por David Adams
traducción de Adela Kaufmann
versión original
The Guardian (RU)
19 mayo 2005
del sitio Web MindFully
Los científicos están desarrollando matrices artificiales, espermas y huevos – pero, ¿conducirá esto a la reproducción en un plato?
Los lectores con una disposición demasiado escrupulosa mirarán ahora hacia otro lado. El siguiente artículo tiene descripciones vívidas de experimentos que revuelven el estómago, de monstruosas deformidades y sexo. Mucho sexo, muy a menudo hecho muy mal.
Usted realmente estaría mejor intentando el Sudoku.
Nota de Mindfully.org:
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Algunos sectores de la sociedad consiguen más por su trabajo o ubicación de sus hogares, pero todas las personas, sin importar su estatus económico, están recibiendo lo suficiente para destruir su fertilidad y aquella de las generaciones por venir.
“Los bebés humanos crecidos en un laboratorio”, una historia de titulares en un periódico británico lo gritaba a voces hace unos días, en este mes. La historia, por supuesto, estaba equivocada. Eran células humanas no fertilizadas que habían sido producidas – pero, ¿podría el sobre-excitado titular ser una señal de las cosas por venir?
En sus esfuerzos por abordar las enfermedades hereditarias y ayudarle a parejas infértiles, los científicos alrededor del mundo están desarrollando técnicas y tecnología que emulan lo más básico – y moralmente complicado – de las funciones biológicas: la reproducción humana. Tomado todo junto, el trabajo plantea algunas preguntas preocupantes.
En investigaciones más recientes, los científicos afirman haber hecho crecer huevos usando células madres raspadas de tejidos humanos anónimos. Otros están tratando de hacer lo mismo con el esperma. ¿Cuánto más falta para que tengan éxito? Y ¿podrían estos dos ser combinados para producir un embrión sintético? Ningún científico serio aboga tal movimiento, pero, como lo demuestra el campo paralelo de la clonación humana, no todo el que lleva una bata blanca es un científico serio.
Además, algunos advierten que algún día podríamos ser capaces de incubar tales fetos fuera del cuerpo, como se ha descrito tan memorablemente en el clásico distopiano de Aldous Huxley, Brave New World (Valiente Nuevo Mundo), para desarrollar tales “matrices artificiales” ya está en camino.
¿Está, entonces, la reproducción artificial en el horizonte?
"No tengo duda alguna que hay personas fantaseando acerca de crear un bebé sin implicar a ningún ser humano”, dice Thomas Murray, presidente del Centro Hastings, un laboratorio de bioéticas en Garrison, Nueva York.
Estoy seguro que hay personas intrigadas por ese prospecto, aunque yo no sea uno de ellos. Nunca es demasiado temprano para comenzar a pensar acerca de las implicaciones morales. Es asombroso cuan rápido se desarrollan las cosas y nos atontan.”
Aquellos en duda deben hacer una visita al laboratorio de Hung-Ching Liu, un embriólogo en la Universidad de Cornell, en Nueva York.
En el año 2002, Liu asombró al mundo de la medicina reproductiva, afirmando haber recreado una matriz humana, usando células uterinas crecidas en una escafandra biodegradable, bañada en un caldo de hormonas y de nutrientes.
Cuando Liu colocó embriones humanos fertilizados, creados durante un tratamiento IVF interno, se anidaron dentro de la pared de la matriz y comenzaron a unirse a las células del endometrio que componían el forro – justo como en las primeras etapas del embarazo. Liu paró los experimentos después de una semana, porque las regulaciones previenen que los embriones humanos sean desarrollados más allá.
Tales restricciones no aplican a los animales, y, en un trabajo no publicado, Liu dice que ella ahora ha hecho crecer fetos de ratones en su matriz artificial, durante 17 de los 21 días de gestación. Esto sería equivalente a aproximadamente 31 semanas en los humanos, punto en el cual los bebés han sido viables durante más de un mes y pueden ser rutinariamente nutridos a un desarrollo normal, si nacen prematuramente.
Así como con los embriones humanos, los minúsculos paquetes de células de ratón anidadas al forro de la matriz artificial y comenzaron a unirse a ella. Liu observó cómo se formaban los vasos sanguíneos, luego placentas miniaturas y, eventualmente, el saco amniótico – la burbuja protectora personal de cada embrión.
Liu, del Centro de medicina reproductiva e infertilidad de Cornell dice:
“Normalmente la gente no hace crecer a los embriones de ratones más allá de diez días. Esto va mucho más allá de esto, y forma una forma de ratón anidado dentro de una pequeña burbuja. Fue maravilloso. Estábamos realmente asombrados.”
Pero, viendo hacia adentro, Liu pudo ver que algo había ido mal.
“Los fetos no estaban saludables. Podíamos ver el ratón adentro, pero estaba severamente deformado.”
Liu repitió el experimento más de 150 veces. No todos los embriones se desarrollaron, pero aquellos que lo hicieron, fue lo mismo. A los 17 días estaba claro que los fetos eran anormales, así es que ella los sacó.
“Eran como un bebé nacido muerto, solamente allí sentados, sin hacer nada. Yo no creo que estaban vivos.”
Cuando Liu los cortó, liberándolos de los sacos amnióticos, los ratones estaban muertos. Ella piensa que el problema radica en los vasos sanguíneos de los animales, que no se forman apropiadamente y así fallan circulando los nutrientes necesarios.
“Que otros factores se necesitan para que se desarrollen en bebés normales todavía es desconocido. Solamente estamos entendiendo algo que creemos que está cercano a la verdad.”
Otros están trabajando al otro extremo de la gestación, con iguales resultados sobrecogedores.
Un equipo en la Universidad de Temple, en Philadelphia, conducido por Thomas Shaffer ha desarrollado líquidos respirables que permiten a las ovejas nacer a mediados de su período de gestación y que sobrevivan fuera de los vientres de sus madres. Y los científicos en el laboratorio del fallecido Yoshinori Kuwabara en Tokio han usado tanques de líquido amniótico sintético para incubar fetos en la última etapa de gestación, tomados de animales preñados, durante varias semanas.
Algunos han especulado que los dos finales de esta investigación eventualmente convergen – permitiendo que un embrión de dos células se desarrolle a un bebé que vive, respira, enteramente bajo las luces de laboratorio. Scott Gelfand, director del Centro de Éticas en la Universidad Estatal de Oklahoma en Tulsa estaba tan preocupado, que reunión a expertos en el año 2002 para una conferencia titulada El Final de la maternidad natural: La matriz artificial y bebés diseñados.
Murray, quien asistió a la conferencia, dice que mientras se discute el tema es fácil, pero hacerlo realidad es muy, pero muy difícil.
“Yo creo que es crucial para nosotros averiguar dónde invertir nuestra ansiedad moral, y creo que las matrices artificiales todavía no son realidad. Son mucho más complicadas de lo que la gente pudiera pensar, y no un limpio truco de laboratorio, como apretando y sacando el núcleo de una célula y poniendo otro en su lugar.”
Aunque el siempre-confiable culto Raeliano dice que han desarrollado una versión llamada un Trono de Bebés para incubar a sus clones, ningún científico confiable cree que estemos siquiera cerca de hacer funcionar una matriz artificial capaz de sustituir a una mujer.
No obstante, los embriones hechos de óvulos y esperma sintéticos es una historia diferente. Los óvulos artificiales que provocaron el titular errado de los periódicos fueron preparados por un equipo conducido por Antonin Bukovsky en la Escuela de Graduados en Medicina en Knoxville, Universidad de Tennessee. Bukovsky dice que su técnica podría proporcionar una fuente potencialmente ilimitada de óvulos – un escaso recurso en las investigaciones de tratamientos de fertilidad y células madre.
Sus afirmaciones tienen todavía que ser probadas, y los científicos han cuestionado porqué estos resultados tan sensacionales aparecieron en el poco conocido diario de Biología y Endocrinología Reproductiva, editado por Bukovsky.
Pero es claro en que dirección va conducida la investigación en el campo.
“No es ridículo decir que esto nos leva hacia el punto donde podemos realizar totalmente una reproducción artificial”, dice Josephine Johnston, también del Centro Hastings.
“Pero si usted quiere un bebé saludable, hay maneras mucho más fáciles y cosas que la gente preferiría hacer. Es un poco como todo el debate en el IVF y de que manera diseñaríamos bebés, pero el hecho es que la mayor parte de personas no quieren usar el IVF. Lo hacen porque están desesperados”.
Como John Eppig un biólogo de desarrollo, en el laboratorio de Jackson, en Bar Harbor, Maine, lo plantea:
“Estoy seguro que los bioéticos están pensando ya en esto, pero incluso si la habilidad de hacerlo ya estuviese, yo no creo que va a reemplazar el actual método usado para hacer bebés en la mayor parte de los hogares.”
Como Liu, Eppig ha estado experimentando con ratones, y sus resultados también cuentan un cuento preventivo.
En 1996, Eppig tuvo éxito hacienda crecer óvulos de ratón en su laboratorio. El comenzó con ovarios de animales recién nacidos, los cultivó y diseccionó de ellos los precursores de los huevos, llamados oocytos, y células asociadas. Después de una cuidadosa nutrición, muchos de los huevos resultantes comenzaron a crecer al fertilizarlos, pero los 190 embriones en etapa temprana transferidos a una hembra ratón produjeron solamente un cachorro. Eggbert, el primer ratón nacido de un huevo cultivado en laboratorio estaba lejos de ser normal. Éste sufría de obesidad y problemas neurológicos.
Desde entonces, el equipo de Eppig ha trabajado para mejorar el medio de cultivo usado para producir los huevos, y el 2002 reportó el nacimiento de 59 ratones aparentemente sanos. Otros están trabajando para producir esperma sintética y huevos de Fuentes menos obvias: las ubicuas células madre.
En 2003, Hans Schoeleer y Karin Huebner en la Escuela de Medicina Veterinario de la Universidad de Pennsylvania dijeron que habían producido huevos de células madre extraídas de embriones de ratones. Otros, y notablemente Toshiaki Noce, en el Instituto de Ciencias Vivas Mitsubishi Kagaku en Tokio, han tratado de repetir el truco con esperma, aunque esto ha probado ser más difícil.
Los huevos sintéticos y esperma hecha de células madre levanta nuevas preguntas éticas, sobre todo sobre la paternidad. Los resultados de Schoeler y Huebner sugieren que los huevos pueden ser hechos incluso de células de machos – potencialmente permitiendo a una pareja de hombres homosexuales producir hijos a través de la reproducción sexual.
Al contrario de algunos reportes, lo mismo no aplica para parejas lesbianas.
“Para hacer un esperma, usted necesita un cromosoma Y”, explica George Daley, un biólogo de células madre en el Hospital para Niños de Boston. “Ha habido toda clase de especulación acerca de si se puede hacer esperma de células femeninas. No se puede."
Daley agrega su voz al coro, insistiendo que ningún científico de buena reputación está implicado en esta investigación, porque ellos piensan que podría ser usada para la reproducción.
“Hay otros asuntos que son más valiosos de estudiar, tales como el desarrollo del linaje de los gérmenes, el cual tiene enormes implicaciones para la biología, fertilidad, el desarrollo de enfermedades y defectos congénitos. Usted puede imaginarse todos los niveles de bizarros panoramas, pero yo creo que necesitamos permanecer centrados en asuntos fundamentales de importancia médica.”
Además, dice, el esperma y los huevos generados de células madre en un laboratorio, muy probablemente no se desarrollarán apropiadamente.
“Hay muchas razones para pensar que están restringidos o anormales, de algún modo, y puedan no ser capaces de soportar el desarrollo completo. Este es un largo, largo camino de la reproducción en un plato.”
Eppig conviene:
“Los éticos necesitan estar pensando acerca de esto, y sí que lo necesitan hacer ahora mismo. Pero las actuales aplicaciones realmente no están en el horizonte inmediato.”
De hacerse avances significativos a lo largo del camino de la reproducción artificial y gestación, los temas serían claramente importantes.
“El asunto con las matrices artificiales pueda no ser tanto el llevar los fetos al término, sino que usarlos para salvar bebés muy prematuros,” dijo Richard Ashcroft, un médico eticista en la Universidad Imperial de Londres.
Si los hospitales pudieran usar tales matrices para mantener vivos a los bebés que de otra manera serían demasiado prematuros para sobrevivir, bien podría tener implicaciones para la ley del aborto, agrega.
Pero como con todos los avances tecnológicos, las nuevas técnicas no tienen un mercado garantizado. ¿Cuántas parejas quisieran ver a su bebé crecer en una matriz artificial a menos que no haya otra alternativa? Y como Ashcroft agrega, para la gran mayoría de mujeres, la importancia de ir a través del proceso del nacimiento no puede ser exagerado.
El esperma y los huevos artificiales levantan interrogantes más profundos. Conociendo que el material genético no vino de humanos vivientes sino de gametos sintéticos crecidos en un laboratorio, reforzaría la distinción entre padres como donantes genéticos y aquellos que criarían al bebé.
Por ahora, la escarpada dificultad de perfeccionar las técnicas necesarias para la reproducción totalmente artificial significa que los asuntos éticos son un poco más que puntos de conversación, dice Eppig.
Todas estas cosas con muy, pero muy difíciles de hacer. Son juegos mentales interesantes para discutirlos tomando unas cuantas cervezas después del trabajo. Mientras que vamos a aprender mucho sobre el desarrollo de estos estudios, fabricando embriones de animales y personas es un muy largo camino.
¿Cuánto más largo?
No detenga su aliento.
Fuente: https://www.bibliotecapleyades.net/ciencia/ciencia_artificialhumans05.htm
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