viernes, 6 de enero de 2023

Todos somos héroes de nuestras propias historias // Autoempatía: cómo conectar afectuosamente con nosotros mismos.

 

Todos somos héroes de nuestras propias historias


Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 15 abril, 2020


Tienes la posibilidad de ser el héroe de tu propia historia. Incluso en situaciones tan complicadas como esta tienes la posibilidad de elegir entre mirar o hacer, entre tender puentes o colocar obstáculos, entre acompañar la ilusión o tirarla por tierra.
Todos somos héroes de nuestras propias historias

Todos somos héroes en el relato de nuestras vidas. Cada uno de nosotros hemos pasado por experiencias únicas, por momentos de gloria, por días de angustia e instantes de gran complejidad que definen lo que somos. Toda medalla y toda cicatriz constituye parte de nuestra historia y, por cada una de esas cosas, tenemos pleno derecho a sentirnos orgullosos de lo que somos.

A menudo, suele decirse que las personas necesitamos héroes, modelos en los que fijarnos, en los que encontrar un aliento de inspiración en el día a día. Hacerlo es sin duda adecuado, siempre viene bien tener unas referencias a las que recurrir, personalidades que por su carácter, proezas o habilidades nos sirven para aprender e incluso, por qué no, para ser un poco mejores.

Sin embargo, en esa costumbre tan nuestra por mirar lo que queda fuera, por hallar figuras luminosas que atraigan nuestra atención, estamos descuidando el propio interior. Porque también nosotros somos un modelo de superación. También nosotros tenemos habilidades, potencial y un recorrido personal que vale la pena.

No obstante, eso sí, nadie puede ni debe valorarlo tanto como nosotros mismos. Ser nuestros propios héroes y admirarnos por ello no es un acto de encorsetado narcisismo. Todo lo contrario. Es un ejercicio de salud que revierte en nuestra autoestima y crecimiento personal.

“Podemos ser héroes, solo por un día.
Podemos ser nosotros mismos, solo por un día (…)”.

-Héroes, David Bowie-

Mujer caminando

A veces se nos olvida que todos somos héroes de nuestras propias historias

Jerome Bruner, uno de los psicólogos más destacados del enfoque cognitivo y las teorías del aprendizaje, señaló una vez que las personas interpretamos nuestra realidad de dos modos diferentes. Hay quien hace uso de un pensamiento paradigmático, ese en el cual se aplica un encuadre mental más lógico y objetivo.

A través de él, se entiende que vivir es básicamente ir resolviendo problemas. También comprender las causas de ciertas circunstancias o fenómenos para responder mejor en el futuro y poder así, alcanzar las metas deseadasPor otro lado, están los que aplican un pensamiento más narrativo. Es ese dominado por el sentimiento, por el deseo e incluso el por impulso.

En este caso, vemos cada acontecimiento y vivencia como una historia, una en la que interpretar cada aspecto a través del filtro de las emociones. De este modo, asumimos que hemos atravesado por buenos y malos capítulos, por instantes que merecen ser contados y otros, cuyas páginas, quizá deberían ser arrancadas.

Casi el 90 % de las personas hacemos uso de este último enfoque mental. Asumimos que nuestra vida traza una historia, que cada etapa vital es un capítulo y que el futuro, son hojas en blanco que nos quedan por rellenar.

Ahora bien, por curioso que nos parezca, a pesar de tener esa visión, rara vez nos consideramos auténticos protagonistas en ese devenir existencial.

En gran parte de los casos, nos vemos como el resultado de lo que la propia vida u otras personas han hecho con nosotros. Ese es un gran problema.

Eres protagonista, no un actor de reparto

Explicaba Albert Ellis, psicoterapeuta y  exponente de la terapia racional emotivo-conductual que solo daremos paso a los mejores años de nuestra vida cuando descubramos por fin, que el origen de nuestros problemas son solo nuestros.

Que nada de lo que nos ocurre es culpa de nuestros padres, de la política o de la naturaleza. En  el momento en que tengamos esto claro, asumiremos el control de nuestro destino.

Todos somos héroes de nuestras propias historias; lo somos porque tenemos poder para cambiar su curso, para escribir su relato. No importa que las circunstancias que nos rodeen sean complejas. La forma en que avanzamos por la vida es lo que nos define, lo que nos convierte en héroes o en simples actores de reparto.

Libro con cerradura representando que somos héroes de nuestras propias historias

Somos héroes de nuestras propias historias y aceptamos cada capítulo vivido

Todos somos héroes de nuestras propias historias. No importa que nunca hayamos surcado el desierto de Wadi Rum como lo hizo Lawrence de Arabia. Tampoco, que no hayamos desarrollado una vacuna para la viruela como lo hizo Edward Jenner. El mundo está lleno de héroes anónimos y cada uno de nosotros lo somos en el relato de la propia vida.

La terapia narrativa desarrollada por Michael White y David Epston en los años 80 incide en esta misma idea. El ser humano da significado a su existencia cuando es capaz de integrarse y sentirse protagonista de su propio relato vital. Ahora bien, en ocasiones, nos quedamos atascados en determinados capítulos, en etapas de dolor donde sentirnos víctimas de determinados hechos y circunstancias.

Este tipo de psicoterapia enseña a las personas a entender varias cosas. La primera, es que como creadores de historias que somos, podemos iniciar nuevos capítulos cuando lo deseemos. Una misma vida puede estar compuesta por infinitos capítulos en los cuales, nosotros somos narradores. El segundo aspecto que nos enseña, es que el sufrimiento es solo un proceso, no un estado.

Somos un libro lleno de historias. Algunas, tienen ese componente, el del dolor, la pérdida o el malestar. Sin embargo, siempre tenemos la oportunidad de crear nuevos relatos, nuevas páginas donde el sufrimiento sea cosa del ayer. Por tanto, permitámonos avanzar recordando que todos, absolutamente todos, somos héroes de nuestras propias historias.

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/todos-somos-heroes-de-nuestras-propias-historias/

Autoempatía: cómo conectar afectuosamente con nosotros mismos.


Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 04 febrero, 2021

Quererse bien y atenderse a uno mismo igual que hacemos con los demás. Reconocer las propias necesidades como tenemos en cuenta las ajenas... Y tú ¿practicas la autoempatía? Te explicamos por dónde empezar.
Autoempatía: cómo conectar afectuosamente con nosotros mismos

¿Cómo te encuentras hoy? ¿Qué sientes en estos mismos momentos? ¿Qué necesidades, sensaciones y anhelos hay en tu mente? La autoempatía es un ejercicio de bienestar y salud psicológica que descuidamos con frecuencia. Situar la mirada en el interior es el primer paso hacia cualquier tipo de empatía externa y, a su vez, el punto de partida en cualquier relación enriquecedora tanto con uno mismo como con los demás.

Ahora bien ¿por qué en ocasiones dejamos de lado esta competencia tan decisiva? A lo largo de nuestra vida nos han recordado siempre la importancia de la preocupación empática. Es decir, pocas cosas son tan importantes como saber comprender a quien tenemos delante, tener la habilidad de ponernos en la piel del otro para entenderlo y entonces actuar en consecuencia.

Sin embargo, pocos nos han explicado que el mejor modo de practicar este arte es partiendo de la autoconciencia emocional. Solo el yo empático que es capaz de leer en las propias necesidades y emociones y responder en armonía de acuerdo a ese universo personal, es capaz de alcanzar la felicidad.

Chico tímido representando la necesidad de Validarte a ti mismo

Autoempatía ¿qué es?

La autoempatía es la capacidad de conectar con uno mismo de manera afectuosa y respetuosa. Es importante incidir en estas dos últimas dimensiones: “afecto” y “respeto”. Porque si bien es cierto que todos practicamos la charla interna y tenemos la capacidad de conectar con nuestro ser, no siempre lo hacemos de manera adecuada. Somos, por ejemplo, muy tendentes a alimentar el diálogo negativo.

Nos define también una sutil tendencia a la crítica, al desgaste, a esa autocomunicación que nos llena más de ruido que de calma, que inflama preocupaciones y que no ofrece soluciones. De manera, que esa falta de autoempatía válida y enriquecedora nos aboca a alimentar los estados de estrés y ansiedad. Somos también esas personas habituadas a dar a los demás más de lo que nos ofrecemos a nosotros mismos.

De este modo, aunque Daniel Goleman no hablara como tal de la autoempatía en su libro Inteligencia Emocional, si incluyó esta competencia en lo que conocemos como “autoconciencia emocional”. Se trata ni más ni menos que de monitorear los propios estados internos, las preferencias, las intuiciones, las necesidades y cada emoción a medida que surge.

Comprendamos a continuación cómo lograrlo.

Claves para desarrollar la autoempatía

Godfrey T. Barrett-Lennard es un profesor de psicología de la Universidad Murdoch (Australia) que realizó un trabajo de investigación sobre este tema. Algo que explica en dicho trabajo es que la tarea de todo terapeuta durante la psicoterapia es entrenar a la persona en esa competencia básica y esencial que es la autoempatía.

La razón está en que son muchas las personas que pasan buena parte de su vida descuidando cómo se sienten. Abundan los que se ha diluido tanto en su entorno cercano (pareja, hijos, etc) que ya no saben cómo acceder a sí mismos, a sus emociones, pensamientos, anhelos, carencias… No dejemos por tanto de lado esta tarea. Restaurar la empatía con uno mismo es ahora mismo una asignatura prioritaria.

Estas serían las claves para conseguirlo.

Observar sin enjuiciar, atenderte con apertura

La autoempatía requiere que notes y reconozcas que estás ahí, que hay una parte de ti que siente, sufre, se ilusiona, se entristece y se esperanza. Implica que seas capaz de observarte sin emitir juicios, sin criticarte por experimentar determinadas cosas, sin amonestarte porque hoy te sientes enfadado, preocupado o asustado.

Atenderte de manera abierta y sin fisuras (y sin dejarte para después) revertirá en tu capacidad para generar cambios que te acerquen al bienestar.

Háblate como si fueras tu mejor amigo

¿Si tú mismo no te hablas con respeto, quién lo hará? ¿Si no eres capaz de comunicarte con tu propia persona de manera afectuosa, cómo puedes esperar que lo hagan los demás? Toma conciencia de ello: la autoempatía requiere que te hables como si fueras tu mejor amigo.

La autoconciencia emocional se nutre de la comprensión y de esa capacidad de escucha absoluta desde la que abrazarnos a nosotros mismos tal y como somos, tal y como nos sentimos. Sin filtros, sin fisuras ni vergüenza.

Perdónate hoy, mañana y siempre

La autoempatía, para que sea útil, auténtica y significativa, no debe partir desde el rechazo o la crítica. Puede que estés enfadado contigo porque al final siempre acabas cometiendo los mismos errores. Es posible que te duela haber dejado oportunidades atrás, que sientas incomodidad con tu propia persona por no haber sido lo bastante valiente para determinadas cosas…

Esos sentimientos de autorrechazo te impiden ejercitar una autoempatía sana y reparadora. Por tanto, siempre es buen momento para que empieces a perdonarte como te mereces. Ofrécete perdón por haberte equivocado todas esas veces en la vida, al fin y al cabo, carecías de experiencia. Perdónate por haber dejado que determinadas personas te hirieran porque nadie tiene una bola de cristal para saber qué iba a pasar.

Date el perdón que mereces para sanar como necesitas y empatizar contigo mismo como debes.

flor roja simbolizando la autoempatía

Autoempatía: la vida es un desafío y acepto mis luces y sombras

Rabia, enfado, miedo, decepción, angustia, preocupación… La vida es un desafío continuo y siempre te va a poner a prueba. En circunstancias adversas es normal experimentar emociones complicadas. Descuidar esa anatomía interna, apartar la mirada de lo que sientes, piensas, necesitas y te preocupa te abocará a la indefensión, a perder el control y elevar la cuota del estrés y la ansiedad.

Autoempatía es tolerar todos esos océanos convulsos que, en ocasiones, navegan en tu interior. Aceptar lo que sientes y darte el amor que necesitas es una forma catártica e idónea para empezar a generar cambios, para avanzar desde ese punto de partida hacia el equilibrio y la calma.

Decía Alfred Alder que empatía era la capacidad de mirar con los ojos de otro, escuchar con los oídos de otro y sentir con el corazón de otro. Bien, recordemos siempre que nada de esto se logrará de manera auténtica y competente si antes no somos capaces de mirarnos con curiosidad, de escucharnos con apertura y de hacer latir nuestro corazón a través de un amor pleno hacia nosotros mismos.

Fuente:  https://lamenteesmaravillosa.com/autoempatia-como-conectar-afectuosamente-con-nosotros-mismos/

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