la reacción lógica y adecuada a una fuerza poderosa y desconocida.
Mediante el recordatorio de los sucesos, los abducidos se hacen con el control de los miedos que les han acosado durante años, y devuelven el equilibrio a sus vidas, incluso siendo conscientes de que el fenómeno de las abducciones no se ha interrumpido en ellos.
El conocimiento del fenómeno les ayuda a llevar una vida más estable e integrada, en vez de sufrir los poderosos efectos desintegradores que son tan comunes en las víctimas que padecen síndrome de falsos recuerdos.
Recuerdos encubridores(4) de abuso sexual Antes de que el síndrome de falsos recuerdos cobrase importancia, los terapeutas habían asumido que los relatos sobre abducciones eran debidos a recuerdos reprimidos de abusos sexuales padecidos en la infancia.
Los terapeutas presuponían que, dado que el abuso sexual había sido tan traumático, la víctima - inconscientemente - ‘transformaba esos recuerdos en un relato de abducción; a fin de sobrellevar el terror, la persona asumía un trauma mucho más aceptable que el causado por los abusos: ser secuestrada por alienígenas.
No obstante, no hay pruebas para esta explicación. No hay ejemplos en los registros de un relato de abducción que sea un ‘recuerdo encubridor de abuso sexual. De hecho, lo contrario sí ocurre: hay grandes pruebas de personas que ‘recuerdan ser abusadas sexualmente cuando, en realidad, lo que les ocurrió es que fueron víctimas de una abducción. Jack Thernstrom recuerda cuando, con doce años, caminaba junto a su hermana por un área arbolada detrás de su hogar. Durante el paseo, Jack se encontró con un hombre que llevaba puestas unas gafas oscuras y que abusó sexualmente de él. Jack no tenía claros los detalles del suceso, pero sí que recuerda haberse quitado la ropa y quedarse completamente desnudo. Tampoco tenía claridad respecto a qué le ocurrió a su hermana, pero él pensó que, tal vez, había huido corriendo.
Él nunca contó a nadie lo sucedido, viviendo los siguientes dieciocho años con los traumáticos recuerdos de haber sido objeto de abusos sexuales por parte de un extraño.
Cuando Jack, en una sesión de hipnosis regresiva, contó este episodio, el hombre que llevaba gafas negras se desveló como un alienígena, y el suceso se mostró como un rutinario evento de abducción en el cual Jack había sido sometido a un examen médico. Ni siquiera había sido sexualmente abusado. Jack había creado un recuerdo a base de piezas de un suceso, tan horrible que pudo haber sido, que tomó sentido para él en un relato de abuso sexual. En otro caso, Julie ‘recordó un suceso que tuvo lugar cuando tenía diez años. Ella estaba en su hogar, concretamente en el sótano (donde había un bar), con su padre y tres vecinos. Julie recordó cómo su padre le sujetaba las manos sobre la cabeza (de ella) mientras los vecinos la asaltaban sexualmente. Mediante hipnosis regresiva la mujer desveló que todo había sido un suceso de abducción, el cual comenzó mientras estaba en el bar del sótano, en compañía de su padre y los amigos de éste.
El padre y dos de los vecinos habían sido llevados a un estado de inmovilidad y semi-consciencia (como si los hubiesen ‘apagado), durante todo el suceso. Los alienígenas se llevaron tanto a Julie como al tercer vecino, el Sr. Sylvester, fuera del sótano, introduciéndolos en un ovni. Durante el episodio de abducción, a ella se la condujo a observar escenas de contacto sexual entre un hombre y una mujer (ella pensó que, quizá, el hombre era el Sr. Sylvester).
Cuando esto acabó, tanto ella como su vecino fueron devueltos al bar. En esa ocasión, Julie no había sido sexualmente violada. El Sr. Sylvester, a quien - hasta entonces, durante años - ella había despreciado, había sido tan víctima como la propia Julie.
Obviamente, no todos los casos de abusos sexuales son, en realidad, sucesos de abducción. Una abducida recordaba que había sido sexualmente asaltada cuando tenía trece años. No recordaba cómo había llegado, escaleras abajo - al sótano - hasta el dormitorio del chico que la asaltó, y estaba confusa acerca de otros detalles.
Sospechando que esto podría ser un ‘recuerdo encubridor que ocultaba un suceso de abducción, lo revisamos bajo hipnosis regresiva. Entonces, ella recordó al muchacho, cómo bajó las escaleras, lo que aconteció en el sótano y lo que sucedió después. La paciente no tenía recuerdos en los que viese alienígenas, siendo transportada fuera de su hogar hasta ovni alguno.
Realmente, ella había sido sexualmente asaltada, pero no había sido abducida.
Notas
Contaminación mediática
La serie televisiva ‘Star Trek, en esencia, ha venido a ser parte de la conciencia estadounidense.
Millones de personas han visto esos relatos de ficción sobre humanos y alienígenas, tanto como la gente que ha visto noticias sobre abducciones en televisión o ha leído algún libro al respecto. La sociedad ha sido tan intensamente saturada con historias sobre abducciones alienígenas que es muy difícil, para la mayoría, escapar de ellas.
Un relato (sobre abducción) no intoxicado por esa mediatización es cada vez más difícil de obtener.
Durante mucho tiempo, el problema de la influencia de los medios en la información de ovnis y abducciones alienígenas ha desbordado a los investigadores. Con los años, los investigadores han aprendido a analizar cada avistamiento ovni según sus particulares circunstancias, y han desarrollado una metodología para ‘separar la señal del ruido.
La credibilidad del testigo, la calidad de la información, y los relatos confirmatorios de otros testigos, se han convertido en los criterios válidos para evaluar un informe. Este es el proceso que los investigadores aplican.
¿Representa la contaminación mediática un problema significante para la investigación de las abducciones? No. Aunque pueda ser un problema de tiempo en tiempo, en realidad, la mayoría de los abducidos son extremadamente sensibles ante los ‘peligros de las influencias culturales. Cuando examinan sus recuerdos junto a mí, ellos son plenamente conscientes de que existe la posibilidad de que hayan incorporado a sus recuerdos un hecho irreal.
En las primeras sesiones de hipnosis regresiva, la autocensura que desarrolla el abducido es tan grande que se convierte en un problema, pues las personas no quieren afirmar cosas que les hagan parecer locas, ni quieren repetir como loros al investigador algo que hayan podido tomar de fuera, de la sociedad.
Los abducidos me dirán durante la hipnosis cuándo ellos creen que podrían haber mezclado su experiencia con algún residuo cultural externo. Están muy preocupados acerca de esta contaminación, tanto que habitualmente debo decirles que se dejen llevar y no se autocensuren.
Cuando los abducidos me dicen lo que recuerdan, sus memorias suelen contener una riqueza de detalles que no pueden considerarse tomados de la contaminación mediática. Los medios de comunicación masivos diseminan información muy poco sólida sobre abducciones. Que los abducidos recuerden y describan aspectos concretos de los procedimientos que se llevan a cabo con ellos (detalles que montones de abducidos han descrito pero que no han sido publicados) es extraordinario, e incide fuertemente contra las influencias culturales. Un buen ejemplo de ausencia de contaminación mediática es el enormemente controvertido libro ‘Communion (1987), de Whitley Strieber.
Estuvo en la lista de los más vendidos del ‘New York Times durante treinta y dos semanas, y en el puesto número uno por casi cinco meses. Strieber relata detalles de sus experiencias que no coinciden con lo que la mayoría de los abducidos cuenta. Él dice haber sido transportado a una sucia antesala, donde se sentó en un banco en medio del desorden.
Este intensamente evocador pasaje de su libro fue, a la vez, dramático y aterrador.
Si la contaminación mediática fuese un problema, yo esperaría que algunos de los abducidos con los cuales he trabajado, que han leído ‘Communion, me describiesen una situación similar.
Pero eso no ha ocurrido. Ni uno sólo de ellos me ha mencionado alguna vez que hubiese estado sentado en un banco de una sala sucia o llena de ropas. Igualmente, en la versión cinematográfica (también llamada Communion) de la obra de Strieber, vista por millones de personas, hay una escena donde se observa un baile por parte de gordos y azules entes alienígenas.
Ni yo ni ninguno de mis colegas investigadores ha oído alguna vez una información similar. No obstante, a pesar de la aparente ausencia de evidencia alguna de contaminación mediática, todos los investigadores debemos, no obstante, permanecer vigilantes.
Pues puede que no reconozcamos contaminación mediática si la persona la incorpora sutilmente y acaba siendo parte de sus ‘recuerdos.
Sucesos recordados conscientemente Si los relatos de abducción no son parte de un síndrome global de sutil e insidiosas influencias en el cerebro de la personas, los críticos del fenómeno dicen que los abducidos deberían ser capaces de recordar conscientemente sus experiencias, y proveer a los investigadores de información precisa de cuanto les ha ocurrido.
De hecho, los abducidos conscientemente recuerdan las abducciones; algunas veces se trata de fragmentos, otras de largas secuencias, y en otras ocasiones incluso los sucesos al completo. Habitualmente, esos relatos son concretos y detallados y se igualan cercanamente a aquellos otros relatos obtenidos mediante hipnosis.
Sin embargo, habitualmente los recuerdos conscientes de sucesos son extremadamente inexactos, con destalles distorsionados de hechos actuales y recuerdos ‘concretos de eventos que nunca sucedieron. Un excelente ejemplo es el caso de Marian Maguire, una mujer sexagenaria con dos hijas, quien despertó una mañana de 1992 y conscientemente recordó un caso en el cual ella estaba con una de sus hijas, años atrás, en medio de una abducción. Marian recordaba cómo tomaba a su hija de las manos y, junto a otras personas, eran ‘conectadas a un aparato especial que había en un muro.
Esto es cuanto ella recordaba, y estaba segura que este suceso había tenido lugar exactamente como ella lo había recordado.
Yo no había oído hablar sobre abducidos que fuesen conectados a una máquina en un muro. Unas semanas más tarde, Marian y yo exploramos su episodio mediante hipnosis, sesión durante la cual ella tuvo dificultad en recordar cómo subía al muro, era conectada a él y luego desconectada. Cuanto más lo analicé, menos segura se mostraba Marian acerca de lo que realmente había sucedido.
Se dio cuenta de que el muro tenía pequeños cuadrados negros, a los cuales miraba mientras yo le preguntaba qué veía debajo de ellos. Creí que me diría que lo que veía era el muro o el suelo, pero, en cambio, me dijo que veía unas manos extrañas. Las manos estaban unidas a unas muñecas, y éstas a brazos. Fue entonces cuando Marian se dio cuenta de que estaba mirando dentro de unos negros ojos de un alienígena.
Ella no estaba, en realidad, conectada al muro, sino que permanecía de pie en una habitación, junto a sus hijas, mientras una entidad se le acercaba y miraba fijamente a los ojos. Conforme el tiempo pasaba, los ojos negros (alienígenas) que ella observaba en su mente se transformaban en una especie de cajones dispuestos en el muro, y su incapacidad para evitar esos ojos se transformó en verse pegada a ellos (los cajones del muro). Durante la hipnosis, los cajones se transformaron en los cuadrados negros.
Aunque había una base real para la memoria de Marian, los detalles que ella recordaba no habían sucedido.
Otro ejemplo es el de Janet Morgan, una madre soltera con dos hijos, quien conscientemente recordaba una rarísima experiencia de abducción. Mientras permanecía tendida sobre una mesa, vio cómo unos pequeños seres se afanaban en llevar a la habitación un caimán vivo. Los entes colocaron el animal en el suelo, cerca de la mesa, pusieron de espaldas al reptil y con un cuchillo lo abrieron en canal.
El pobre caimán gruñía y miraba a Janet, que estaba en estado de shock. Estos traumáticos recuerdos sumieron a Janet en una profunda y larga depresión.
En principio, ella no quería recordar el suceso mediante hipnosis, porque temía que nuevos detalles de lo sucedido le agudizaran la depresión. Nos obstante, tras estar continuamente afectada por el incidente durante casi un año, Janet se armó de valor y decidió enfrentar el recuerdo y lograr así el control emocional sobre él.
En hipnosis, el recuerdo de Janet se reveló como parte de un complejo suceso de abducción en el cual los alienígenas llevaron a cabo diversos procedimientos sobre ella. La examinaron, le extrajeron un óvulo, la forzaron a sumergirse en un recipiente lleno de líquido y la sometieron a un escáner mental que le produjo un profundo miedo.
Después, Janet se encontró sola en la habitación, tendida sobre la mesa, llena de miedo e inquietud. Los alienígenas entraron por una puerta a la izquierda de Janet, empujando al caimán con ellos, al cual colocaron en el suelo, cerca de la mesa. Mirándolo fijamente, ella comenzó a darse cuenta de que el animal realmente no parecía ser un caimán, pues no observó ni cabeza o patas de caimán.
En realidad se trataba de un hombre dentro de un saco de dormir de color verde. Cuando el hombre fue sacado por los alienígenas del saco de dormir, éste miro a Janet y comenzó a gemir. No había habido ningún caimán al que los alienígenas hubieran abierto en canal.
Algunos de los recuerdos conscientes más comunes se corresponden con los primeros o últimos instantes de una abducción, cuando el individuo está todavía en su ambiente habitual. Los abducidos habitualmente recuerdan que se han despertado y observado figuras erguidas junto a sus camas. Pero, en vez de recordar a los alienígenas, recuerdan a familiares fallecidos, amigos o figuras religiosas. Por ejemplo, Lily Martinson, un agente inmobiliario, recordó el siguiente incidente cuando ella estaba de vacaciones con su madre en las Islas Vírgenes, año 1987.
Dormida en la habitación del hotel, despertó y vio a su hermano fallecido, de pie junto a la cama. Lily recordó con claridad su apariencia, encontrando que esta experiencia era reconfortante y tranquilizadora. Cuando examinamos estos recuerdos bajo hipnosis, sin embargo, la descripción que Lily hizo de su hermano era la de una persona pequeña, sin ropas, delgada, sin cabello y con grandes ojos. No era su hermano.
Aunque Lily se sintió decepcionada por no haber visto a su hermano, también estaba satisfecha por haber conocido la verdad de lo ocurrido.
Efectivamente, los alienígenas han creado, quizás sin quererlo, un único obstáculo para aprender la verdad sobre las abducciones. Se trata del problema de ‘recuerdos incrustados, imágenes que los alienígenas han ‘colocado intencionadamente en la mente de los abducidos.
Durante procedimientos de visualización, los alienígenas pueden mostrar a un abducido multitud de imágenes: explosiones atómicas, meteoritos impactando contra la Tierra, el planeta partiéndose en dos, degradación medioambiental, desastres ecológicos, muertos bañados en sangre que están esparcidos por la tierra, y supervivientes rogando al abducido por ayuda.
También pueden mostrar imágenes de Jesús, María, y otras figuras religiosas.
Dichas imágenes son tan vívidas en su efecto sobre los abducidos que éstos piensan que esos sucesos realmente ocurrieron o que realmente vieron a esas figuras religiosas. Esto puede ser un problema, especialmente cuando el investigador no está familiarizado con estos procedimientos de visualización y no se logran identificar estos ‘recuerdos incrustados.
De este modo, Betty Andreasson relata, en el vanguardista libro de Ray Fowler ‘The Andreasson Affair, una situación en la cual ella vio un ave similar a un Fénix emergiendo de las cenizas. Fue real para ella, y así lo hizo saber.
Yo he tenido personas que recuerdan figuras que se parecían a Abraham Lincoln, con su sombrero de copa, ángeles, demonios, etc.
Recuerdos que surgen durante la hipnosis La fiabilidad de traer a la memoria recuerdos durante hipnosis no depende del sujeto, sino del hipnotizador.
Usada de manera inapropiada, la hipnosis puede conducir a confusión, canalización, y falsos recuerdos. Desafortunadamente, hay consenso a la hora de afirmar que se hace un uso inapropiado de la hipnosis en la investigación de las abducciones.
Y cuando los sucesos de abducción son traídos al consciente por un investigador que tiene poca experiencia o está instruyéndose en técnicas de hipnosis, en ambos casos, el paciente y el terapeuta pueden caer en el error de dar por buenos los falsos recuerdos que nunca acontecieron.
Influyendo al testigo Los escépticos del fenómeno de las abducciones a menudo acusan a los investigadores que hacen uso de la hipnosis de influir a la persona en la creencia de que, en efecto, ha sido abducida.
Los críticos dicen que los factores culturales o psicológicos empujan a la persona a buscar a un hipnotizador que tenga un interés - emocional o intelectual - en considerar al paciente como un abducido. El sujeto acude al terapeuta y se establece una fuerza o presión que conduce a hablar sobre abducciones.
Y a través de sutiles indicaciones y preguntas directas, el hipnotizador presiona al paciente a ‘recordar todo un inventado relato de abducción.
Esa influencia es un serio problema en la investigación del fenómeno, aunque no en la forma en que los críticos la consideran. Cuando un hipnotizador, inexperto o ingenuo, escucha la historia de un abducido, a menudo no reconoce fantasías y falsos recuerdos, ni recuerdos inculcados por los alienígenas. El resultado es que el paciente conduce al terapeuta a creer en algo que no ha ocurrido. Un ejemplo: Supongamos que un abducido viene a mí para hablar sobre sus supuestas experiencias de abducción, y que bajo hipnosis me cuenta que estando a bordo de un ovni se sentó en el suelo y participó con los alienígenas en un juego de mesa bastante parecido al Monopoly, pero con nombres de calles realmente extraños.
Si yo le preguntase por el nombre de tales calles correría el riesgo de llevar a cabo una inadecuada influencia sobre el paciente. En mis más de once años de investigación en el terreno de las abducciones jamás he escuchado a nadie (abducido) que hubiese estado jugando a juegos de mesa, y debo estar seguro de que el hecho ha sucedido tal como ha sido descrito, antes de ahondar en él.
Dado que sé que la persona creará experiencias imaginarias, especialmente en las primeras sesiones hipnóticas, sospecharía inmediatamente, en este caso, que se estaba fabulando, si bien siempre debo tener presente que es posible que los alienígenas hayan estado jugando al Monopoly con el abducido… Yo probaría a explorar para así determinar lo que quiera que ese suceso fue realmente.
Observaría las contradicciones o inconsistencias yendo sobre el incidente desde diferentes perspectivas de tiempo, realizando preguntas que conduzcan al abducido hacia delante y hacia atrás en el tiempo. Le pediría que describa la secuencia de sucesos - segundo a segundo - buscando leves incoherencias en su versión de los hechos.
Le preguntaría si los alienígenas estaban de pie o sentados, hacia dónde estaban mirando y exactamente el qué miraban. En otras palabras, buscaría los procedimientos de visualización del alien, que pudieron haber infundido esta imagen en la mente del abducido, haciéndole creer que realmente jugó a este juego (el Monopoly, como mero ejemplo práctico y poco probable) cuando, en realidad, no lo jugó.
Si el abducido fuera inconsistente en sus respuestas, yo consideraría su suceso de abducción con escepticismo. Si el abducido sostiene su historia, como mínimo, pondría el relato ‘en cuarentena, a la espera de que otro abducido confirme - de forma independiente - una experiencia similar.
En contraste a la metodología que acabo de describir, el ingenuo hipnotizador, inconsciente de que está siendo engañado, escucha la historia sobre el Monopoly y pregunta:
Esta pregunta, sutilmente aceptada por el terapeuta de la hipnosis, sirve para reforzar el convencimiento del paciente, de que su (fantasiosa) experiencia ha sido real.
De ese modo, al abducido se le fomenta a fantasear. Una inconsciente y sutil forma de disociación toma forma, y el abducido comienza a ‘recordar más sucesos de los que ha imaginado. (Este estado mental es semejante al de las ‘canalizaciones, a través del cual una persona, en un estado alterado de conciencia, cree que está recibiendo comunicación por parte de un espíritu invisible, o una entidad que responde a preguntas o imparte enseñanzas.)
El abducido - inconscientemente - ha inducido al terapeuta a cometer un error, y éste (el terapeuta) actúa, inconscientemente, del mismo modo, llevando a error al paciente.
Ambos están manufacturando un relato que podría tener una porción de verdad, pero que es fantasía en su mayor parte.
Fantasías mutuamente confirmadas
Realizar investigación sobre abducciones es excepcionalmente difícil, no sólo a causa de la naturaleza del material con el que se trabaja - y el modo en que se obtiene - sino porque las satisfacciones que este trabajo ofrece son, habitualmente, nulas. Los principales ‘honores que se reciben son ridiculización y desprecio. Yo creo que cualquiera que ponga su reputación en aventurarse dentro de esta peligrosa área, merece el reconocimiento de aquellos que valoran la búsqueda de la verdad. A pesar de esto, incluso los más prominentes investigadores, algunas veces, caen en la trampa de las fantasías mutuamente confirmadas. John Mack (1), profesor de psiquiatría en la Universidad de Harvard, además de investigador del fenómeno de las abducciones, es un ejemplo de las fantasías que son mutuamente confirmadas. Mack, conocido en todo Estados Unidos como un crítico social y ganador del Premio Pulitzer, quedó fascinado con el fenómeno de las abducciones, allá por 1990, tras atender una conferencia de Budd Hopkins (fallecido en verano de 2011).
Rápidamente, Mack reconoció que el fenómeno no era generado en la mente del abducido, sino que, por el contrario, provenía de una realidad externa. Así que, valientemente, emprendió una investigación del fenómeno a gran escala, en detrimento de su carrera en Harvard y a pesar del desprecio de sus colegas.
En su libro de 1994, ‘Abducción: encuentros humanos con alienígenas, Mack relata una sesión de hipnosis con una paciente llamada Catherine, en la que unos alienígenas - supuestamente - le mostraron a ella, sobre una pantalla, imágenes de un ciervo, musgo, desiertos, y otras cosas relacionadas con la naturaleza. Después, Catherine observó las pinturas de una tumba egipcia y sintió con certeza que cuanto estaba viendo era ella en una vida anterior. Entonces, los alienígenas le enseñaron una imagen de pinturas de tumbas con la pintura descascarillada (deteriorada).
Pero en esa encarnación ella era un hombre y presenció esta escena (dijo ella).
Ahora Catherine sintió que se confirmaba su empeño en un intercambio de información más recíproco.
Mack:
Catherine continuó ‘recordando muchos detalles de la pintura egipcia y su vida pasada. Y al final de la sesión de hipnosis, ella le dijo a Mack que un alienígena le había preguntado si había comprendido el significado de aquella escena del Antiguo Egipto.
Entonces, ella se dio cuenta de que,
Catherine también se dio cuenta de que estaba conectada a los alienígenas. Resistirse a ellos sólo significaría luchar contra sí misma, por lo cual, no había razón alguna para resistir. (2)
Mack no sólo acepto la validez de este ‘diálogo, sino que también dio por buena la interpretación que Catherine había hecho de todo el asunto. Mas que tratar el episodio completo con extrema cautela y escepticismo, Mack no cuestiona ni la interpretación dada por Catherine sobre su vida pasada, su sentido de la conexión (3), su sensación de que una previa petición de información recíproca fue respondida afirmativamente (por Mack), y la decisión de ella de no resistirse a esa afirmación. Catherine también le dijo a Mack que,
Una vez más, Mack da por buena esta conversación y le otorga valor, pidiéndole a Catherine que,
Esta es una pregunta que reclama una información que no está dentro del ámbito del testimonio de Catherine. Como era de esperar, ella le dio a Mack una respuesta con los detalles.
El relato de Catherine contiene una vida pasada, ‘diálogo, intentos - por parte de los alienígenas - de ayudar al abducido, un mensaje sobre el medio ambiente, y crecimiento personal. Para el terapeuta cualificado y diestro en las hipnosis de abducidos, todos y cada uno de los aspectos de este relato deberían ser sospechosos. Catherine pudo haber sido, fácilmente, inducida a un estado disociativo en el cual ella consideró ciertas fantasías internas como si fuesen sucesos que realmente le ocurrieron. Si las imágenes de la vida pasada en el Antiguo Egipto ocurrieron (en la mente de Catherine), podrían haber tomado forma durante una secuencia imaginaria, y ello automáticamente significa que un procedimiento mental de inculcación estaba en proceso. Algunas veces, los abducidos mezclan procedimientos imaginarios, sueños, y fantasías, como si fueran recuerdos de realidades externas.
Su interpretación de esos ‘recuerdos, a menudo, tienen más que ver con sus sistemas de creencias que con acontecimientos reales.
A menos que el terapeuta esté adecuadamente formado en los problemas que esos procedimientos mentales pueden crear, será fácil que caiga en aceptar fantasías como si fuesen realidades. Mack no manifiesta escepticismo acerca de la historia contada por Catherine. Más aún, él admira la ‘clara y concisa composición de la narrativa de la abducida.
Hay otros dos terapeutas de abducciones que, como John Mack, caen presa de errores metodológicos. Como parte de una serie de trece regresiones hipnóticas con abducidos, la psicóloga clínica Edith Fiore presenta - en su libro de ‘Encuentros (1999) - una larga transcripción de un suceso extraterrestre. Fiore cree que el hecho de relacionar la información, sea ésta real o imaginaria, tiene un valor terapéutico, por tanto, ella está más interesada en saber qué piensan los abducidos sobre lo que han vivido, que en saber qué les ocurrió realmente. Fiore describe la regresión hipnótica de un paciente llamado Dan, quien ‘recordó haber sido miembro de unas Fuerzas Armadas Alienígenas que luchaban contra sus enemigos en otros planetas.
Recordaba haber visitado los planetas ‘Deneb y ‘Markel, tomar unas copas con el capitán, así como otros detalles extraordinariamente semejantes a la vida diaria en la Tierra. Cierto día, Dan se encontró a sí mismo de pie en la Cordillera de las Cascadas (Norteamérica), mirando fijamente a los árboles. Era hermoso y calmado.
Parecía que Dan había ‘tomado el cuerpo de un pequeño niño humano.
Este interrogatorio (tal como está planteado por la doctora) confirmó lo que el sujeto (Dan) estaba diciendo y, sutilmente, sirvió para confirmar su autenticidad.
Fiore diría más tarde que la información aportada le sirvió a Dan para,
Ella cree que cada una de las experiencias recordadas por los pacientes,
Claramente, este escenario no se asemeja al escenario de abducción tal como lo conocemos, aunque hay algunas similitudes entre ambos, como son los híbridos adultos que, algunas veces, visten uniformes muy parecidos a los militares.
En lugar de enfocarse en un suceso concreto, Fiore salta a nueve diferentes encuentros en su primera sesión hipnótica con Dan, lo cual, en manos de una inexperta terapeuta de hipnosis, puede conducir a unas conclusiones confusas y superficiales. Además, Dan conoce la respuesta a prácticamente todas y cada una de las preguntas que Fiore le plantea acerca de la vida a bordo de la nave militar. Dicho conocimiento de las respuestas por parte de Dan es, habitualmente, un fuerte indicador de falsa memoria.
Las probabilidades de que el relato de Dan sean fantasías son extremadamente altas.
Fiore y Mack estaban cualificados como terapeutas, no como investigadores del fenómeno. Su aproximación a los relatos sobre abducciones es muy diferente de la aproximación llevada a cabo por los investigadores que están orientados empíricamente.
Es importante entender que, a pesar de sus problemas metodológicos, Mack y Fiore, como otros terapeutas de hipnosis, ponen al descubierto muchos de los típicos procedimientos - físicos y reproductivos - que dan forma al núcleo de la experiencia de abducción. No obstante, a causa de su formación profesional, ellos no están particularmente interesados en lo que, realmente, le ha ocurrido al abducido.
Para Mack, como para otros muchos terapeutas, investigar en las circunstancias reales y concretas de la experiencia narrada por un cliente, no es la preocupación primordial. Averiguar, exactamente qué es lo que le ocurrió al abducido es menos importante que lo que el cliente cree que le ocurrió.
La exactitud y la veracidad del relato es una mínima preocupación.
Como afirma Mack:
De este modo, cuando Mack dirige una sesión de hipnosis, lo primero que explica a su paciente es que él está,
La verdad o falsedad de las experiencias de una persona (la cronología, el procedimiento lógico, y las percepciones exactas de los sucesos) juega un papel secundario en la metodología de Mack.
Plantea que su,
Los hechos juegan un rol limitado en el momento en que Mack encara un suceso de abducción.
La Dra. Fiore lleva un modelo similar.
Ella plantea que,
Notas
¿Qué hacen ellos?
7 Enero 2012
Jacobs comienza afirmando que todo lo que los alienígenas hacen forma parte de su programa de abducciones, incluido los detalles aparentemente absurdos de su actividad. Añade que los investigadores, en su primer contacto con el fenómeno, tienden a pensar que las abducciones tienen como objetivo la investigación sobre los humanos, de un modo paciente, a largo plazo, recolectando datos.
Esta presunción ha conducido a la idea - generalmente aceptada por la sociedad que ha seguido esas investigaciones - de que, en tanto que los alienígenas actuaban como observadores e investigadores del mundo humano, su naturaleza no era hostil.
No obstante, ahora sabemos que el propósito primordial de las abducciones no es la mera investigación.
Unidades de Gestación Extrauterina Un significativo componente del programa de hibridación consiste en la creación de Unidades de Gestación Extrauterina (UGE). Cuenta Jacobs que únicamente tras años de investigación llegó a comprender el motivo y funcionamiento de este componente. Durante años, sigue diciéndonos el autor, las mujeres abducidas habían estado hablándole a los investigadores acerca de los procedimientos ginecológicos a los que estaban siendo sometidas durante las abducciones.
Algunas describen lo vivido de la siguiente forma: como si los alienígenas hubiesen estado maniobrando molestamente sobre sus órganos reproductivos. Tienen la sensación, estas mujeres, de que los alienígenas estaban ‘agrandando o creando más espacio en la cavidad uterina o en alguna parte del área pélvica.
Jacobs menciona el caso de la abducida Barbara Archer (1988), quien describió su vivencia en términos de ‘presión interna e ‘hinchamiento en sus órganos reproductivos. Lucy Sanders, otra abducida, vivió el mismo procedimiento en varias ocasiones, el cual lo describe como si a la derecha de su pelvis la estuviesen ‘inflando, sintiendo como si aquello la quemara internamente en el área sobre el que estaban interviniendo. Otra abducida, Laura Mills, sentía que la manipulación ginecológica a la que se vio expuesta sirviera para determinar cuánto espacio tenía en su cavidad uterina. Exactamente igual lo vivió Belinda Simpson, quien sentía como si aquellos procedimientos se asemejasen a estar siendo ‘hinchada, como si estuviese embarazada. Algunas abducidas han sugerido que lo que vivieron (aparente introducción de aire en sus zonas reproductivas) era muy semejante a la laparoscopia a la que somete una paciente cuando se tienen problemas ginecológicos.
Dicho lo cual, Jacobs sospecha que, en realidad, los alienígenas podrían estar manipulando el área reproductivo femenino para extraer óvulos. Esta opinión no la convierte en una conclusión, pues no existe (al menos hasta que escribe La Amenaza) suficiente información al respecto.
Sí es destacable que la histerectomía es algo común entre las abducidas:
Jacobs menciona el caso concreto de Melissa Bucknell, abducida de 27 años, que en sesiones de regresión afirmaba haber recibido implantes alienígenas durante sus abducciones.
Una mañana de 1987 se despertó con dolores en el área de sus órganos reproductivos, tan severos que le impedían sentarse. Fue entonces cuando tuvo la certeza de que los implantes eran un asunto real. El Dr. Jacobs la llevó inmediatamente al ginecólogo (Dr. Daniel Treller), quien la examinó de urgencia.
El examen del Dr. Treller confirmó que la zona pélvica de Melissa estaba muy sensible, y ordenó que se le observase con ultrasonidos, técnica que rápidamente detectó una anomalía.
A la derecha del ovario derecho de Melissa aparecía una masa de alguna clase, pequeña, aparentemente orgánica, que se suponía no debía estar ahí.
Prosigue el Dr. Jacobs contándonos el extraño caso de Melissa Bucknell, quien insistía en que aquella masa anómala junto a su ovario derecho era un implante alien.
Melissa estaba decidida a que no se le extirpara. Más aún, se negó a cualquier posterior observación por parte del Dr. Treller, aduciendo que no deseaba que nadie molestara a ‘aquello, a pesar del dolor físico que le causaba. No obstante, Jacobs logra convencerla para un nuevo examen, un mes después del primero, y el resultado fue que la anómala masa había desaparecido.
Jacobs nos cuenta otro caso, el de Lydia Goldman, una señora de 60 años que se levanta una mañana de 1992 con la sensación de que está embarazada.
Aquello no sólo era imposible por la edad, o por el hecho de que la Sra. Goldman no tenía relaciones sexuales, sino porque se había sometido a una histerectomía completa hacía muchos años.
No obstante, Lydia Goldman reconocía aquellos síntomas, pues los recordaba de cuando el embarazo de sus hijos. Unas semanas después, la parte derecha de bajo abdomen comenzó a dilatarse ligeramente. Luego, para su horror, Lydia empezó a sentir que algo, como si fuera un feto, se movía en su interior.
Lydia aceptó acudir al ginecólogo, a pesar de pensar que estaba perdiendo a lo que fuera que tuviese en su útero.
Unos días antes de la cita comenzó a sentirse mejor, su estómago no volvió a hincharse, y los síntomas desaparecieron.
Lydia y el Dr. Jacobs decidieron hacer regresión de la noche anterior a la que la abducida se había despertado con síntomas de embarazo. Ella recordó que estaba dormida en casa de su hija, en Florida, cuando la abducción tuvo lugar.
Lydia:
El relato de Lydia insiste en la idea de que toda la experiencia le resulta repulsiva.
Añade ser consciente de que lo que fuera que ocurriera durante aquella abducción, ella se sentía sirviendo a unos propósitos marcados por los alienígenas, que la obligan a ello.
El Dr. Jacobs recuerda el testimonio - anterior a éste - de otra abducida postmenopáusica, que decía sentirse embarazada y advertir que ‘algo la golpeaba (desde dentro hacia fuera) en la zona de bajo vientre.
La Unidad de Gestación Extrauterina con la que teoriza Jacobs sería el envase o envoltorio, del tamaño de un pomelo, mencionado por la abducida Lydia Goldman.
La experiencia vivida por Lydia, y la información extraída de ella, hizo que el Dr. Jacobs reconsiderase la situación de Melissa Bucknell, la joven abducida que, tras grandes dolores se le descubrió una masa anómala junto al ovario derecho.
A la luz de las experiencias investigadas posteriormente por él, la masa anómala (que había sido interpretada por la abducida como un implante alien) de Melissa parecía tratarse de una implantación fetal cerca del ovario. Así resultaba comprensible la inconsciente e instintiva protección de la chica hacia la extraña masa, propia de una gestante hacia el feto que desarrolla dentro.
Igualmente cobraba sentido el testimonio de las abducidas que afirmaban sentir cómo se les ‘inflaba con aire en sus órganos reproductores.
Este procedimiento podría no ser sino la preparación del espacio que luego sería ocupado por la Unidad de Gestación Extrauterina.
Protegiendo los embarazos Durante mis años de investigación me ha quedado claro que los alienígenas evitan esas acciones retirando de la abducida las evidencias antes de que ésta pueda actuar.
En numerosas ocasiones, las abducidas han planificado un aborto, sólo para luego descubrir que su útero está vacío. Cuando la abducida se somete al proceso abortivo los alienígenas ya han retirado de ella el feto.
Extraño objeto, que no sé si es metálico o no… Ellos lo usan para hacer bebés. Ellos ponen esas cosas juntas en un laboratorio. Luego lo introducen en un útero, de modo que “eso” crecerá ahí y se desarrollará en un bebé. Pasado cierto tiempo - ellos lo monitorean, y saben si progresa - ellos regresan, te abducen y te extraen el feto, el cual todavía no está completamente desarrollado, aunque sí lo suficiente como para reconocerlo como tal.
Lo extraen y se lo llevan. Ya lo he visto antes… lo ponen en una especie de fluido, de cálido fluido que hay en una suerte de tanque, y allí es donde lo mantienen con vida y sigue creciendo.
Por tanto, los alienígenas deben monitorizar selectivamente. Y, probablemente, lo hagan sólo acerca de cuestiones concretas. Si una abducida piensa en queques o en ir de compras, no se activa alarma alguna. Pero si una abducida piensa acerca de abortar, embarazo, bebés o implantes, esos pensamientos provocan una reacción en los alienígenas, más allá de que tengan tiempo para intervenir.
Cuando apuré a Melissa (véase La Amenaza 7) a que acudiera a su ginecólogo para que se le realizara una prueba de ultrasonido, los alienígenas no tuvieron suficiente tiempo para extraer la “masa” que ellos habían implantado en su cuerpo, pues todo fue muy rápido, en el margen de una hora.
Abducidos con implantes sufren de por vida problemas nasales, sangrado, congestión nasal, audición disminuida, acúfenos (tinnitus) y sangrado de oídos. Los médicos han advertido anómalas cicatrices en tejidos y agujeros en las vías nasales de los abducidos. Las funciones exactas de los implantes nos son desconocidas, pero podemos especular al respecto. Probablemente se trate de complejos dispositivos multifuncionales, los cuales podrían servir de monitor o afectar niveles hormonales que afectan a la lactancia, menstruación, ovulación o embarazo.
Probablemente también son usados como localizadores de los abducidos.
Relaciones sexuales Las mujeres abducidas han informado que han sido embarazadas bajo circunstancias imposibles. No se habiendo mantenido relaciones sexuales han acabado embarazadas, continuado con el proceso, y parido bebés normales y sanos. Ocasionalmente, dos abducidos se conocen en un contexto normal (no en un episodio ovni), donde ellos sienten un fuerte sentido de familiaridad mutua, sintiendo una poderosa atracción del uno al otro.
Por ejemplo, Dena y Ray, supieron inmediatamente que eran el uno del otro desde que se conocieron. Desconocían el motivo de porqué sentían aquello, pero la fuerza de atracción era tan poderosa que ambos se divorciaron de sus esposos y se casaron.
La hipnosis reveló que ambos habían tenido una duradera relación sexual durante la adolescencia, que exclusivamente había sucedido durante sus episodios de abducción.
CONTROLANDO LOS ASUNTOS HUMANOS El Dr. David Jacobs continúa su relato hablándonos del desconcertante uso del ‘escaneo mental, con el objetivo de excitar sexualmente a las abducidas.
El escaneo mental - el cual se lleva a cabo, habitualmente, durante o inmediatamente después de comenzar el examen físico - se realiza por un alienígena alto (no un ‘gris de pequeña estatura) que coloca su cara muy cerca del rostro de la abducida, mirándola fijamente. De ese modo, el ente puede obtener un abanico de emociones de la mujer, y puede generar en ella la emoción específica que él desee. Cuando la induce a la excitación sexual puede conducir a su víctima hasta alcanzar el orgasmo.
La cuestión es: ¿por qué se estimula sexualmente a las abducidas?
Para responder a esta pregunta debemos prestar atención a lo que el alien alto (el que realiza el escaneo mental) lleva a cabo inmediatamente después de que la excitación sexual haya llevado a la abducida hasta el orgasmo. Cuando ese estado se ha alcanzado, el alienígena deja de mirar fijamente a los ojos de la mujer, y procede a la extracción de óvulos. Así, la inducción al orgasmo no tendría otro objetivo que dicha extracción.
El proceso de excitación sexual femenino generado por ellos no tendría más razón que provocar los efectos fisiológicos que acompañan al orgasmo - lubricación, dilatación y, tal vez, ovulación - que facilitarían los procedimientos de extracción ovular en los que los alienígenas están ocupados. Aunque el rol del orgasmo en la ovulación es controvertido, Gloria Kane - médico y abducida - está convencida de que durante el escaneo mental el alien estaba provocándole la emisión de óvulos desde los ovarios. Kane cuenta que a la edad de dieciséis los alienígenas que la abducían le hicieron saber que desde que la menstruación era un hecho en ella, ellos le habían provocado una alteración en los procesos internos que la conduciría a ovular mediante los orgasmos provocados por escaneo mental. La ovulación debe tener lugar en el momento adecuado para el Programa de Reproducción. Los híbridos han instruido a otros íbridos en las complejidades de la generación y extracción de óvulos.
La abducida Christine Kennedy recordó un suceso de abducción en el cual un híbrido explicaba los métodos de inducción a la ovulación con otros tres híbridos, al tiempo que ella servía de ejemplo, esto es, inmovilizada sobre una camilla, siendo víctima de todo el proceso de escaneo mental antes expuesto.
Menciona el Dr. Jacobs que la habilidad de los alienígenas para dominar la mente de los abducidos mediante el escaneo mental es extraordinaria, fruto de su conocimiento avanzado, al servicio de que el ser humano cumpla con su cometido dentro del Programa de Reproducción y el resto de la Agenda alienígena. La habilidad de estas inteligencias para controlar al ser humano se desarrolla a través de la manipulación de nuestro cerebro. Por ejemplo, cuando los alienígenas se colocan cerca de los ojos del abducido, comenzando a mirar fijamente, casi inmediatamente la víctima siente efectos físicos y emocionales. Esto podría ocurrir porque los entes usan el nervio óptico para lograr entrar a las vías neuronales de su víctima, a través del Quiasma Óptico, dentro del Cuerpo Geniculado Lateral, para luego pasar a la Corteza Visual Primaria (V1), en la parte trasera del cerebro. Una vez alcanzada la V1, procederían a acceder a la Corteza Visual Secundaria (V2) en el Lóbulo Occipital, para continuar hasta otros emplazamientos en los lóbulos Parietal y Temporal y el Hipotálamo. Mediante esa ruta, el alien puede estimular vías neuronales y provocar la activación de neuronas en cualquier área deseada. Advierte Jacobs que, si los alienígenas son capaces de conectar con las redes neuronales, pueden recomponer los recuerdos del abducido.
Pueden inducir nuevas imágenes directamente en el Córtex Visual, eludiendo las imágenes que el sujeto obtiene mediante las observaciones que llegan a la retina, provocando que el individuo ‘vea cosas' que pasan a formar parte de sus recuerdos de abducción. Pueden, además, activar áreas dentro del Sistema Límbico y provocar emociones fuertes, tales como miedo, ira, o afecto. Pueden inducir a excitación sexual, o bien a la amnesia que preserve el secreto de lo experimentado.
Cómo los alienígenas maniobran sobre el Nervio Óptico nos es desconocido, pero tenemos algunas claves. Jacobs menciona que los abducidos, cuando da comienzo el proceso de escaneo mental, no son capaces de cerrar sus ojos, siendo obligados a mirar a los ojos del secuestrador.
La mayoría de los abducidos hablan de ojos opacos, marrones o negros. Otros advierten una especie de líquido en el interior de estos ojos. Frecuentemente, los abducidos observan un movimiento en el interior de esos ojos, que genera una suerte de luz. Es posible, nos dice Jacobs, que esa emanación luminosa sea la que active el Nervio óptico de la víctima, dando comienzo al tránsito del alien hasta las redes neuronales.
Para finalizar este apartado, mencionar que los abducidos sugieren que la información que los alienígenas adquieren mediante el escaneo mental de sus víctimas, es transferida a las mentes de los híbridos, de tal forma que éstos pueden aprender cómo viven y sienten los humanos. También hay procedimientos por los cuales los híbridos directamente toman información de los humanos. Un alien colocó a Allison Reed (abducida) junto a un híbrido femenino, y las conectó a ambos, sentada la una frente a la otra. Entonces, Allison pudo sentir cómo sus pensamientos y recuerdos eran ‘absorbidos por la entidad híbrida. Los procedimientos mentales deben ser observados, nos dice el Dr. Jacob, dentro del marco de la Agenda Reproductiva Alienígena. Habitualmente, los abducidos se sienten incluso más violados mediante estos procederes mentales que por los reproductivos.
Saben que sus pensamientos no son propios, y que han podido ser manipulados.
A través de los informes sobre abducciones, el Dr. Jacobs tratará de arrojar luz sobre estas importantes cuestiones.
Los abducidos han descrito una imagen clarificadora sobre el comportamiento de los alienígenas.
Se les muestran de un modo muy profesional, como una sociedad tan cooperativa como una eficiente empresa. No obstante, los alienígenas son discretos respecto de su ‘vida personal, y la sociedad de la que proceden.
A pesar de lo cual, han ido dejando retazos, piezas de información, que lentamente nos deja ver más.
¿DE DONDE PROCEDEN? ¿Vienen los alienígenas del espacio exterior, de otra dimensión, o de un universo paralelo?
En un principio, los investigadores creyeron que su origen era el espacio exterior, por ser esta la más lógica explicación; que los alienígenas nos visitaban desde Marte o Venus, o cualquier otro rincón del Sistema Solar. Pero cuando los científicos aprendieron más sobre el Sistema Solar, pareciendo una evidencia que la Tierra era el único planeta albergando vida inteligente.
Por tanto, los investigadores concluyeron que los alienígenas podía proceder de otro sistema solar. Pero, incluso el más cercano está a años luz de distancia, lo que hacía que viajar hasta aquí fuese una tarea desalentadora, incluyo haciéndolo a la velocidad de la luz.
El problema de cómo los ovnis pueden viajar hasta la Tierra ha sido un freno intelectual para muchos, y los científicos han desarrollado varias teorías a lo largo de los años, a fin de resolver este obstáculo. El astrónomo e investigador ovni J. Allen Hynek propone que los ovnis proceden de algún otro lugar, mediante el ‘plano astral.
Los alienígenas, de alguna manera, es ‘personan aquí, como viajando a través de un modelo mental. El investigador Jacques Vallée y otros, sugiere que los ovnis proceden de una realidad alternativa que la humanidad, de alguna forma, identifica con la consciencia. Esta realidad alternativa presumiblemente existe en paralelo a la nuestra.
Este dilema intelectual - cómo reconciliar viajes espaciales con el actual conocimiento científico - ha imposibilitado que la comunidad astronómica haya explorado el fenómeno ovni con una actitud seria. Todavía, este dilema es un falso problema. En lugar de preguntarnos de dónde proceden los alienígenas y cómo habrían llegado hasta nosotros, lo apropiado sería preguntarnos ¿está la gente viendo, realmente, algo anómalo, artificialmente construido, inteligentemente pilotado? ¿Son reales las experiencias descritas por los abducidos? La cuestión no es el ‘cómo han hecho para visitarnos, que no es sino, en última instancia, un detalle tecnológico. Desde luego que los abducidos le han preguntado a los alienígenas por su lugar de procedencia, y las respuestas dadas indican que, en efecto, vienen de un planeta en algún lugar del universo conocido. Partiendo de que existen billones de estrellas, y junto a ellas, otro tanto de posibles planetas, esta respuesta parece razonable. Cuando los abducidos han preguntado a sus secuestradores por cuál es su ‘hogar, a veces han indicado un punto concreto en un área del cielo. No hablan de universos paralelos, viajes en el tiempo, dimensiones, u otros lugares exóticos. El Dr. Jacobs expone el caso de dos abducidas, y la conversación que cada una de ellas mantuvo con híbridos adultos. Las respuestas dadas son muy infantiles y poco claras, apuntando al cielo estrellado. Otros testimonios hablan de terrenos áridos, arenosos, como medio ambiente de los alienígenas.
En definitiva, imágenes vagas que no aclaran nada en absoluto.
EL ORGANIGRAMA ALIENÍGENA Dentro de los ovnis, los alienígenas parecen actuar dentro de una reconocible cadena de mandos y roles bien definidos.
En mi libro ‘Secret Life, apunté que los alienígenas tipo gris, de baja estatura, actuaban como asistentes de los alienígenas grises de mayor estatura. Los grises pequeños conducen a los abducidos hasta la nave, les quitan las ropas, los acompañan hasta la sala de examen físico e, incluso, realizan alguna otra labor no especializada.
Estos grises bajitos raramente entablan conversación, y su comunicación con el abducido se limita a paliar el miedo experimentado por éste, tratando de tranquilizarlo.
Ahora, los investigadores saben que los grises de más estatura, a quienes los abducidos alguna vez se refieren como ‘doctor o ‘especialista, a menudo se suman a los procedimiento de la abducción una vez que los grises pequeños han llevado a cabo un examen del abducido. Los grises altos llevan a cabo los procedimientos más complejos, como la extracción de esperma u óvulos.
También se encarga de implantar los embriones en las abducidas, a las que, meses después, extraerán los fetos. Además, estos grises altos son los que realizan los ‘escaneos mentales, con los que se extraen recuerdos o información del abducido; con los escaneos mentales se logra excitar sexualmente a la víctima, llevándola al orgasmo.
Los grises de mayor estatura parecen tener más personalidad que los grises pequeños. Los primeros puede que entablen conversación con los abducidos, pero se mantienen evasivos sobre los objetivos de la abducción, y sobre los procedimientos específicos llevados a cabo en ella. El Dr. Jacobs añade que no ha recibido reportes (por parte de los abducidos) acerca de alienígenas - de pequeña estatura - y género femenino. Los reportes sobre alienígenas femeninas indican que se encuentran en la variedad de los altos, especializados en procedimientos ginecológicos y urológicos. La máxima distinción consiste en que los alienígenas femeninos atienden a los vástagos híbridos. Ellas conducen a los bebés híbridos a los abducidos, para la importante interacción física que los primeros requieren de los segundos. También se ocupan de vigilar directamente las actividades de los bebés y niños híbridos. La diferenciación de estas tareas (entre alienígenas masculinos y femeninos) podría ser una consecuencia de la percepción cultural de los abducidos, pero las descripciones de los seres femeninos parece desmentirlo. Los alienígenas femeninos carecen de atributos físicos, en los términos en los que un abducido esperaría. Carecen de senos o cualquier característica sexual.
A pesar de ello, los abducidos afirman que los alienígenas femeninos parecen - en alguna forma imprecisa - más amables, dulces, femeninas, gráciles. A pesar de la imprecisión de sus descripciones, los abducidos están absolutamente seguros de que se trata de alienígenas femeninos.
En los inicios de mi investigación me enfoqué en los seres grises, porque son la forma alienígena predominante en los relatos de abducidos. Pero ahora es importante advertir que los abducidos reportan otros subgrupos de alienígenas. Algunas veces mencionan a pequeños seres con diferentes colores de piel - moreno o blanco son los más frecuentes.
También describen una variedad de características faciales, tanto en los seres altos como en los bajos. Tenemos a los grises estándar, pero también a los ‘nórdicos, ‘reptilianos, ‘insectoides, otros son altos, vestidos con túnicas o encapuchados.
Puesto que los más reportados son los pequeños grises, durante años creí que las menciones a los ‘nórdicos eran fruto de confabulación o pensamiento deseoso, transformando alienígenas de fea apariencia por otros más apuestos, rubios, con ojos azules. Tras escuchar tantos testimonios sobre esos tipos de alienígenas (tan parecidos a los humanos), concluí que la evidencia claramente nos sugiere que los ‘nórdicos son - probablemente - híbridos adultos, el producto del apareamiento entre humanos y alienígenas. Estos híbridos son críticamente importantes, y posteriormente describiré sus roles. Aunque todavía no hemos logrado conocer específicamente los roles de los ‘reptilianos, los tipo ‘insectoide parecen desarrollar un papel claro: los abducidos han reportado la participación de estos (los ‘insectoides) en un rol de supervisores de, incluso, los alienígenas de mayor tamaño. Ese alienígena insectoide es muy alto y habitualmente viste una túnica o capa, con un cuello alto.
En ocasiones es descrito como una entidad con semejanza a una hormiga gigante o a una mantis religiosa. Raras veces se encarga de examinar al abducido, dedicándose a procedimientos de escaneo mental (mirando fijamente a los ojos de la víctima). Cuando se comunica telepáticamente con los abducidos, su lenguaje es más substancial y comunicativo en la información que desvela. Pero generalmente permanece al margen, observando los procedimientos de la abducción, dando instrucciones a los entes más altos.
La existencia de una serie de tareas específicas para cada tipo, sugiere que estamos ante una ‘sociedad jerarquizada, con probabilidad de un ‘cuerpo de gobierno, con una cadena de comando, desde los entes insectoides hasta los alienígenas grises de menor tamaño. Frecuentemente, los abducidos afirman que los alienígenas actúan con mentalidad de colmena. Los grises pequeños actúan como tal, visten uniformemente, y a bordo del ovni nada sugiere que tengan rasgos de personalidad individual. Toda actividad individual está encaminada al objetivo de la abducción, en términos clínicos y asépticos.
Los más altos parecen mostrar algo más de individualidad, y los que parecen insectos con túnicas aún más.
HABILIDADES DE COMUNICACIÓN Los alienígenas se comunican telepáticamente entre ellos, y con los humanos.
Cuando los abducidos describen los procesos de comunicación, afirman que reciben una imagen en su mente que, automáticamente, se convierte en palabras comprensibles. La mayoría de la veces, los abducidos parecen entender extremadamente bien el mensaje dado por los alienígenas.
Si bien, el amplio rango de expresiones y matices humanos (cinismo, ironía, sarcasmo, afección) parece estar ausente para ellos.
CONDUCTA EMOCIONAL La mayoría de los abducidos afirma que los alienígenas poseen una limitada y ‘controlada capacidad emocional.
Habitualmente se muestran en calma y serenos. Cuando se muestran más emocionados, es en términos de satisfacción, pero nunca felices o jubilosos. Actúan irritados, enojados y molestos, pero no furiosos. Los extremos emocionales no parecen ser parte de su identidad.
Su restringido rango de emociones puede ayudarnos a comprender la razón que motiva a los alienígenas a forzar a los abducidos a la interacción de estos con los bebés y niños híbridos. Los abducidos afirman que dicha interacción convierte, habitualmente, a los bebés más pasivos en activos, como si el abducido hubiese - de alguna forma - ‘cargado a los bebés, o les hubiese dado más energía. El Dr. Jacobs menciona, a propósito de cómo los alienígenas son incapaces de colmar las necesidades de un bebé, el caso de Reshma Kamal, una abducida que fue inducida a tomar en sus brazos a un bebé. Ella se negó, y preguntó por el origen del mismo, y el propósito por el cual estaba allí.
La alienígena le respondió que aquellas eran cuestiones por las que no debía preocuparse; que todo lo que debía hacer era tomar el bebé en sus brazos, acto necesario para que creciera sano. La respuesta de Reshma fue que daba igual, que aquel bebé ya no estaba creciendo en unas condiciones normales (por su condición de secuestrado).
La alienígena le hace entender que la presencia de aquel bebé (y otros) entre ellos (los alienígenas) es necesaria, y que los abducidos que interactúan con los bebés les aportan lo que ellos no pueden, esto es, emociones, sentimientos. Los alienígenas pueden alimentar y vestir a los bebés, pero no pueden dotarlos de los elementos necesarios para su desarrollo emocional.
La alienígena explica que esos bebés no son exactamente alienígenas, ni exactamente humanos, y que precisan tener emociones. La alienígena se muestra frustrada con Reshma, pues se muestra poco cooperativa, con una contundente negativa a ayudar en ese propósito.
A fin de vencer esa resistencia, Reshma es conducida a un incubatorium, una sala que contiene cientos de contenedores de fetos.
La entidad alien espera que aquello ejerza un efecto en la abducida, y se decida a colaborar. Aquellos fetos estaban físicamente vivos, pero emocionalmente eran muertos. Reshma insiste en cuestionar el propósito de todo aquello. La actitud del alien es de silencio. No logra comprender la razón por la que la abducida desea saber más y más sobre el proyecto.
Le hace saber que aquellos bebés no son como los humanos, y que - como híbridos - precisan de elementos tanto de los alienígenas como de los humanos. Reshma se muestra enojada. El alien dice que esos fetos no deben permanecer durante los nueve meses de gestación en los vientres de sus madres, que es mejor extraer los fetos cuando son pequeños, para trabajar con mayor libertad, teniéndolos en esas incubadoras.
La abducida se mantiene en no prestar su ayuda.
BIOLOGÍA ALIENÍGENA Los reportes de los abducidos sugieren que los alienígenas carecen de boca, dientes, esófago, tracto digestivo, estómago, incluso orificios para eliminar residuos. Ningún abducido ha afirmado haberlos visto comiendo.
Cuando la abducida Lynne Miller directamente preguntó a los alienígenas qué comían, tras una pausa, uno de ellos respondió: ‘No necesitamos consumir de la sustancia que vosotros sí necesitáis.
Jacobs:
El Dr. Jacobs narra los entresijos de la experiencia de abducción de Allison Reed, que duró cuatro días y medio.
En ella, la abducida fue conducida por un híbrido (mitad humano, mitad alien) a reunirse con su acompañante, un hombre que la acompañaba desde el comienzo de la abducción. El híbrido - equivocadamente - llevó a Allison a una estancia que, aparentemente, estaba en zona prohibida (para abducidos). Era una gran sala circular con techo abovedado.
Alllison observó aproximadamente cuarenta depósitos llenos de líquido, dispuestos en forma de herradura alrededor de la estancia circular. Ella escuchó un zumbido y observó una luz amarillenta que manaba - procedente del techo - hacia el centro de la sala.
Durante la sesión de hipnosis regresiva con Allison, ésta le describió a Jacobs lo que allí ocurrió, que viene a ser una suerte de alimentación o toma de combustible líquido mediante absorción cutánea.
Y Jacobs añade: La teoría de la absorción está apoyada por las informaciones que tenemos sobre fetos que flotan contenidos en depósitos llenos de líquido, a modo de incubadoras.
Muchos fetos no tienen cordones umbilicales, lo que sugiere que éstos (los fetos) no reciben alimento de una placenta. Un alienígena le hizo saber a Diane Henderson, una abducida de Illinois, que los fetos permanecían en líquido para alimentarlos, y que el líquido era nutritivo. La misma explicación le fue dada a Pam Martin (otra abducida).
Un alien la condujo a una sala de incubación, y le explicó la función del líquido ambiental en el cual los fetos flotaban, afirmando que éstos tomaban todo lo necesario del líquido.
Jacobs nos cuenta el caso de Susan Steiner, una abducida que fue llevada a una sala guardería donde se le presentó un alienígena con un bebé en brazos. Lo primero que el alien hizo fue procurar que el bebé tuviese contacto con la piel de Steiner, frotando la cabeza y abdomen del bebé con ella. Luego, los alienígenas deseaban que ella alimentase al bebé, a lo que ella se opuso. Puesto que no pudieron forzarla a ello, trajeron un bol con líquido marrón y una ‘brocha para que ella cubriera al bebé con aquel líquido.
Preguntados sobre el propósito de esto, le respondieron que se trataba de ‘alimentarlo.
Así pues, comoquiera que sean los específicos procesos biológicos de los alienígenas, lo que sabemos es que obtienen ‘combustible - procedente de los humanos - de diferentes formas, y que su piel tiene una función excepcional.
Pero estos son meros indicios sobre la biología alienígena, puesto que la razón de nuestra ignorancia reside, precisamente, en que ellos no desean que sepamos más. Han implementado una política de secretismo que, con éxito, nos previene de comprenderlos y conocer sus intenciones.
El secreto es la piedra angular sobre la que se levanta todo el fenómeno de las abducciones. El éxito de la agenda alienígena depende de ello.
Capitulo 6
LA RAZÓN POR LA QUE SE OCULTAN
Estas preguntas han sido planteadas por la gente durante años, y merecen una atenta consideración.
Aunque estas cuestiones son problemáticas en sí mismas porque están basadas en la asunción de que los alienígenas quieren darse a conocer, establecer contacto con los humanos, y hablar con nuestros líderes. Estas premisas son incorrectas. La evidencia que rodea a los ovnis y al fenómeno de la abducción sólidamente nos señala que no pretenden revelarse ante los humanos, sino que mantienen una estrategia de ocultación.
¿Por qué querrían los alienígenas mantener el asunto ovni y el fenómeno de las abducciones en secreto?
El secreto les beneficia a ellos y desconcierta a los humanos. Oculta los hechos y abastece, infinitamente, las especulaciones. El secreto es responsable del prolongado y hostil debate entre quienes sostienen la realidad del fenómeno de las abducciones y quienes lo desacreditan.
El secreto tiene, también, una poderosa y negativa influencia sobre los abducidos. Les causa a ellos (y al público que los escucha), el cuestionamiento de su sanidad mental. Sin secretismo, no existiría controversia sobre los ovnis ni sobre el fenómeno de las abducciones.
Últimamente, los avistamientos ovni no compromete el secretismo. Es imposible basar el análisis de las motivaciones y objetivos alienígenas sobre los avistamientos de ovnis y, ocasionalmente, de sus ocupantes. Debemos concluir, entonces, que los alienígenas marcan, activamente, los términos sobre los cuales nosotros podemos estudiarlos.
Han elegido no aterrizar junto a La Casa Blanca. Han elegido no hacer contacto. En los años sesenta del siglo XX, el gran investigador francés Aime Michel brevemente lo etiquetó como “El Problema del No Contacto”.
Seguidamente, el Dr. Jacobs se propone hacer un recorrido sobre las interpretaciones que el fenómeno ha tenido durante las diferentes fases históricas que, desde los años cuarenta del siglo XX, nos han traído hasta aquí.
Las hipótesis tempranas (1940-1960)Jacobs:
Jacobs prosigue:
Jacobs menciona a uno de los pioneros en la investigación ovni, Donald Keyhole (autor de ‘Flying saucers are real, 1950), quien defendió que la Tierra había estado bajo una periódica observación desde otro planeta o planetas, desde, al menos, los últimos dos siglos.
Dicha observación, a juicio de Keyhole, respondía a un amplio plan de inspección, sin signos de contacto inminente. Plan que proseguiría hasta que su observación de nuestra especie se hubiese completado.
Sobre la base sugerida por Keyhole, el investigador canadiense Wilbert Smith especuló en 1953 que los extraterrestres, tras observar nuestra belicosa civilización, decidirán dejarnos, por ser demasiado primitivos y no alcanzar el estándar mínimo exigido. Otros investigadores opinaban igual, considerando a los alienígenas como una suerte de antropólogos que practican una política de no interferencia. Según esa teoría, los alienígenas tendrían una responsabilidad moral hacia nosotros, tratando de protegernos de las consecuencias de un contacto tan desigual. Aime Michel combinó, en 1956, la hipótesis de humanos hostiles y la consecuente no intervención alienígena, cuando sugirió que los ocupantes de los ovnis no entraban en contacto por evitarse el peligro.
Pero Michel añade que también habría razones ‘egoístas por parte de los alienígenas, dado que de mostrarse abiertamente las distancias entre ellos y nosotros podrían verse reducidas, perdiendo ellos su superioridad.
Posteriormente, Aime Michel sugirió que los alienígenas habrían evitado el contacto para no causar estragos en la vida e instituciones humanas.
Y los alienígenas nos suplantarían en la lucha darwiniana del que mejor se adapta. Y añade que el contacto podría, de algún modo, tener lugar sin nuestro conocimiento, porque los alienígenas son tan superiores y clandestinos que seríamos incapaces de detectar su actividad o analizar sus motivos.
En la década de los cincuenta, un nuevo elemento se introdujo en el debate sobre el No Contacto; aparecieron personas que alegaban estar en constante contacto con amistosos ‘hermanos del espacio. Unos y otros se encontraban en restaurantes, paradas de autobús y áreas deshabitadas. Aunque los investigadores rápidamente expusieron a los contactados humanos como meros fraudes, las masas se creyeron el cuento. En los años sesenta, la hipótesis de los humanos hostiles fue abandonándose, aunque la hipótesis de que los alienígenas venían en plan de reconocimiento se mantuvo. Entretanto, miles de personas seguían observando avistamientos ovni; los investigadores recogieron miles de reportes de todo tipo de avistamientos, incluido aterrizajes de naves. Se incrementó, incluso, el número de reportes sobre ocupantes de ovnis, en los que los testigos veían a los alienígenas dentro o cerca del ovni.
El caso de Barnie y Betty Hill, a comienzos de los sesenta, alimentó el argumento de que se el contacto se estaba llevando de forma encubierta.
¿Significaba esto que los alienígenas estaban mostrándose en un propósito? ¿Cuál era ese propósito? Las hipótesis posteriores (1970-1990)Ya en la década de los setenta, algunos investigadores comenzaron a teorizar que los ovnis estaban revelándose a sí mismos, lentamente, de forma que los humanos pudieran aclimatarse a la idea de la presencia alienígena.
Supuestamente, una revelación brusca y repentina de su existencia afectaría enormemente a todas las instituciones humanas. Miedo, depresión. Aumentarían los suicidios, se produciría una desintegración institucional, habría crisis gubernamental, y otras formas de catástrofe podrían sobrevenir, conduciendo al caos y la anarquía. Así que los alienígenas no querrían impactar brutalmente a la sociedad humana mostrándose abruptamente.
Por tanto, los alienígenas habrían permitido a los humanos observar los ovnis como una especie de amortiguador social, aceptándolos gradualmente.
Los investigadores (Jacques Vallée entre ellos) teorizaban que los avistamientos nos permitían lograr una forma más elevada de conciencia sobre los alienígenas, de una forma controlada (por los alienígenas) que se parecería mucho a la acción de un termostato, controlando (siempre ellos, los alienígenas) la temperatura.
Parte del diseño alienígena fue permitir la asociación entre el ovni - como objeto extraterrestre - y el escenario espacial; asociación que se introdujo en la cultura popular. De ese modo, los investigadores teorizaron que los alienígenas jugaban con nosotros como titiriteros, por nuestro propio bien, mientras cuidadosamente supervisaban el conocimiento que, sobre ellos, obteníamos. Jacobs nos dice.
El progresivo aumento de avistamiento de ocupantes de ovnis a finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, dio peso a la hipótesis de que los entes provenían de reinos psíquicos, inmateriales, en lugar de proceder del espacio.
Los alienígenas se mostraban de forma incomprensible para nuestra lógica; eludían el contacto, suspendían la comunicación, parecía que inspeccionaban a los humanos - a quienes paralizaban-, para luego meterse en su nave y desaparecer en vuelo. Los testigos hablan de ovnis que descienden sobre coches en marcha, ‘paseando a su lado en las carreteras, o persiguiéndolos.
Otros testigos describen objetos que se han materializado enfrente de ellos, para luego desaparecer sin que se les haya visto, siquiera, volar.
El investigador y astrónomo J. Allen Hynek luchó con el problema del No Contacto y el aparentemente absurdo comportamiento de los ovnis. Cuando los ovnis empezaron a acercarse a coches y aviones, asustando a las personas, sin mostrar señales de buena voluntad, todo parecía ilógico.
¿Por qué los ovnis y sus ocupantes mostrarían un comportamiento tan bizarro?
Hynek especuló que los ovnis procedían de un universo paralelo, u otra dimensión. En cualquier caso, la facilidad con la que se muestran entre nosotros nos sugiere que los ovnis pueden hacer lo que deseen sin necesidad de llevar a cabo un contacto formal. El biólogo e investigador Frank Salisbury resumió esas actitudes en 1974, cuando afirmó que ‘los extraterrestres podrían, simplemente, tener sus motivos para no desear un contacto formal, y… nosotros, en este estadio de nuestro desarrollo, simplemente no podemos comprender esos motivos. Jacobs añade a modo de colofón:
Hipótesis actuales y abducciones
El fenómeno de las abducciones ha sido siempre mucho más hermético que el fenómeno de los avistamientos de ovnis.
Los investigadores han analizado los avistamientos durante cuarenta años antes de que surgiera un caso de abducción. Otros veinticinco años han transcurrido antes de que pudieran comprender que las abducciones eran abundantes y el epicentro del fenómeno ovni.
Cuando los investigadores empezaron a investigar las abducciones, asumieron que una abducción era un evento que se producía una vez en la vida de un adulto.
Se las interpretó como fruto de la curiosidad de los alienígenas, más que como un acto de manipulación. Puesto que los abducidos recordaban fragmentos de su experiencia, los investigadores determinaron que los alienígenas estaban “estudiando” a las personas, o “experimentando” con ellas.
Puesto que el número de reportes sobre abducciones fue en aumento, muchos investigadores adoptaron el argumento ético de la no interferencia, y asumieron que los alienígenas conducían sus estudios en secreto a fin de no afectar demasiado a la vida de los humanos abducidos; los recuerdos de una abducción podían ser tan traumáticos que podían interferir negativamente en el bienestar de los sujetos.
Adicionalmente, los investigadores también asumieron que los alienígenas inducían a los abducidos a no recordar el evento, de forma que éste se enterraba en el inconsciente del individuo.
Otros investigadores teorizaron que un abducido no podía recordar una abducción como respuesta natural defensiva del cerebro humano a un evento traumático. La mente humana podría no sobrellevar el terror de una abducción alienígena. En vez de encarar los sucesos horrendos, la mente entierra los recuerdos, lo que conduce a los investigadores a usar la hipnosis para recuperar esos recuerdos reprimidos. El argumento de que los alienígenas actúan en secreto a fin de no afectar las vidas de los abducidos podría tener sentido si no fuera por el hecho de que - aun si tomar conciencia de la abducción experimentada - la vida del abducido se ve enormemente trastornada. Si los alienígenas estuviesen realmente preocupados por no causar alteraciones a esos individuos, simplemente no los abduciría o, al menos, no con tanta frecuencia en el curso de sus vidas. La hipótesis de que los abducidos reprimen sus recuerdos para sobrellevar el trauma de una abducción plantea problemas probatorios. Los mecanismos de represión de recuerdos traumáticos son altamente discutibles; e incluso, si la hipótesis fuera acertada, la frecuencia de las abducciones incide negativamente sobre la represión en cada caso. Abundan los casos de abducción que no son traumáticos y, no obstante, no son recordados por los sujetos que los vivieron.
Además, los investigadores no han descubierto procedimientos posthipnóticos que los alienígenas hayan usado para “enterrar” un evento de abducción. Si esos procedimientos se llevaron a cabo, los investigadores los habrían visto.
Aunque la neurología exacta nos es desconocida, se puede decir que los alienígenas almacenan los sucesos de la abducción directamente en el sistema de “memoria a largo plazo” del abducido, eludiendo la “memoria a corto plazo” y previniendo el desencadenamiento del mecanismo que permite su reconstitución.
La hipnosis restituye el mecanismo que permite a los recuerdos salir a la luz. A Reshma Kamal se le dijo (por los alienígenas) que la razón por la que a los abducidos no se les borran totalmente los recuerdos es porque hay aspectos de ellos que han de ser tenidos en cuenta por el sujeto con vistas al futuro (Tavo: simple conveniencia alien). Así que, los recuerdos permanecen intactos, pero inaccesibles a través de la vía normal.
Durante años, el fenómeno de las abducciones ha yacido oculto bajo capas de directa o indirecta protección: creencias sociales, hostilidad científica, memoria consciente incompleta, confabulación en testimonio de hipnosis, y manipulación de recuerdos inducidos por los alienígenas.
A diferencia de los avistamientos ovni, no hay rastro de rádar, fotografías, vídeos. La evidencia es, primeramente, anecdótica, con un artefacto ocasional. Sólo hay una cosa cierta: por la razón que sea, la estrategia de secretismo por parte de los alienígenas ha sido enormemente exitosa.
La mayoría de las personas que han tenido una vida repleta de eventos de abducción siguen ignorando lo que les ha sucedido.
Éstas negarían - como si de una locura se tratara - cualquier insinuación de que hayan estado involucradas en el fenómeno de las abducciones, incluso aunque hayan sido abducidas unas horas antes.
Métodos para proteger el secretismo El objetivo principal del secretismo es prevenir al abducido a que recuerde lo que le ha ocurrido; una estrategia que es mucho más efectiva que simplemente induciendo a la amnesia.
El secreto se extiende a los aspectos físicos de una abducción, y el “encubrimiento” de un abducido es parte de ello.
Cuando una persona es abducida de su medio habitual, se reporta que él ha salido flotando directamente a través de una ventana cerrada, atravesando paredes, techos y tejados, hasta introducirse en el ovni que le espera.
Cuando una persona está conduciendo su coche, los alienígenas causan la parálisis del vehículo, de forma que el abducido puede caminar hacia el ovni situado junto a la carretera. Algunas veces, el abducido flota directamente a través del cristal delantero del auto. Típicamente, los alienígenas esperan hasta que no hay otros vehículos en la carretera, o ellos fuerzan al sujeto a transitar una ruta desierta.
A menudo, los alienígenas toman el coche con el abducido, resolviendo el problema de dejar el auto abandonado en la carretera.
Amenazas al secretismo El secretismo alienígena no ha sido perfectamente implantado.
Aparentemente, los alienígenas no pueden lograr un secreto completo. Los testigos observan ovnis; marcas de su existencia son dejadas sobre el terreno, y quedan efectos físicos sobre el medio ambiente. Muchos abducidos tienen recuerdos conscientes de sus experiencias; reconocen que han vivido experiencias de “tiempo perdido”. Tienen cicatrices inexplicables y otras “pistas” físicas.
Adicionalmente, la política de secretismo tiene otros puntos vulnerables. El primero de ellos es el dispositivo implantado en muchos abducidos. Llevar un implante es arriesgado; el sistema de monitorización que alerta a los alienígenas de que existe un propósito de extracción del implante sólo funciona en ocasiones que no son de emergencia. Según mi conocimiento, en al menos veinte ocasiones, abducidos que no eran conscientes de que lo eran, han “estornudado” un implante, o lo han expulsado mediante otro medio. Potencialmente, la expulsión de un implante puede amenazar el secretismo alien. Los confundidos e ignorantes abducidos asumen que asumieron el objeto accidentalmente (‘Debe ser que el viento lo introdujo en mi nariz). O puede que un abducido se sienta forzado a desembarazarse del implante. Por ejemplo, una joven mujer expulsó vaginalmente un amarillento objeto aparentemente plástico de dos centímetros, el cual, por supuesto, la horrorizó.
Ella “sabía” que debía librarse del objeto inmediatamente. Tiró de la cadena del inodoro por varias veces hasta que se aseguró de que había desaparecido. Sólo entonces se sintió mucho mejor.
No se grabado en video o fotografiado es esencial para el mantenimiento del secretismo alienígena. Son extremadamente cuidadosos de que el abducido no lleve encima ningún medio fotográfico antes del evento.
Si fuera necesario, ellos pueden provocar fallo de energía en la casa o vecindario del abducido, para protegerse ante equipamiento de detección.
No desean ser vistos.
Protegiendo el feto El área en el que los alienígenas son más vulnerables, aquel que - de lejos - tiene un mayor impacto en el mantenimiento del secretismo, es la implantación de un feto que se está gestando.
Virtualmente, todas las abducidas han tenido embriones implantados, y tras un período de semanas o meses el feto les ha sido extraído. Sin la fase (del programa) de implantación-extracción fetal, el completo fenómeno de las abducciones sería baldío o inoperativo. Es absolutamente esencial que el feto esté protegido del aborto durante esa fase.
La fase de implantación es, precisamente, donde la seguridad (del programa) se ve más comprometida. Una vez que la abducida ha sido embarazada, ésta continúa su vida normal, pero llevando en ella el feto.
Aunque algunas mujeres abducidas sean conscientes de la existencia del feto, ellas - y no los alienígenas - están en control de él y su embarazo. Para los alienígenas este período es crucial. Si la mujer se da cuenta de que está portando un feto implantado por los alienígenas, puede decidirse por el aborto.
En efecto, muchas abducidas han optado por ello.
Razones para el secreto La cuestión principal sigue ahí: ¿Por qué son los alienígenas tan reservados?
La respuesta a esta pregunta puede estar en los motivos y objetivos del Programa de Reproducción (Hibridación). Puesto que el feto debe ser protegido (de las propias abducidas), el método más efectivo para evitar que las mujeres decidan es mantenerlas ignorantes de ello.
En respuesta a una pregunta de la abducida Lucy Sanders, un alienígena fue inusitadamente comunicativo y claro:
Cuando Lucy preguntó qué quería decir exactamente, el alien respondió:
Más allá de la protección del feto, hay otras razones para mantener el secreto.
Si las abducciones son, como todas las evidencias claramente nos indican, un fenómeno intergeneracional, en el cual los hijos de los abducidos también son víctimas de abducciones, entonces, una de las metas de los alienígenas es la generación de más abducidos.
¿Son todos los hijos de los abducidos introducidos en el fenómeno? Las evidencias sugieren que la respuesta es “sí”.
Y si un abducido tiene hijos con alguien que no es abducido, las oportunidades son que todos sus descendientes serán abducidos. Esto quiere decir que, a través de un incremento poblacional normal, divorcio, segundas bodas, etc, la población de abducidos se incrementa rápidamente a través de las generaciones.
Cuando esos niños crecen y se casan y tienen hijos propios, todos esos niños, sin importar si se casan con un abducido o con alguien que no lo es, serán abducidos.
Con el fin de proteger la naturaleza intergeneracional del Programa de Reproducción, debe mantenerse en secreto (hacia los propios abducidos), a fin de que continúen teniendo hijos. Si un abducido descubre que está siendo sometido a un programa intergeneracional, podría decidirse a no engendrar hijos. Esto conduciría el programa a un final, lo cual los alienígenas no pueden permitir que ocurra. La razón final del secretismo alienígena es expandir el Programa de Reproducción (Hibridación). Para integrarse más adelante en la sociedad, los alienígenas deben asegurarse que abducidos copulen con no abducidos, produciendo niños abducidos. Si los abducidos fuesen conscientes de este programa, ellos podrían decidirse por no tener hijos en absoluto, o copular sólo con abducidos. Así, el número de uniones (por motivos de embarazo) entre abducidos y no abducidos podría descender, poniendo en peligro la continuidad del Programa de Reproducción. El Programa de Reproducción debe mantenerse en secreto, no sólo hacia las mujeres, sino también hacia los varones y la sociedad completa. Cuando Claudia Negrón tenía seis años, una joven chica híbrida le explico, al menos, parte del programa:
Podría afirmarse que desde que sabemos de la existencia del Programa de Reproducción, el secretismo alienígena se ha visto efectivamente comprometido.
Pero no es cierto.
El muro de secretismo de los alienígenas sólo será atravesado cuando mucha gente, dentro de nuestra sociedad, quizás la mayoría, completamente se dé cuenta de lo que les ha estado sucediendo, y entiendan las implicaciones (del Programa de Reproducción) para ellos y sus descendientes. Después de cincuenta años de conocimiento público sobre avistamientos ovni y abducciones, el debate continúa en si el fenómeno es real, y la comunidad científica rechaza estudiarlo.
De este modo, en estos momentos, la política de secretismo de los alienígenas ha sido - y continúa siendo - muy exitosa, a pesar de millones de avistamientos ovni y reportes sobre abducciones. La mayor parte de los abducidos tienen bloqueados los recuerdos de sus experiencias, entrelazados dentro de un laberinto de sueños, confabulación, falsos recuerdos, imágenes inducidas, exactamente donde los alienígenas desean que permanezcan.
Si los abducidos recobran los recuerdos de esas experiencias, tienen que soportar la crítica, el ridículo, el descrédito y la condescendencia de la sociedad.
El secretismo alienígena no es necesario para proteger a la sociedad del shock producido por la revelación del contacto. Tampoco es necesario para proteger la vida individual del trastorno. El secretismo es necesario para proteger el Programa de Reproducción. Se trata de una medida defensiva, no contra la hostilidad de violentos y aterrados humanos, sino de defensa contra la hostilidad de una población que es víctima de un programa global de explotación fisiológica.
Ahora podemos comprender el porqué los alienígenas no toman tierra en los jardines de La Casa Blanca. Si lo hiciesen, las razones que les han traído a la Tierra podrían ser descubiertas, lo cual impediría la continuidad del Programa de Reproducción.
Dado que es encubierto, el fenómeno de las abducciones - que es esencial para el Programa de Hibridación - ha crecido en enormes proporciones. Y ambas, sus objetivos y su magnitud, tienen profundas y alarmantes implicaciones en el futuro.
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Capítulo 7 INFILTRACIÓN Durante muchos años los investigadores pensaron que las abducciones eran raros sucesos que desafortunadamente ocurrían a adultos que estaban en el lugar equivocado en el momento menos oportuno.
En los años recientes los investigadores se han dado cuenta que el fenómeno de las abducciones es para toda la vida. Ahora sabemos que comienza en la infancia. Las madres han descrito cómo eran abducidas junto a sus bebés. Algunas abducidas incluso han informado que habían sido ‘visitadas en el hospital poco antes o después del nacimiento de sus hijos.
Ahora sabemos que la abducción es un fenómeno que continúa - desde la infancia - hasta la edad adulta. Sabemos que el abducido lo es de por vida. Cada abducido al que mis colegas o yo mismo hemos investigado ha tenido numerosos eventos de abducción a lo largo de su vida. Así que, ¿cuántas personas han sido sometidas a abducción?
Esta pregunta es virtualmente imposible de responder, mayormente porque la gente abducida no recuerda la experiencia en cuestión. A pesar de esta dificultad, sabemos que las abducciones están muy extendidas.
Mi colega Budd Hopkins y yo hemos recibido miles de cartas y llamadas telefónicas de abducidos que nos relatan sus vivencias. Otros investigadores, procedentes de todas partes de nuestra sociedad, han lidiado con abducciones o escuchado de ellas por decenas de miles.
Todavía, el número de personas que entran en contacto con investigadores no es una representación exacta del número de personas que podrían haber sido abducidas, pues, de nuevo, la mayoría de los abducidos son inconscientes de ello.
Estimaciones informales de la magnitud del fenómeno
En 1987, Budd Hopkins diseñó un cuestionario para la revista OMNI, a fin de recopilar datos sobre abducciones.
Cuatro mil cuestionarios de los lectores de OMNI fueron respondidos. El Físico Bruce Macabee y los ufólogos Don Berliner y Rod Swiatek (ambos de la Fund for UFO Research) analizaron 450 de los cuestionarios, concluyendo que alrededor del 4 % de los varones y el 11 % de las féminas que respondieron podrían ser abducidos.
En 1987 también yo comencé a crear archivo de datos sobre abducidos. Desarrollé un estudio simple, basado en el cuestionario para OMNI, dirigido a los estudiantes de una universidad. A través de los años mejoré el cuestionario y continué entregándolo a los estudiantes. En 1991 había recolectado mil doscientas respuestas, mayormente de universitarios con edad comprendida entre 18 y 23 años.
Se dividió en tres categorías:
El resultado de mi análisis sugirió que el 55 % de quienes respondieron al cuestionario eran ‘posibles abducidos, mientras que el 15 % eran casos discutibles. Esos números eran terriblemente altos.
Hay otras estimaciones informales. Por ejemplo, las evidencias poderosamente sugieren que la mayoría - si no la totalidad - de los eventos ‘encuentro cercano de avistamiento ovni son el comienzo o desenlace de un suceso de abducción. Incluso los avistamientos de alto nivel pueden ser indicativos de abducción.
Estadísticas de Gallup sobre avistamientos ovni han variado desde 9 % hasta 14 % desde 1950.
Si un porcentaje de esos avistamientos enmascara abducciones, entonces el número de sucesos de abducción es elevado.
LA ENCUESTA ‘ROPER En 1991, Robert Bigelow, un filántropo que apoya la investigación ovni, y otro investigador propusieron a Budd Hopkins y a mí que condujésemos la investigación formal que nos permitiera conocer una estimación del número de estadounidenses que podrían haber sido víctimas de abducciones.
Aceptamos el ofrecimiento.
Sabíamos de los retos que aquello suponía. Tuvimos que construir el sondeo así que obtendríamos un amplio rango de información y superaría los problemas de carencia de recuerdos conscientes de los abducidos. Luego tuvimos que encontrar una organización de encuestas, y elegimos la Roper Organization, porque las personas que la forman estaban entusiasmadas con el proyecto. Finalmente, tuvimos que ser muy cautelosos y prudentes en el análisis de los resultados.
En el verano de 1991, Roper llevó a cabo una recopilación del sondeo realizado sobre una masa de adultos elegidos al azar por todos los Estados Unidos.
El sondeo se realizaba en el hogar de los participantes, con un entrevistador que acudía, preguntaba, y tomaba nota de las respuestas en su cuestionario. Las preguntas sobre abducción eran parte del apartado de cuestiones sobre experiencias personales y políticas.
Una pregunta fue específicamente diseñada para identificar a quienes a se sentían forzadas a responder positivamente pesar de los hechos. Hopkins se inventó el término ‘trondant, y preguntábamos a los encuestados si dicha palabra tenía para ellos algún significado especial. Si un amplio porcentaje de personas respondía la cuestión ‘trondant de forma positiva, sabríamos que las respuestas al resto del cuestionario debían ser puestas en suspenso.
La investigación mediante encuesta, usualmente, abarca a una población de mil seiscientas personas, lo cual es considerado suficientemente grande como para proporcionar resultados correctos para la mayoría de las encuestas nacionales.
En cualquier caso, dada la controvertida naturaleza de la investigación sobre abducciones, quisimos realizar el sondeo sobre una base de población aún mayor, a fin de afinar la corrección de datos obtenidos. El número final de encuestas realizadas fue de 5,947, las cuales arrojaban un rango de error del 1,4 %.
El Sondeo Roper, de esta manera, se convirtió en la más grande y precisa encuesta de este tipo nunca realizado. Es importante añadir que no se trataba de un sondeo de opinión, sino una encuesta basada en experiencias personales contadas por el entrevistado, lo cual la diferencia de otros sondeos de esta naturaleza.
En sus resultados iniciales, el número de potenciales víctimas de abducción era muy - violentamente - elevado:
El pequeño número de respuestas positivas a la cuestión ‘trondant significaba que el sondeo no se había inclinado hacia quienes tienen el impulso a responder positivamente.
La Roper Organization eliminó de las estadísticas finales todos los cuestionarios con una respuesta positiva a la cuestión ‘trondant.
El resultado del Sondeo Roper nos indica que millones de estadounidenses podrían ser abducidos. Tanto Hopkins como yo mismo sabíamos que el fenómeno de las abducciones estaba muy extendido, pero esas cifras quitaban el aliento. Por dicho motivo, fuimos lo más cautelosos posible al aproximarnos a los datos.
Aislamos las cinco preguntas que, en investigaciones previas, sabíamos que eran indicativos de actividad de abducción alien. E incluimos en la muestra final solamente a aquellas personas que habían respondido positivamente, al menos, cuatro de las cinco preguntas.
El análisis final indica que el 2 % de los estadounidenses - cinco millones - han experimentado eventos consistentes con aquellos que los abducidos han vivido antes de que supieran de su condición. Incluso si este número fuera un 75 % mayor que la frecuencia real, aún estaríamos hablando de un millón de estadounidenses abducidos. Una cosa está clara: El Sondeo Roper confirmó la menos formal y anecdótica evidencia de que hay un enorme número de personas que ha vivido experiencias de abducción. Y podemos concluir, por lo tanto, que el fenómeno de las abducciones está muy extendido y afecta a casi todos los ámbitos de nuestra sociedad. Adicionalmente a todo ello, el Sondeo Roper informa de resultados por edad, sexo, raza, geografía, estatus social, y provee de datos en esos subgrupos. Un importante sub-análisis enfocado en la edad, y un segundo sub-análisis enfocado en el grupo de encuestados que la Roper Organization denomina ‘militantes sociales/políticos.
Esas personas, sin importar su tendencia política, son conscientes de los problemas sociales y buscan solventarlos. Por ejemplo, escriben cartas de protesta a sus consejos escolares y, de cualquier forma, tienen un semblante de responsabilidad social. Poseen más estudios y unos ingresos económicos superiores (38,700 $ frente a 28,300) a la mayoría.
Los resultados de esos dos sub-análisis son los que siguen. El primero resume las respuestas según el grupo de edad, mostrando que el conjunto de 18 a 29 años respondió más positivamente a los cinco indicadores de abducción que cualquier otro conjunto de edad.
Esto parece que va contra la lógica, porque la gente mayor ha tenido una mayor oportunidad a lo largo de su vida de tener más experiencias de abducción.
El segundo sub-análisis, concerniente a aquellas personas social o políticamente activas.
Este conjunto se supone que no habría de experimentar sucesos bizarros como los que narra, pues son personas que están situadas en el espacio público, a la vista de todos. En cualquier caso, no sólo puntúan los más altos en todas las preguntas, sino significativamente muy alto.
El Sondeo Roper nos provee de datos sobre incidentes relacionados con el fenómeno de las abducciones, pero no sobre la frecuencia de los mismos.
Sabemos que las abducciones suceden a lo largo de la mayoría de la vida de un abducido. En cualquier caso, estimar la frecuencia es harto difícil. El primero y principal problema reside en que los abducidos no recuerdan la gran parte de sus sucesos de abducción. A fin de recopilar datos sobre la frecuencia, pedí a numerosos abducidos que hiciesen un seguimiento de sus experiencias.
Estos abducidos tuvieron un número suficiente de sesiones de hipnosis conmigo como para estar atentos a aquellos sobresalientes indicadores que evidenciaban actividad de abducción. Seis abducidos cuidadosamente registraron los sucesos de abducción que habían vivido.
Hemos confirmado algunos de ellos a través de regresión hipnótica, y otros los investigaremos más adelante.
Frecuencia de abducción
El gráfico deja al descubierto algunos datos que nos hacen reflexionar.
Christine Kennedy, por ejemplo, tiene relacionado su ciclo menstrual con sus eventos de abducción. Cuando no fue abducida su período menstrual era de 28 días, mientras que cuando vivió abducción el ciclo se reducía hasta 24 días.
Allison Reed tiene relacionadas sus abducciones con el nivel de azúcar en la sangre (teniendo diabetes, se hace mediciones de azúcar cada mañana); su nivel de azúcar en sangre era, a menudo, elevado después de una abducción, unas tres o cuatro veces más elevado que lo normal. Gloria Kane descubrió que sus experiencias de abducción aumentaban durante el período de ovulación, mientras que disminuían cuando llegaba la menstruación, aunque ovulación y menstruación no eran los únicos determinantes de sus abducciones. La mujer que representa el extremo del fenómeno de las abducciones de Kay Summers, quien vive en el Medio Oeste y trabaja en un pequeño comercio. Un constante contacto telefónico me ha permitido hacer un seguimiento de muchos de los sucesos que le han sucedido. Ha vivido tantas abducciones como 100 durante un período de un año, un promedio de una abducción cada tres días. Esto ha tenido un efecto devastador en Kay, quien vive desesperada. Recibe el mínimo apoyo de su familia y amigos, quienes crean o no en ella, se niegan a creer en la asombrosa frecuencia de los sucesos. A menudo cansada y deprimida por la pérdida de sueño y el trauma de la abducción, Kay ha aprendido a disociarse psicológicamente de su experiencia (abducción) mientras está sucediendo, como lo haría un niño que padece un abuso físico o sexual de forma sistemática. Ella está en una montaña rusa emocional. Aunque la frecuencia con la que Kay es abducida es extrema, no es tan inusual como pensábamos originalmente. En los últimos años, muchos abducidos han informado de una dramática aceleración en la frecuencia de sus abducciones. La tendencia general ha ido hacia un mayor número de abducciones por cada víctima. Supongamos que los datos sobre la frecuencia de las abducciones están equivocados. El más pequeño número de abducciones /por año que se me ha informado es de 9. Si la tasa es sólo de 5 por año, y si el fenómeno comienza en la infancia y continúa en la madurez, el número aún aumenta rápidamente. La conclusión sobre el Sondeo Roper y sobre nuestra propia investigación es que, sin ninguna duda, un enorme número de personas está experimentando un elevado número de abducciones. Los alienígenas han invertido una gran cantidad de tiempo y energía - y continúan haciéndolo - en el programa de abducciones. Mucha gente cree que las abducciones son ‘estudios o ‘experimentos, o que los alienígenas están aprendiendo algo de nosotros. Las cifras indican lo contrario.
El aprendizaje y la experimentación, si alguna vez los hubo, están concluidos.
Por consiguiente, la evidencia claramente indica que los alienígenas están conduciendo un extenso y sistemático programa de explotación psicológica de los seres humanos.
Capítulo 8
Las especies híbridas - Niños
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martes, 31 de diciembre de 2013
Revelando La Agenda Secreta de los Alienígenas - Daniel Jacobs - Parte 1.
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