¿Que es un prebiótico? ¿Probiótico? ¿Simbiótico?
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Introducción
Aunque no es novedad para nadie saber que un adulto normal su tracto gastrointestinal que empieza en su boca y finaliza en el ano, es la gran entrada tanto para la salud como la enfermedad.
Este sistema cuyo largo es de aproximadamente 8 metros es nuestro ingreso de energía, transformador de dicha energía y a la vez el productor de los deshechos.
Estamos seguros que han escuchado muchas historias de la importancia de limpiar el intestino para desintoxicar el colon y que además las fibras son un preventivo importante contra los flagelos del cáncer de colon.
Este concepto tan divulgado que debería ir acompañado de este otro el cual la gran mayoría lamentablemente desconoce es la aplastante evidencia científica que apoya la importancia de bacterias beneficiosas para el cuidado de la salud y longevidad.
Si bien los limpiadores del intestino eliminan toxinas y las fibras ayudan a mejorar el tiempo del tránsito, las bacterias de la pared intestinal son despojadas alterando desfavorablemente el equilibrio de los 100 billones de bacterias que son residentes en dicha pared.
Adicionalmente, los limpiadores o fibra no hacen nada para ayudar a nuestro cuerpo a vigilar la carga astronómica adicional de bacterias que atraviesan nuestros cuerpos todos los días, que constituye un mínimo del 40 % del peso seco de la materia fecal.
FLORA INTESTINAL, CLAVE DE LA SALUD
Probablemente, los pediatras piensan que el cambio más importante que se produce en el momento del nacimiento es el comienzo de la respiración autónoma y la adaptación del aparato circulatorio a la nueva situación; sin embargo, también se producen otros cambios más sutiles, que no son evidentes a primera vista, pero que tienen una trascendencia enorme en la vida de los seres humanos.
Estos cambios se han detectado recientemente, gracias a la disponibilidad de herramientas que permiten explorar el fenómeno de colonización del ser humano por una microbiota, una flora que lo va a acompañar el resto de su vida, la cual tiene repercusiones muy importantes en todos los sistemas y aparatos del organismo.
Para algunos expertos la clave de nuestra salud reside en nuestros intestinos hasta el punto de que los consideran algo así como las raíces del árbol llamado Salud. Y es que el intestino no es un simple órgano de absorción. Es el elemento más relevante para la actividad del sistema inmune y los mecanismos de protección inespecífica ya que es en él, precisamente, donde son más activos.
Sus células inmunocompetentes reconocen los agentes patógenos y activan la producción de los glóbulos blancos de defensa o linfocitos que, a su vez, segregan anticuerpos inespecíficos defensores de la salud.
Al nacer no hay bacterias en el intestino.
Colonización intestinal
Durante el embarazo el lumen intestinal es estéril y tiene una baja tensión de oxígeno, porque recibe oxígeno a través de la placenta. El recién nacido empieza a adquirir una flora o microbiota, que al final es propia de cada ser humano, a partir de la microbiota fecal materna y este proceso puede incluir incluso probióticos que la madre haya recibido, como se demostró en forma reciente en una publicación de una revista norteamericana.
Las primeras bacterias que llegan al colon en el momento de nacer son enterobacterias microaerófilas, que consumen el escaso oxígeno restante en el lumen intestinal y producen un ambiente favorable para el desarrollo de los anaerobios. Este proceso es muy especial, porque varía si la vía del parto es vaginal o por cesárea; de hecho, el porcentaje de individuos colonizados es mayor en el parto que ocurre por vía vaginal.
Después se produce el fenómeno más extraordinario, dado porque la leche materna estimula la colonización de ese lumen sin oxígeno por una flora muy especial, con un predominio de lactobacilos y de bífidobacterias. Esta flora especial cumple muchas funciones, dentro de las cuales destaca, por su importancia, la protección del lactante contra una serie de enfermedades, de las cuales una de las más temidas es la diarrea aguda. Es decir, se produce un ambiente en el tubo digestivo que impide que un enteropatógeno lo colonice mientras el niño es amamantado
En el recién nacido, se produce una inoculación oral a partir de la flora vaginal y gastrointestinal de la madre, y se origina un tipo de flora inicial. Después viene el efecto de la dieta, que determina un predominio de bífidobacterias en los lactantes alimentados al pecho y flora diversa en los que reciben fórmula. Por último, con el destete se produce una flora de transición y un paso paulatino hacia la flora del adulto, la que está influenciada por factores intrínsecos (secreciones dentro del intestino) y extrínsecos (envejecimiento, dieta, estrés, ambiente étnico, drogas probióticas).
Todo un ecosistema
Desde el punto de vista fisiológico se puede definir el tracto digestivo como un ecosistema por si mismo.
Ya hemos adelantado que cuando nacemos el tracto gastrointestinal es estéril pero poco después se instala de forma permanente un complejo conjunto de aproximadamente 400 a 500 tipos diferentes de microorganismos que trabajan en armonía para el mantenimiento de la salud. Son entre especies bacterianas y levaduras. Cabe destacar que esta flora se produce una colonización gradual y secuencial durante las etapas infantil y adulta.
Una vez que esa microflora se ha instalado puede verse afectada negativamente por factores como el consumo de alimentos muy refinados pobres en fibra, los tratamientos antibióticos y el estrés, entre otros.
Desarrollo de la microbiota
Por todas estas características, la leche materna crea un ambiente especial para el desarrollo de una microbiota determinada; al final de este proceso, que dura alrededor de dos años, existe una flora muy compleja, compuesta por 200 a 220 especies distintas por persona, que están presentes en cifras logarítmicas:
Algunas de estas bacterias, como los lactobacilos, las bífidobacterias y las eubacterias ejercen funciones benéficas;
En el caso de otros microorganismos, su acción depende de la situación, porque algunos son controlados por la microbiota y no ejercen un efecto dañino, pero sí lo hacen si el medio colónico se altera; dentro de este grupo se encuentran algunas E. coli, Enterococcus, Bacteroides, etc.
Por último, hay bacterias que son verdaderamente patógenas, que existen en nuestro colon, que pueden producir enfermedad si la microbiota local se altera.
Después se produce el desarrollo de las bífidobacterias, luego el de los lactobacilos, prácticamente al mismo tiempo, y después se desarrollan otras bacterias.
Después del destete, desde la etapa preescolar y en toda la edad adulta, es decir, 40 ó 50 años, aunque no se ha realizado una relación temporal exacta, la microflora se mantendría constante, defendiendo al organismo y estimulando las defensas.
En los ancianos algunas bacterias disminuyen, sobre todo las bífidobacterias, aumentando otras, como los bacteroides; los clostridium se mantienen. El hecho es que cambian las proporciones, lo que estaría relacionado con la falla de la inmunidad que se observa en la edad avanzada.
En suma, si el niño es amamantado, la leche materna estimula el establecimiento de la flora normal, pero si no existe la posibilidad de amamantarlo, debe estar disponible algún medio que imite la composición química de la leche materna o que proporcione las bífidobacterias y los lactobacilos para que, a lo largo de la vida, se mantenga una flora fisiológica, adaptada para la vida del ser humano.
De la flora intestinal habitual, las Bífidobacterias, los Lactobacilos y los Saccharomyces (levaduras) se consideran dentro del grupo de probióticos. La presencia de estos organismos ha disminuido en la flora de los niños a lo largo del tiempo y esto se debería a una menor proporción de partos vaginales, mayor y más temprana exposición a patógenos dentro de las clínicas u hospitales que competirían con los organismos "buenos", mayores hábitos de higiene, menor lactancia materna y también a factores dietarios.
Como se compone y como actúa
La microflora entérica normal desempeña un papel relevante en la protección frente a la invasión por gérmenes patógenos y en el mantenimiento de las funciones fisiológicas del intestino. Está compuesta en un 99.9% por microorganismos que no requieren de oxigeno o anaerobios ( 1011 /g de heces normales) en su mayor parte bacteroides y menos por Clostridium ,peptoestreptococos y peptococos. Los aerobios están formados por E. coli 107 /g de heces normales y en menor proporción por Klebsiella, Proteus y enterococos. La sustitución o desequilibrio de esta flora, por alteraciones de la motilidad, antibióticos o quimioterapia da lugar a un aumento de las susceptibilidad de adquirir infecciones intestinales. Incluso en gastroenteritis viral, se ha sugerido que aparecen desequilibrios de la flora bacteriana.
La flora intestinal normal interviene en el mantenimiento de un pH ácido y en la producción de acidos grasos volátiles, así como en la actuación de forma sinérgica con los mecanismos del huésped que impiden la fijación de los patógenos a las células intestinales, cómo mecanismos de defensa ante la infección entérica
Recuperación preventiva y eficaz de la flora.
Pero también se le puede ayudar mediante la introducción en nuestra dieta de alimentos prebióticos y probióticos, alimentos considerados funcionales porque son capaces de modificar la flora intestinal, entre otros efectos saludables. De esta forma, a la vez, se produce un efecto beneficioso sobre el sistema inmune que nos permite prevenir distintas enfermedades, incluido el cáncer.
Futuro de investigación
La microflora contiene muchos microorganismos que la medicina moderna ha dejado de lado, pero que en el futuro van a ser motivo de investigación cada vez mayor.
Lo importante
En resumen, la flora intestinal cumple un papel en la mantención de la salud, la prevención de enfermedades y el equilibrio del ecosistema gastrointestinal, donde no sólo se influye a sí misma sino que interactúa con el ambiente, el sistema nervioso central, el sistema endocrino y, lo que es más importante, con el sistema inmune.
Lo que se intenta conseguir con los probióticos y los prebióticos es restablecer el equilibrio normal de esa flora, contrarrestar las alteraciones del sistema inmune y tratar de prevenir la invasión de los patógenos.
¿Que es un prebiótico? ¿Probiótico? ¿Simbiótico?
Prebiótico
Es un alimento no digerible que mejora la salud del huésped porque fermenta en el colon y estimula el crecimiento o la actividad de un grupo de bacterias a ese nivel; es decir, actúa como nutriente de la flora colónica, de modo que se puede considerar que el prebiótico es el alimento de la flora gastrointestinal, porque de él se nutren las bífido-bacterias y lactobacilos. El prebiótico también sirve de nutriente de los probióticos.
Probióticos
Son microorganismos no patógenos que sobreviven a la digestión normal y llegan vivos al colon, donde también tienen un efecto positivo de promoción de salud en el huésped .Restituyen la flora normal alterada por diversas causas.
Simbiótico
Es una combinación de pre y probiótico.
Dr Pedro Barreda
sept/2005
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