Llega la cumbre de los BRICS: más socios y el debate sobre una nueva moneda global. // Sudáfrica busca posicionarse como un centro de inversión global tras la pandemia.
Llega la cumbre de los BRICS: más socios y el debate sobre una nueva moneda global
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica se reúnen en Johannesburgo el próximo 22. Representan a las economías emergentes más pujantes y un grupo de países como Argentina intentan ser socios de ese club. ¿Lanzarán una nueva moneda con respaldo en oro?
El ministro de Comerrcio chino, Wang Wentao junto a su homólogo de Sudáfrica, Ebrahim Patel , en la previa de la Cumbre que tendrá lugar el próximo 22 de agosto Hace 17 años Jim O’Neill, economista de Goldman Sachs de EE. UU., acuñó el acrónimo BRIC, para referirse a los países integrantes; fue un acierto. Sostuvo, además, que las economías de esos países se convertirían en las más industrializadas y dominantes del mundo a mediados de siglo; podría ser otro acierto.
La profecía de O'Neill sobre la creciente industrialización y dominancia de estas economías en el mundo hacia mediados de siglo parece estar encaminada a cumplirse, si bien el futuro siempre es incierto y está sujeto a cambios imprevistos, dado que, como el filósofo griego Heráclito de Éfeso nos recordaba, el cambio es la única constante en la vida.
Sin embargo, con sus economías en ascenso y sus poblaciones jóvenes y dinámicas, BRICS tiene el potencial de seguir siendo una fuerza significativa en el panorama global en las próximas décadas.
Se enfrentarán desafíos políticos, económicos y sociales que requerirán una mayor colaboración y visión prospectiva. Pero, a los integrantes de la alianza no les falta esa visión del conjunto, ni conciencia de la necesidad de consolidar los vínculos político-económicos dentro de África y Asia particularmente, lo cual, sin duda, ha de estar presente en sus deliberaciones, anticipando los cambios y desafíos futuros, y forjando estrategias para asegurar un porvenir próspero y estable para sus países y sus pueblos.
El escenario está listo y la mesa servida para la próxima cumbre en Johannesburgo entre los próximos 22 y el 24.
La ciudad elegida era una antigua meca minera del África austral; hoy es su “capital financiera e industrial”, una urbe populosa, moderna, cosmopolita en la cual convergen culturas y tradiciones del continente y del mundo. Ha tenido el privilegio de ser designada sede por segunda vez para ser anfitriona de la cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Ese solo hecho implica una reivindicación para África, normalmente asociada a estereotipos negativos, a la vida salvaje y a las reminiscencias de un colonialismo que tanto la ha afectado y demorado en términos de desarrollo.
Una visión de Africa que quedará obsoleta
Hoy África despierta, se rebela y es el avenir. La elección de las rojizas tierras africanas no es casual; de allí salió el homo sapiens hace trescientos mil años; en ellas se usó por primera vez el fuego, y se crearon las primeras herramientas. Y desde entonces, la evolución continuó “Imparable”, como el título del libro de Yuval Harari en el cual lo detallada minuciosamente.
Johannesburgo se prepara para la Cumbre. unas figuras del escultor Anton Smit
Hoy el continente es el segundo más grande de la tierra en población (más de mil cuatrocientos cincuenta millones de habitantes) y en ella, se ubica la más joven del mundo. A fin del siglo, la mitad del total mundial menor de dieciocho años habitará en sus 54 países, increíblemente diversos en sus culturas, idiomas e historia, donde ya existen seis de las diez economías de más rápido crecimiento.
A pesar de que varios de sus países continúan desangrándose en luchas internas y cruentos golpes militares, en gran parte debido a la intromisión de potencias extra continentales, África está destinada a convertirse en un importante actor en la geopolítica y geo economía global.
Los BRICS lo previeron tempranamente en 2010 cuando incorporaron a Sudáfrica y gracias a lo cual han logrado tener presencia en Asia, Africa y America, brindarle al país, a sí mismos como grupo y al continente, mayor visualización y presencia.
A ello se debe, además, que las grandes potencias económicas mundiales, China, Estados Unidos, India, la Unión Europea, los BRICS y sus miembros, compitan por obtener la complacencia de los gobiernos para imponer sus proyectos de infraestructura, extracción de productos naturales, minería y petróleo, instalar industrias e incrementar los intercambios comerciales.
Cada uno de ellos, a su modo y estilo, despliega diversas técnicas, sutiles asociaciones estratégicas, descaradas o enmascaradas “ayudas”, o suministros militares para asegurar la continuidad de sus explotaciones y asimismo de los gobiernos locales.
A propósito, Rusia, el 28 de julio pasado ha organizado un sedicente “Forum Económico y Humanitario” en San Petersburgo, su antigua capital imperial. Acudieron solo 17 de los más de 40 que habían asistido a uno anterior en Sochi en 2019, circunstancia de por si reveladora de su aislamiento internacional.
Durante su desarrollo su presidente anunciaba que en los próximos meses “estaría en condiciones de asegurar librar gratuitamente de 25 a 50000 toneladas de cereales a Burkina Faso, a Zimbabue, Mali, Somalia, a la República Centroafricana y a Eritrea”.
La representación africana recibió el “generoso ofrecimiento de futuro obsequio” como un “presente griego”, sosteniendo que no habían ido en búsqueda donaciones, sino de seguridad alimentaria. Con promesas y a meses vista no se calma el hambre.
De nada sirvió tampoco para fortalecer la hegemonía rusa, sino al contrario, que pocos días antes y unilateralmente denunciara el acuerdo con Ucrania para exportar grano a través del Mar Negro, en neto perjuicio para los países africanos y en su exclusivo beneficio dado el aumento de precios que inmediatamente experimentaron.
Y tanto menos prometer “trabajos en común más activos”, abrir embajadas, consulados y representaciones (intentando compensar las que se están cerrando en el pais), la remisión de deudas (de hecho incobrables); suministrar armas para el “mantenimiento del orden y servicios”, y hasta el “apoyo” de mercenarios de “empresas de seguridad privada” (Grupo Wagner).
¿ Habrá nuevos integrantes en los BRICS?
Salvo alguna manifestación aislada de algún integrante y versiones de la prensa de los países interesados en incorporarse, los actuales miembros no se han expresado oficialmente.
Desde su informal configuración en 2006, los miembros de BRICS se caracterizan por ser “emergentes”, por poseer un significativo impacto en la economía mundial y por su potencialidad y complementariedad.
Vosta de la sede del New Development Bank (NDB), el banco de los Brics cuya sede se encuentra en Shanghai, China
Ello explica que el irrefrenable deseo de incorporarse al bloque por parte de distintos países, entre ellos la Argentina, con la intención de favorecer o rescatar sus economías individuales.
Para que la integración tenga lugar se han de evaluar ventajas y desventajas. Entre las primeras: ampliaría mercados; diversificaría fuentes de financiamiento y cooperación; fortalecería la presencia internacional, y entre las segundas, habría más heterogeneidad, tensión y conflictos internos, y podría debilitar la cohesión.
No existen requisitos para asociarse
No hay reglas, hoja de ruta o protocolo alguno, pero se deben traspasar las horcas caudinas del acuerdo previo y unánime de los socios.
En lo sustancial se deberá comulgar con la comunidad ideológica de los BRICS entre los cuales no hay ningún país europeo, son parte del Sur global y opuestos al (mal llamado) bloque occidental o del Norte, de economías maduras y desarrolladas.
Mas de medio centenar de países pretenden incorporarse al bloque: el nuestro, Arabia Saudita, Argelia, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Indonesia, Irán, México y Turquía, entre ellos.
Sin embargo, la aceptación de nuevos integrantes estará condicionada tanto a la compatibilidad en términos políticos y geopolíticos como al estatus de sus economías, y siendo así ¿qué países tendrían mejor sintonía para incorporarse?
A título especulativo podrían mencionarse entre ellos a México, segunda economía más grande de América Latina; Indonesia, mayor economía del sudeste asiático; Nigeria, la economía más grande de África; y Turkiye, décimo séptima economía del mundo, por su estratégica ubicación transcontinental.
Sergio Massa se reunió con Dilma Rousseff, titular del Banco de Desarrollo de los BRICS, en China. Massa pidió que Argentina fuera miembro.
Como máximo solo uno o dos tendrá el privilegio; los demás tendrán que conformarse, con el modesto presente de una membresía como las recibidas por Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay.
El mundo actual se caracteriza por la integración, interdependencia e interacción intrarregional, es decir, por estar orientada al interior de las fronteras de los países, a asociaciones o a alianzas.
No prevalecen los Estados en forma aislada como en la aun no extinguida globalización, sino los bloques con mayor o menor grado de integración económica y política y los más disimiles propósitos, composición y estructuras. Así, la Unión Europea; el Tratado de México, Estados Unidos y Canadá; asociaciones del Sudeste Asiático; de la Unión Africana, del África Occidental, Austral, Central; de la Cooperación Asia-Pacífico; del Mercosur; los BRICS, entre otros.
En tal contexto, cada país siente la imperiosa necesidad de pertenecer o afiliarse a algún foro, centro o grupo de poder económico político, y sucede con los BRICS, en cuyo territorio (quinta parte del globo) habita más de un cuarenta por ciento de la población mundial y produce cerca de un cuarto del PBI.
Además, individualmente se destacan por su crecimiento económico, el progreso en la reducción de la pobreza, la expansión de sus infraestructuras, la mejora de la educación, el desarrollo en tecnología y cibernética y en el permanente incremento de su influencia en la escena mundial y los foros internacionales.
Podría decirse que los BRIC anticiparon el nuevo orden mundial multipolar.
La desdolarización: el tema nodal
¿Alumbrará esta cumbre una nueva moneda? ¿O será prematuro?¿Sera física, numérica o críptica?¿Ya se ha pensado en el nombre que se le daría?¿Podría ser “brique”?¿O “R5”, por la inicial de las monedas de los países miembros?
La prensa internacional se ha deleitado en referirse a este objetivo, acerca del cual se han generado las mayores expectativas, pues una nueva divisa global produciría enorme estrépito y conmoción en los mercados y los medios financieros internacionales.
Ha trascendido, a través de múltiples declaraciones y artículos que tal moneda sería alternativa al dólar estadounidense, al euro y a otras consideradas inestables y volátiles, y seria utilizable como reserva y medio de pago internacional. Además, y sobre todo, tendría respaldo oro.
Ante la constante degradación de las monedas fiduciarias y una declarada inflación global, dotar de una garantía metálica tal constituiría un gran acierto y desafío para las que carecen de ella, pues serviría para mantener el poder adquisitivo de las posiciones financieras como reserva.
Es evidente que una moneda convertible y con dicho respaldo entraría en franca competencia con el dólar, que, al contrario, carece de ese respaldo desde 1971, y en términos comparativos es cada vez más débil, volátil y carente de confianza internacional.
La demostración de su importancia la hemos tenido recientemente al haber dispuesto el Banco Central de la República Argentina, como recurso de última instancia, dar como garantía sus reservas metálicas para evitar incurrir en el incumplimiento de plazos de inminente vencimiento internacional.
Una moneda que podría tener distintos alcances
En primer lugar, su uso podría limitarse a los miembros de la alianza y o a las transacciones comerciales con terceros. En tal caso, se relativizaría dicha creación sin lograr una necesidad mayor, pues muchos intercambios comerciales bilaterales se realizan actualmente con las respectivas monedas de los países intervinientes en la transacción.
En no pocos casos, es sabido, rige la ley del más fuerte en los negocios internacionales. China impone el yuan o renminbi a quienes negocian con ella, y Rusia exige, desde que se le han aplicado las sanciones económicas por su invasión a Ucrania, el pago en rublos o en oro por sus exportaciones. Debe tenerse en cuenta que al presente las monedas de dichos dos países son inconvertibles, lo cual no sucede con el real (desde enero del corriente) ni con la rupia y el rand.
La otra posibilidad, es que la moneda a crearse lo sea con la finalidad de que se convierta en alternativa del dólar estadounidense, se utilice en todo pago o transacción internacional y, sobre todo, por su respaldo aurífero, sirva como moneda de reserva.
¿De dónde saldría tal reserva?
Los bancos centrales se aferran en poseer oro en sus arcas y son compradores permanentes de este metal. Han comprado y siguen comprando y atesorando oro, siendo los mayores poseedores del mundo, y en lo que va del año ya han adquirido la cuarta parte de la producción global.
Los integrantes de BRICS también vienen comprando oro desde tiempo atrás, siendo China el más importante adquirente y también productor mundial y en menor cantidad la India.
La respuesta al interrogante la ha brindado The Market (NZZ) siguiendo la explicación de Michael Howell de Cross Border Capital, quien afirma, conforme a cálculos existentes, que las reservas acumuladas de oro por parte de los BRICS igualan las reservas oficiales de oro de los Estados Unidos.
El mayor objeto del deseo de los BRICS, destronar a la moneda americana, parece aun, sin embargo, exageradamente ambicioso y prematuro.
Otros temas en agenda
Como en otras reuniones y conferencias internacionales, el temario abordará temas como la cooperación, el desarrollo, la seguridad y resiliencia frente a los desafíos globales, tecnología y ciberseguridad, seguridad energética, inteligencia artificial, e infraestructuras digitales y el insoslayable tema del cambio climático. Este último, por la expectativa sobre las posiciones de China e India, los más grandes responsables de las emisoras de gases de efecto invernadero, al mismo tiempo que muy vulnerables a sus impactos.
Estaba prevista la asistencia de todos los jefes de Estado de los países miembros y así lo aseguraba el presidente sudafricano y temporario de BRICS Cyril Ramaphosa, prescindiendo del hecho de que existe una orden de arresto de la Corte Penal Internacional sobre su homólogo Vladimir Putin, de obligatorio cumplimiento por ser signatario del Estatuto de Roma.
El anfitrión se arriesgaba a desafiar abiertamente la orden e incluso incurrir en reincidencia por haber desobedecido en 2015 una similar contra el presidente sudanés Omar al-Bashir, solo para no contrariar la lealtad y amistad con el gobernante ruso y su política, el cual a su vez desde su país sostenía que su detención equivaldría a una declaración de guerra.
Presiones políticas y la oportuna intervención de la Justicia, hicieron converger a una decisión consensuada que permitió superar el dilema al designar que Rusia sería representada por el ministro Sergey Lavrov para alivio de su presidente y poder proseguir así al mando de su aventura bélica, atento a las posibles réplicas del temblor político-militar interno y a los recientemente atronadores vuelos de drones que sobrevuelan y hasta bombardean Moscú.
Pero, ¿están dispuestos los BRICS a abrir las compuertas e incorporar nuevos miembros?¿Se superarán diferencias internas y se actuará en forma coordinada y solidaria?¿Qué impacto tendrá la cumbre en las relaciones de la alianza con el resto del mundo?¿Estamos al borde de un cambio de paradigma en las finanzas internacionales?
Sudáfrica ha conseguido más de 20 000 millones de dólares en compromisos en la Conferencia de Inversión de este año en Johannesburgo. La economía más industrializada de África está cerca de alcanzar su objetivo de invertir 100 000 millones de dólares en cinco años.
Posicionar a Sudáfrica como un centro de inversión global es clave para la estrategia de reforma y recuperación económica del presidente Cyril Ramaphosa.
"Hace casi cuatro años que nos embarcamos en el ambicioso impulso, como decía el ministro Patel, de conseguir 1,2 billones de rands en nuevas inversiones en cinco años. Ahora, a pesar del impacto de la pandemia, cuando se celebre la 3ª Conferencia de Inversión de Sudáfrica en 2020, habremos recaudado y prometido un total de 774 000 millones de rands en compromisos de inversión", expresó el mandatario durante su asistencia al evento.
Uno de los sectores que está recibiendo la atención de los inversores es el de la energía. Los países del G7 han anunciado que comprometerán 8 500 millones de dólares para ayudar al país a romper su dependencia del carbón.
Uno de los compromisos de inversión contraídos con Sudáfrica fue el del Banco Africano de Desarrollo, que inyectó 400 millones de dólares para apoyar la transición energética del país.
"El Banco Africano de Desarrollo cree en Sudáfrica. Se puede ver en lo que hacemos. La cartera actual del banco en Sudáfrica asciende a 3.200 millones de dólares", señaló Akinwumi Adesina, presidente de la entidad.
La minería sudafricana es una importante fuente de divisas y de puestos de trabajo. El nuevo auge de las materias primas está alimentando la confianza de los inversores.
"Creo que de los 770 000 millones de rands (unos 500 millones de dólares) que se han conseguido con la campaña de inversión en Sudáfrica, creo que la minería representa unos 150 000 millones de rands. Y hemos visto que algunas de las empresas mineras se han comprometido en diferentes sectores de la minería, siendo el platino el componente más importante de esta campaña de inversión", apuntó Mzila Mithenjane, jefe de asuntos de Exxaro.
Se prevé que casi todos los principales sectores de la economía se sacudan la pandemia y vuelvan a crecer.
Sudáfrica es miembro del bloque BRICS, que incluye también los grandes mercados de China e India. Las infraestructuras portuarias y de carreteras de calidad reducen las interrupciones de las cadenas de suministro mundiales y permiten a los exportadores llegar a los mercados internacionales con facilidad.
El país cuenta con una floreciente clase media y es un miembro clave de la Zona de Libre Comercio Continental Africana, el mayor bloque de libre comercio del mundo.
"Tenemos vastos, vastos recursos de platino. Tenemos vastos recursos de oro. Todavía tenemos carbón. Creo que el carbón sigue estando entre nosotros. Y la clave es que tenemos que ir más allá y no sólo sacar estas materias primas del país, sino crear industrias dentro de esas materias primas", dijo George Sebulela, miembro de la junta directiva de Brand SA.
Mientras tanto, las empresas francesas anunciaron más de 2.000 millones de dólares en nuevas inversiones en los sectores de la salud, el turismo, el comercio minorista, la manufactura y la agroindustria.
"Francia está presente en Sudáfrica desde hace muchos años. Tenemos aquí más de 400 empresas con 65 000 empleados. Así que estamos en realidad en un entorno multisectorial. Nos comprometimos en 2019 a una inversión de 20 000 millones de rands (algo más de 1 000 millones de dólares) para las entidades francesas", señaló por su parte Jean-Claude Lassere, director general de Saint-Gobain África.
Sudáfrica también aspira a convertirse en el centro de investigación de vacunas del continente y en un gigante farmacéutico. Para ello, los principales fabricantes de medicamentos del mundo están aprovechando el entorno empresarial propicio para instalarse en el país.
"Aspen fue una de las primeras empresas en comprometerse, y fue una cantidad de 3.400 millones de rands (unos 200 millones de dólares) en la Conferencia de Inversión inaugural de Sudáfrica en 2018. Esa inversión fue para fortalecer y mejorar aún más nuestra capacidad de estériles y eso ha convertido las instalaciones de Aspen en Gqeberha en el Cabo Oriental, ha convertido eso en una capacidad de estériles panafricana que ponemos a disposición de todo el mundo", explicó Stavros Nicolaou, alto ejecutivo de Aspen.
La Conferencia de Inversiones de Sudáfrica es un intento de revitalizar la economía más avanzada de África tras repetidas recesiones y años de crecimiento estancado.
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