martes, 7 de marzo de 2023

6 beneficios de ser realista// El cambio nace con tu ejemplo, no con tu opinión.

 

6 beneficios de ser realista


Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 11 febrero, 2021



¿Existen beneficios de ser realista? ¿Qué significa ser realista? ¿Es lo contrario a ser un soñador? Reflexionamos sobre todo esto a través del siguiente artículo.
6 beneficios de ser realista

El realismo, según la RAE, es aquella forma de ver las cosas sin idealizarlas. Aunque todos trabajamos con una realidad interpretada (y no fotocopiada), hay algunas más cercanas a los hechos que otras. En el caso del realismo, hablamos de una manera de interpretar las cosas que se aleja de ideas preconcebidas, ilusiones o expectativas demasiado elevadas. Pero, ¿existen beneficios de ser realista? ¿Cuáles son?

En este artículo os hablamos de 6 de ellos. Como veremos, podemos ser realistas en múltiples ámbitos de nuestra vida: en el trabajo, en la vida social, en la vida académica, en la vida personal… Y esa dosis de realismo puede llevar asociadas ciertas ventajas que podemos aprovechar si sabemos identificarlas.

Mujer pensando

Beneficios de ser realista

¿Es ser realista situarnos en un punto medio entre el optimismo y el pesimismo? ¿Qué opinas? Lo cierto es que no es fácil llegar a este punto medio (si es que existe) a la hora de analizar las cosas. Seguramente, la “neutralidad” a la hora de interpretar la realidad no existe, pero sí podemos aprender a ser un poco más realistas y conscientes de lo que sucede “realmente” y de lo que no.

Ser optimista o pesimista conlleva aspectos positivos y negativos. Sin embargo, en el caso del realismo, ¿cuáles son los beneficios de ser realista? Os dejamos 6 de ellos para reflexionar.

“El pesimista se queja del viento; el optimista espera a que cambie; el realista ajusta las velas”.

-George Ward-

Minimiza la posibilidad de una sorpresa

Uno de los beneficios de ser realista es que, al serlo, reducimos la probabilidad de llevarnos una sorpresa (pudiendo ser ésta negativa). Esto puede ser especialmente útil en personas que necesitan sentir que «controlan» su entorno, o que son más bien metódicas y planificadoras.

Así, cuando somos realistas, intentamos no dejarnos llevar por las expectativas y las ilusiones, lo que nos permite, en cierto modo, tener la situación un poco más controlada. Esto incluye la reducción de riesgos innecesarios o de sorpresas no deseadas.

Ayuda a planificar

Otro de los beneficios de ser realista es que puede ayudarnos a elaborar una estrategia y una meta claras. Según John Maxwell, escritor y entrenador en crecimiento personal, en su libro Piense para obtener un cambiola esperanza es muy importante para conseguir una meta pero no constituye una estrategia.

Cuando entendemos esto, nos vemos obligados a establecer y diseñar estrategias y metas específicas, además de un plan de acción que nos conduzca a conseguir lo que queremos.

Ayuda a entender los problemas

Ser realista nos permite estar más cerca de lo que queremos y de todos los obstáculos que deberemos afrontar para llegar a ello. Es decir, nos permite entender con mayor objetividad y consciencia la situación real. Esto puede ayudarnos a entender las posibles dificultades que deberemos afrontar y sobre todo, a pensar cómo superarlas.

Promueve el pensamiento positivo

El pensamiento positivo no es suficiente para que las cosas vayan bien; también se necesita esfuerzo, trabajo y constancia. Sin embargo, el pensamiento positivo sí es un elemento que puede facilitarnos las cosas, porque puede ayudarnos a automotivarnos y a no rendirnos a la primera.

En este sentido, otro de los beneficios de ser realista es que nos permite evaluar riesgos y escenarios de forma más consciente, además de ayudarnos promover una buena planificación. Esto nos puede ir acercando poco a poco a un pensamiento positivo, ya que si las cosas salen bien gracias a esta buena planificación, este tipo de pensamiento puede ir nutriéndose poco a poco.

Pone a prueba las ideas

Cuando somos realistas asumimos la realidad tal y como es, sin sesgos o ilusiones que puedan interferir en su interpretación. En cambio, cuando somos excesivamente optimistas, podemos arriesgarlo todo de forma impulsiva, y como consecuencia, perderlo también todo. Por contra, una buena dosis de realismo nos permite poner a prueba nuestras ideas de forma un poco más segura y consciente.

Genera credibilidad

Otro de los beneficios de ser realista, especialmente en personas que deben dirigir equipos, es que puede promover la credibilidad de uno mismo por parte del equipo. ¿Por qué? Porque cuando los líderes deben enfrontarse a situaciones complicadas y actúan con expectativas demasiado altas, pueden equivocarse y «quedar en evidencia» por su gestión de la situación (muchas veces, por haber pecado de ilusos).

En cambio, cuando un líder actúa con realismo, actúa evaluando las diferentes opciones de las que dispone de forma más objetiva, así como los diferentes obstáculos y escenarios que debe afrontar, puede planificar bien su estrategia, etc. Y eso, lógicamente, puede revertir en resultados positivos que aumenten la confianza de su equipo en él (no solo por los buenos resultados, sino por la buena gestión de la situación).

Hombre pensando

¿Existe una única realidad?

Cuando interpretamos la realidad, lo hacemos a través de un filtro propio. Este filtro se nutre de nuestros deseos, creencias, expectativas, experiencias previas, características personales… Así que, nunca podremos decir que hay una única realidad para todos o que la realidad es 100 % objetiva.

Sin embargo, sí podemos ser más o menos realistas cuando no nos dejamos llevar tanto por lo que deseamos, sino por lo que estamos viendo a través de nuestros propios ojos. Ser realista implica, en gran parte, manejar percepciones e ideas ajustadas de lo que sucede; elementos con los que trabaja nuestra mente y que son más probables cuando manejamos buenas dosis de información.

Es por ello que los beneficios de ser realista existen, y estos tienen que ver con la minimización de riesgos, sobre todo, aunque serlo también puede conllevar algún que otro aspecto negativo (por ejemplo: perder la ilusión o volverse excesivamente racional). Y tú, ¿eres más realista o más soñador?

“Siempre me gusta mirar el lado optimista de la vida, pero soy los suficientemente realista como para saber que la vida es un asunto complejo”.

-Walt Disney-

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/6-beneficios-de-ser-realista/

El cambio nace con tu ejemplo, no con tu opinión


Fátima Servián Franco

Escrito y verificado por la psicóloga Fátima Servián Franco.

Última actualización: 02 agosto, 2019


El cambio nace con tu ejemplo, no con tu opinión

El principio de la educación es predicar con el ejemplo. De hecho, todos somos el modelo o la referencia de alguien: una fuente de influencia. En este sentido, las opiniones que no van seguidas de ejemplos sirven para bien poco. Incluso los malos ejemplos sirven más que las buenas opiniones: son una referencia para saber lo que no tenemos que hacer.

Desde la infancia hasta la vejez, aprendemos mediante ejemplos y a partir de las experiencias directas. Este tipo de aprendizaje se da al observar el comportamiento en otra persona y necesita de una serie de factores para que se dé correctamente. Concretamente, la persona que da ejemplo tiene que tener unas características interesantes para el observador. Además, para el aprendizaje vicario es preferible que la conducta sea instrumental y repetida después de ver el ejemplo.

Así es como este tipo de aprendizaje da sus frutos, muchas veces de manera más rápida, eficaz y económica que con otro tipos de didácticas. Por supuesto, hay ciertas conductas, sobre todo las de riesgo, que no se pueden aprender solo mediante ejemplos.

 No hay nada más triste que un buen consejo acompañado por un mal ejemplo

No hay más que una educación, y es el ejemplo

¿Cuántas personas se pueden atraer con el buen ejemplo? ¿Cuántas personas puedes cautivar con tu opinión? A parte de la oratoria y de una buena defensa de nuestras opiniones, los ejemplos son mucho mas educativos porque refuerzan al que aprende:puede apreciar de forma casi directa las consecuencias más probables de un determinado comportamiento.

Manos de un adulto cogiendo las de una persona mayor para ayudarla

La educación no solo se produce a través de la palabra, la parte práctica de alguna forma es el fin último del aprendizaje. Si queremos educar a nuestros hijos, sobrinos o alumnos hay que tener en cuenta que por más que les digamos, nuestras actuaciones marcarán un antes y un después en su conducta.

Es inapropiado dar una serie de órdenes y hacer otras, tanto a nivel personal, social o familiar. Este tipo de personas pierden eficacia como modelos, por la disonancia que hay entre sus palabras y sus hechos, mandando mensajes contradictorios a la persona que observa.

“Hay algo humano, más duradero que la supersticiosa fantasmagoría de lo divino: el ejemplo de las altas virtudes”

-José Ingenieros-

Con las palabras conmueves, con el ejemplo arrastras

El ejemplo es la única lección que todos los hombres pueden leer. Las palabras por el contrario están cargadas de connotaciones y de significados. No vamos a negar que las palabras a veces pueden ser hasta curativas, y pueden producir un cambio de perspectiva, pero para poder cambiar una situación su efecto no suele ser muy duradero.

Si queremos cambiar nuestra actitud, nuestros horarios, o nuestros hábitos no solo bastara con repetirlo una y otra vez, sino que los hechos serán lo que marquen la diferencia. Cierto es que las palabras nos ponen sobre aviso y nos hacen pensar sobre cuales ejemplos son los apropiados, pero solo una vez que se haya realizado la conducta se puede considerar el aprendizaje o dar el cambio por completado.

Niña ayudando a su amigo a levantarse dando ejemplo de ayuda

Las palabras tienen el poder del convencimiento oído, pero el ejemplo tiene el poder de la verdad vista y vivida. Las palabras son realmente poderosas cuando están avaladas por el ejemplo personal, sino serían solo como metal que resuena, sin validez ninguna para la persona que solo escucha palabras.

Las personas que solo hablan podrán convencer a otros, pero por un tiempo limitado, salvo que los persuadidos puedan poner en marcha lo aprendido, en primera persona, y experimentar sus consecuencias. Las palabras realmente tienen su fortaleza en el ejemplo del que habla. Si no hay ejemplo, gran parte de su ejemplo se convierte en efervescente

“Yo no persuadía a la gente con palabras, porque las palabras poco persuaden. Yo persuadí a la gente con hechos y con ejemplos”

-Juan Domingo Perón-

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/cambio-nace-ejemplo-no-opinion/

 


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