Una organización uruguaya rescata caballos para que no sean faenados y enviados a Europa
Santuario Primitivo los compra a precios que compiten con los frigoríficos y los libera en campos voluntarios
Santuario Primitivo es una organización que rescata caballos que van a faenarse y abrió un santuario en Carmelo, una ciudad al suroeste del país. Allí liberarán a los animales que rescaten previo a que lleguen al frigorífico.
Hace dos años, aparecieron en la escena Pablo Amorín y Martín Erro, los fundadores del emprendimiento. “La semilla para que surja Santuario Primitivo se plantó en 2017 a partir de contactos que establecimos con una conocida que practica el budismo tibetano, algo que yo también realizo”, le dijo Amorín a La Diaria.
Fue esta conocida quien les planteó rescatar caballos que fueran al frigorífico y, en 2019, comenzaron a hacerlo funcionar. El proyecto se puso en marcha gracias a un maestro budista tibetano, cercano a Amorín, que les insistió que lo hicieran.
“Los dos teníamos vinculaciones con los caballos cada uno por nuestro lado. Viendo qué podíamos hacer surgió este proyecto, buscando salvar vidas. Todo comenzó a través de Pablo, que es budista practicante y tiene relación con una organización internacional que se llama ‘Salvando vidas’ y que justamente eso hace. Salvan vidas de todo ser vivo que no esté en su momento de muerte natural, desde lombrices que van a ser utilizadas para pescar hasta cangrejos en los restaurantes”, contó Erro al diario El País.
El consumo de carne equina no está prohibido en Uruguay, aunque tampoco está expresamente regulado. El país cuenta con tres frigoríficos habilitados para faenar este tipo de animales -Clay, Sarel y Agroindustrial del Este-, pero solo venden su carne al exterior.
Lo que lleva del año 2021, Uruguay exportó 23 millones de dólares en carne de caballo. Si esas cifras se comparan con las del 2020, representa un 50% de lo vendido durante ese período. A la carne la compran, sobre todo, Francia y Bélgica, donde la tonelada puede llegar a costar 5.000 dólares. Sin embargo, también aparecen en el mercado los países asiáticos que pueden llegar a pagar mucho menos.
China, ahora, también forma parte de esta lista de países importadores de carne equina desde Uruguay. Eso explica el aumento de caballos faenados, un precio por kilo que aumenta. “En menos de un año pasamos de 3 mil caballos faenados mensualmente a unos 5 mil o 6 mil por mes”, comentó Erro.
Los caballos que son sacrificados tienen características particulares. Por lo general, no sirven más los propósitos del establecimiento en el que estaban o sobran y no pueden mantenerlos. Entonces, es típico que aparezcan caballos que corrían carreras, caballos que no pueden ser mantenidos en un campo, caballos viejos o yeguas que ya han sido utilizadas demasiadas veces para preñarse.
Santuario Primitivo compite con los frigoríficos de una forma muy simple: les empatan los precios. Compran los caballos a intermediarios, llamados tropilleros, que son los que sirven de nexo entre un frigorífico y un establecimiento. “Nosotros competimos en precios con los frigoríficos, y cuando tenemos los recursos y los lugares para que los caballos puedan ser adoptados, nos ponemos en contacto con los acopiadores”, dijo Amorín.
El dinero para comprar los caballos proviene de donaciones. Son tanto de organizaciones internacionales, de budistas que apoyan las prácticas o de cualquier persona que quiera aportar. La organización paga entre 400 y 500 dólares por cada equino rescatado.
Santuario Primitivo comenzó a crear santuarios en campos voluntarios para tener dónde dejar a los caballos. Buscan personas que cumplan con los protocolos de adopción y, una vez que se comprueban, la entrega del caballo incluye un certificado de Santuario Primitivo. Las condiciones, obviamente, tienen que ver con el bienestar del animal: instalaciones, sombra, pasto, alambrado perimetral, compromiso al cuidado, desparasitarlo.
Quienes ofrecen sus propiedades para adoptar caballos suelen ser personas que viven en zonas rurales y que no desarrollan actividad productiva. “Aparte de sentir mucho cariño por los caballos, estos animales les mantienen el pasto cortado”, explicó Amorín a La Diaria. Aunque los animales lleguen en buen estado de salud, porque los frigoríficos no pueden vender carne de animales enfermos, la organización brinda los medicamentos necesarios para los caballos a sus dueños adoptivos.
La comercialización de estos animales está prohibida y la organización realiza un seguimiento. Para eso, los marcan con tinta para el control interno.
Hace dos años que Santuario Primitivo funciona y lleva rescatados a cien caballos que iban a ser faenados, pero que fueron trasladados a campos en el interior del país. El último que fue inaugurado como santuario en Carmelo es el quinceavo.
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