jueves, 6 de febrero de 2025

Vivir en el mar: de qué se trata la nueva utopía libertaria que busca redefinir el concepto de país.

 Introducción:

Seasteading






Seastead, o plataforma habitable, diseñada para el Seasteading Institute. "ClubStead".


El seasteading o colonización marina (contracción de seamar, y homesteadingcolonización) es un concepto de creación de viviendas permanentes en el mar, llamadas seasteads, fuera de los territorios reclamados por los gobiernos de cualquier nación en pie.1

La mayoría de seasteads propuestos son buques crucero modificados, plataformas marinas readaptadas e islas flotantes hechas a medida, mientras algunos de los sistemas de gestión propuestos guardan parentesco con el de ciudad-Estado.2​ Hasta el momento no se ha creado un estado en alta mar que haya sido reconocido como una nación soberana, aunque el Principado de Sealand es una micronación en disputa constituida en una plataforma marina abandonada cerca de Suffolk, Inglaterra.3​ Lo más parecido a un seastead que se ha construido hasta ahora son grandes naves de alta mar que a veces se llaman "ciudades flotantes" y pequeñas islas flotantes.

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Fuera de la Zona Económica Exclusiva de 200 millas náuticas (370 km), que los países pueden reclamar de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, en alta mar no se está sujeto a las leyes de nación soberana alguna que no sea la bandera bajo la cual un barco navega (ver aguas internacionales). Algunos ejemplos de organizaciones que utilizan esta posibilidad son Women on Waves, que permite abortos a las mujeres en los países donde la terminación de los embarazos están sujetos a estrictas leyes, y las estaciones de radio piratas navegando por el mar del Norte durante los años sesenta (como Radio Caroline). Al igual que estas organizaciones, un seastead podría ser capaz de aprovecharse de las leyes y reglamentos más flexibles que existen fuera de la soberanía de las naciones, y tener en gran medida un autogobierno.

The Seasteading Institute

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"The Swimming City" de András Gyõrfi. Diseño de seastead para el Seasteading Institute.

El Seasteading Institute, fundado por Wayne Gramlich y Patri Friedman el 15 de abril de 2008, es una organización formada para facilitar el establecimiento de comunidades autónomas flotantes sobre plataformas marítimas operando en aguas internacionales.45​ El artículo de Gramlich de 1998 "SeaSteading. - Homesteading en alta mar", describe el concepto de steading asequible, y atrajo la atención de Friedman con su propuesta de proyecto de pequeña escala.6​ Los dos comenzaron a trabajar juntos y registraron su primer "libro" colaborativo en línea en 2001, que explora aspectos del seasteading, desde la eliminación de residuos hasta los pabellones de conveniencia.

El proyecto tuvo la exposición mediática en 2008 después de haber llamado la atención del fundador de PayPal Peter Thiel, que invirtió USD 500 000 en el instituto y desde entonces ha hablado en nombre de su viabilidad, y más recientemente en su ensayo "La educación de un libertario" publicado en línea por Cato Unbound. El Seasteading Institute ha recibido la atención de los medios, como CNN, la revista Wired, y la revista Prospect.7489​ "Cuando Seasteading se convierta en una alternativa viable, el cambio de un gobierno a otro sería un asunto navegar hacia otro inclusive sin siquiera salir de su casa", dijo Friedman en la primera conferencia anual Seasteading.41011

Véase también

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Referencias

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  1.  A la conquista del océano Archivado el 6 de julio de 2009 en Wayback Machine., por Albert Esplugas, Instituto Juan de Mariana
  2.  Mangu-Ward, Katherine (28 de abril de 2008). «Homesteading on the High Seas: Floating Burning Man, "jurisdictional arbitrage," and other adventures in anarchism»Reason Magazine. Consultado el 28 de febrero de 2009.
  3.  «Danny O'Brien, "Explorers in the Valley still charting new territory", Irish Times, Sep. 19, 2008.». Archivado desde el original el 20 de octubre de 2012. Consultado el 22 de octubre de 2010.
  4. ↑ Saltar a:a b c Baker, Chris (19 de enero de 2009). «Live Free or Drown: Floating Utopias on the Cheap». Wired Magazine. Consultado el 19 de enero de 2009.
  5.  «History». Archivado desde el original el 7 de marzo de 2009.
  6.  SeaSteading - Homesteading the High Seas. Gramlich.net (1999-08-31). Retrieved on 2013-10-23.
  7.  Seasteading: Un país artificial en medio del mar Archivado el 10 de febrero de 2009 en Wayback Machine.. Noticia en NeoTeo
  8.  Peter Thiel (13 de abril de 2009). «The Education of a Libertarian».
  9.  Seasteading: the great escapeProspect Magazine, April 2010
  10.  Alexis Madrigal, "Peter Thiel Makes Down Payment on Libertarian Ocean Colonies", Wired Science, May. 19, 2009.
  11.  «City floating on the sea could be just 3 years away». CNN. 3 de marzo de 2009. Consultado el 10 de marzo de 2009.


Vivir en el mar: de qué se trata la nueva utopía libertaria que busca redefinir el concepto de país

El movimiento “seasteading” pretende construir comunidades flotantes que no se rijan por las leyes de ningún Estado y determinen su propia forma de gobernanza. Los avances de algunos proyectos y los desafíos para asentar la primera ciudad marítima.


El movimiento llamado seasteading brega por una comunidad asentada en aguas internacionales que no responda a la normativa de un Estado

Las fronteras del mundo parecen inamovibles. Los países, con sus respectivas formas de gobierno, son estructuras establecidas que superan el paso del tiempo. En ese contexto, los océanos, las aguas internacionales, se proyectan como un escenario posible para la última quimera libertaria: vivir en el mar, con nuevos acuerdos de convivencia, con nuevos estilos de gobernanza que pretenden redefinir el concepto de país vigente.

El seasteading (del inglés “homestead”, establecerse en un lugar, y “sea”, mar) propone construir comunidades flotantes permanentes en aguas internacionales. Las ciudades marinas, antaño un sueño imposible, pronto podrían ser una realidad gracias a avances tecnológicos y en materiales de construcción. Más del 70% de la superficie terrestre es un océano sin soberanía estatal, un lienzo azul donde estos proyectos podrían prosperar.

“Es más fácil proporcionar libertad con una tecnología que con una ideología”, aseguró Joe Quirk en una entrevista con Infobae. Quirk preside la organización sin fines de lucro The Seasteading Institute. Lidera un movimiento que ansía expandir el modo en que pensamos la gobernanza, la libertad y la habitabilidad del planeta.

Para él, el seasteading no solo es una apuesta por la innovación, sino una vía hacia un nuevo contrato social: comunidades donde las personas puedan trasladar sus hogares y negocios a lo largo y ancho del mar, elegir los servicios y el sistema de gobernanza que más les convenga. “Esto evitará monopolios y permitirá soluciones pacíficas”, afirmó.

El corto camino del seasteading, sin embargo, está signado por los vaivenes.. Con su conceptualización a principios de los 2000, el movimiento siempre enfrentó críticas y escepticismo. Sus impulsores fueron poco menos que catalogados como lunáticos y las dudas en torno a la legalidad y viabilidad económica de su modelo estuvieron -y están- a la orden del día.

Los "Seapod", los prototipos de vivienda de la compañía Ocean Builders

Aun así, la nueva utopía libertaria logró algunos avances, en especial en el sudeste asiático y América Latina. Empresas como Ocean Builders en Panamá y ArkPad en Filipinas ya construyeron los primeros prototipos de hogares flotantes permanentes, que por ahora están destinados a una elite económica por sus altos costos.

一¿Cómo se puede equilibrar la visión idealista con las realidades prácticas y políticas?

一La visión de la colonización marina es impulsar la evolución en la gobernanza 一respondió Quirk一. La primera tecnología práctica es una casa que pueda flotar permanentemente en el océano. Ya existen algunos ejemplos concretos.

一¿Qué modelos de gobierno imagina para las comunidades autónomas en el océano?

一Dependerá de las personas que construyan los asentamientos marinos. Espero que decenas de miles de habitantes aporten soluciones de gobernanza que ahora no podemos imaginar. Cuanta más diversidad de soluciones de gobernanza tengamos, más personas estarán satisfechas.

Uno de los conceptos más llamativos del seasteading es su presunto potencial para democratizar el poder. Al igual que los cruceros ofrecen un modelo de “gobernanza privada en el mar”, las ciudades flotantes permitirán experimentar con distintos sistemas políticos y económicos, alejado de las imposiciones y normativas de los distintos Estados tradicionales.

La idea de una libertad total puede sonar utópica, pero también plantea interrogantes. ¿Cómo se manejarán los recursos y los conflictos? ¿Cómo se abastecerán los asentamientos marinos? ¿Tendrán acceso a servicios educativos y de salud? ¿Podrán subsistir en el tiempo? Para Quirk, el secreto está en fomentar una competencia saludable entre los nuevos modelos de gobernanza, lo que podría llevar a soluciones innovadoras y sostenibles.

Por supuesto, también hay quienes cuestionan el impacto ambiental de las futuras comunidades flotantes. Aunque los seasteaders defienden que sus proyectos serán ecológicos y respetuosos con la biodiversidad marina, sus detractores cuestionan con razón que cualquier intervención humana en el océano conlleva riesgos.

El sueño del seasteading no es nuevo. Desde las ciudades sumergidas de Julio Verne hasta las plataformas petroleras adaptadas como residencias, el sueño por conquistar el océano se repite en la historia. Lo que distingue al movimiento actual es su base tecnológica y su filosofía libertaria. No se trata solo de vivir en el mar, sino que ellos pretenden redefinir qué significa ser ciudadano en el siglo XXI. Incluso redefinir el concepto mismo de país.

“Los cruceros son el mejor ejemplo de lo que podemos lograr. Solo necesitamos hacerlos más pequeños, más baratos y que floten permanentemente”, considera Quirk. Y es cierto que, al compás del desarrollo de las primeras ciudades flotantes, avanza la puesta a punto del primer barco que pretende formar una comunidad permanente en el mar.

Vivir en un barco

El proyecto Freedom Ship pretende
El proyecto Freedom Ship pretende generar la primera comunidad flotante

Despertarte una mañana y tener a la Torre Eiffel en el horizonte. Despertarte algunas semanas después y navegar sobre las aguas cristalinas del Caribe. Esa es la promesa de Freedom Ship, un proyecto que busca construir la primera ciudad flotante móvil del mundo. Más que un simple barco, se trata de una megaestructura que albergará hasta 60.000 residentes permanentes y decenas de miles de visitantes diarios, lo que replantea la idea de hogar y comunidad.

“Nuestra misión no tiene una base libertaria per se, pero estamos aprovechando nuestra movilidad para ofrecer a los habitantes y visitantes la ‘libertad’ de diversas entidades reguladoras presentes en las comunidades terrestres”, explicó Roger Gooch, CEO de Freedom Ship, en diálogo con Infobae.

El concepto central de Freedom Ship es la movilidad. No será una ciudad estática flotando en un lugar fijo del océano, sino una ciudad en movimiento que dará vueltas al mundo. “El lugar de encuentro de la ciudad es móvil. Hará escala en alta mar frente a más de cien puertos internacionales. Los habitantes no solo podrán visitar diferentes países, sino también llevar a cabo negocios y comercio en un entorno verdaderamente global”, advirtió Gooch.

Para los emprendedores, cree, representa una buena oportunidad. La rotación constante de residentes y visitantes crea un flujo continuo de clientes potenciales. “Los dueños de negocios podrán exhibir sus productos o servicios tanto a los ciudadanos del barco como a los más de 10.000 visitantes de corta estancia”, detalló.

Sin embargo, construir una ciudad de estas dimensiones -1.371 metros de largo, 228 metros de ancho y 106 metros de alto- no está exento de desafíos. Gooch reconoció que el mayor obstáculo fue conseguir la capitalización necesaria para financiar un proyecto tan ambicioso. Aunque después de años de incertidumbre, asegura haber obtenido la financiación suficiente de “mercados extranjeros”.

La logística de operación también es un reto. Al igual que cualquier ciudad terrestre, Freedom Ship tendrá un sistema de gestión complejo que incluirá personal de mantenimiento, seguridad, y administración.

El barco albergará unos 60
El barco albergará unos 60 mil residentes permanentes y miles de visitantes ocasionales

El diseño del barco está pensado para replicar una ciudad. Habrá escuelas, hospitales, mercados, bancos, lugares de entretenimiento, casinos y hasta instalaciones de investigación médica y fabricación ligera. Los suministros, desde alimentos hasta productos comerciales, serán entregados a diario mientras el barco esté amarrado frente a la costa de algún puerto internacional.

La movilidad del Freedom Ship no solo replantea la idea de comunidad, sino también la de ciudadanía. La vida a bordo estará regulada por las leyes del país en el que se registre el barco, aunque todavía no se definió cuál será. Luego los acuerdos de convivencia entre sus residentes marcará el estilo de vida dentro del barco. “Los servicios relacionados con la ciudadanía, como un sistema escolar y oportunidades para ocupaciones profesionales, serán altamente promovidos. Nuestra idea es ofrecer una libertad única, tanto en términos geográficos como regulatorios”, dijo Gooch.

El barco estará conectado con el mundo exterior. Para ello tendrá helipuertos y zonas para el aterrizaje y despegue de aeronaves. Freedom Ship promete ser un punto de encuentro entre lo tecnológico, lo práctico y lo visionario. La idea de una ciudad flotante, antes propiedad de la ciencia ficción, está próxima a concretarse. Su resultado, por ahora, es incierto.

Una micronación llamada Sealand

La antigua plataforma militar en
La antigua plataforma militar en la que se asentó la micronación de Sealand

Si Freedom Ship representa el futuro de las ciudades flotantes, Sealand es el ejemplo más cercano de cómo la vida en el mar puede convertirse en un acto de independencia, al menos en términos retóricos. Ubicada en una plataforma marina frente a la costa de Inglaterra, la diminuta micronación es un experimento vivo de soberanía y espíritu libertario.

Sealand surgió en 1967 cuando Paddy Roy Bates, un excéntrico exmilitar británico, tomó posesión de una antigua plataforma de defensa militar en el Mar del Norte. Bates proclamó el territorio como un estado independiente. Desafió así la jurisdicción británica y marcó un precedente en la historia -siempre lindera al absurdo- de las micronaciones. Desde entonces, Sealand defendió su status con una mezcla de audacia, diplomacia e incluso enfrentamientos legales.

Ante la consulta de Infobae, un portavoz de Sealand destacó: “Sealand pasó de ser una audaz declaración de independencia a convertirse en una micronación reconocida mundialmente, que ofrece títulos, productos y servicios digitales al tiempo que mantiene su legado único de resiliencia y autodeterminación”.

A lo largo de los años, Sealand debió afrontar escollos que pusieron en jaque su continuidad, desde tormentas que amenazaron su pequeña infraestructura hasta intentos de invasión por parte de oportunistas. Sin embargo, más de medio siglo después de su fundación, sigue en pie gracias al ingenio y la determinación de sus habitantes, y el apoyo de una comunidad global que ve en la micronación un símbolo de independencia.

“Los desafíos incluyen mantener la infraestructura en condiciones hostiles, garantizar la seguridad y respetar el derecho internacional”, explicó el vocero. A pesar de eso, Sealand se convirtió con el tiempo en una fuente de inspiración para los impulsores del movimiento seasteading, que sueñan con asentamientos marinos más grandes y ambiciosos.

Es que la economía de Sealand es un ejemplo de creatividad, adaptación y -¿por qué no decirlo?- de aprovechamiento del chiste. La micronación se financia mediante la venta de títulos nobiliarios, como lord y lady, que atrajeron a fans de todo el mundo. También lanzaron un programa de ciudadanía electrónica y venden mercancías oficiales, desde banderas hasta monedas conmemorativas. “Son nuestros partidarios los que ayudan a sostener nuestras operaciones y legado”, afirmó el representante.

Pero, más allá de su economía, Sealand encontró un lugar en la historia como pionera de la independencia en el mar. Su modelo inspiró a proyectos que buscan replicar su espíritu de innovación y autosuficiencia a una escala mucho mayor. “Sealand inspira la creación de asentamientos marinos al mostrar independencia e innovación en el mar”, agregó el portavoz.

A pesar de su tamaño ínfimo y sus recursos limitados, Sealand demostró que el océano puede ser más que un recurso o una barrera geográfica: que puede convertirse en un hogar. A medida que las comunidades flotantes afloren, que pasen de ser una idea teórica a una realidad, el mundo quizás pase a tomar más en serio a un movimiento cuyos impulsores reciben, hasta el momento, el mote de ilusos o lunáticos. Para quienes persiguen el ideal libertario, la frontera azul del océano dejó de ser una barrera para transformarse en el escenario de su última esperanza.

Fuente: https://www.infobae.com/realidad-aumentada/2025/01/20/vivir-en-el-mar-de-que-se-trata-la-nueva-utopia-libertaria-que-busca-redefinir-el-concepto-de-pais/


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