Trata a tus hijos como te gustaría ser tratado y no te equivocarás
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.
Última actualización: 05 junio, 2019
Trata a tus hijos como a ti mismo te gustaría ser tratado. Apaga sus miedos, pon nombre a esas emociones que ellos no saben expresar, regálales tiempo, enciende sus sueños y hazles sentir como lo que son, las personas más valiosas de tu mundo.
Resulta curioso como a día de hoy, muchas madres y padres ven la crianza con un poco de miedo. Leen manuales de educación, se instruyen en las últimas teorías y buscan respuesta a cada problema en Internet o en esos amigos -padres o no- que se alzan como auténticos gurús en temas de crianza. Esos papás se olvidan en cierto modo de escuchar algo mucho más valioso que todo esto: a su instinto natural.
Un niño no quiere gritos ni entiende de reproches, tu hijo merece ser tratado con el arte de escucha, la paciencia y la grandeza del afecto. Porque a los niños no hay que “domarlos” hay que amarlos.
El instinto de una madre o la capacidad natural de un padre a la hora de intuir las necesidades de sus propios hijos es sin duda la mejor estrategia a la hora de educarlos. Los niños llegan al mundo con una bondad innata, así que merecen ser tratados con respeto para salvaguardar esta nobleza de corazón, atendiendo con naturalidad y sin miedo cada acontecimiento que nos traiga el día a día.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
Un niño debe ser tratado con afecto y sin miedos
Hay madres y padres que temen fracasar en su papel como progenitores. Piensan que puede ser una tragedia no poder darles la mejor fiesta de cumpleaños, no encontrarles plaza en el mejor colegio o no poder comprarles la misma ropa de marca que llevan sus amigos en el cole. Aspiran, de algún modo, a ofrecerles a sus niños aquello que ellos mismos no tuvieron.
Queda claro que cada uno es libre a la hora de elegir cómo educar a un hijo, pero a menudo se nos olvida cómo son los niños y todo lo que acontece en su interior. Nos aferramos en pensar en todo lo que debemos ofrecerles sin descubrir primero qué necesitan realmente: a nosotros mismos.
- Un niño no es un adulto en miniatura, es una persona que necesita entender el mundo a través de ti y con tu ayuda.
- Un niño actúa siempre por necesidades y no por manipulación o malicia como los adultos. Hemos de ser intuitivos ante esas demandas.
- Un niño debe, por encima de todo, ser tratado con afecto. Nuestros hijos no necesitan pues ropas de marca o juguetes electrónicos con los que jugar en soledad. Necesitan tu tiempo, tu ejemplo, tus abrazos de buenas noches y tu mano a la que entrelazarse para cruzar la calle.
Los niños no se definen por sus notas escolares
Escrito y verificado por la psicóloga Raquel Aldana.
Última actualización: 31 enero, 2022
La sociedad ha ido alimentando la hiperpaternidad o, lo que es lo mismo, la obsesión de los padres porque los hijos alcancen unas habilidades académicas específicas que garanticen una buena profesión futura. Se nos olvida, como sociedad y como educadores, que los niños no definen su valor por sus notas escolares.
Como consecuencia, al no cejar en nuestro empeño de priorizar los resultados académicos, estamos descuidando las habilidades para la vida. Nuestros hijos son pequeñas personas que no se definen por sus logros o sus fracasos, sino por ser ellos mismos, únicos por naturaleza.
Como adultos somos responsables de ofrecer a los niños recursos emocionales y sociales que les permitan vivir en un entorno mucho más saludable tanto interno como externo.
Es más fácil criar niños fuertes que reparar adultos rotos
En este sentido para garantizar el bienestar infantil y adolescente, es necesario fortalecer psicológicamente a los niños y prepararles para hacer frente a las dificultades emocionales e interpersonales que acompañan de manera intrínseca a la vida cotidiana.
Porque al fin y al cabo la vida no es sólo lo que transmiten los cuentos de hadas y esto es algo que debemos tener muy presente en la crianza de nuestros pequeños. Solo así les daremos habilidades para minimizar el malestar y prevenir los problemas psicológicos que se derivan de las propias dificultades vitales.
Esto les ayudará a crecer sanos y a desarrollar una personalidad saludable que se enfoque en el bienestar y en la calidad de vida. Así, las bases de este mismo fortalecimiento se asientan en 3 pilares:
- El equilibrio emocional.
- Las relaciones interpersonales satisfactorias.
- El desarrollo personal-profesional.
La niñez es una etapa crucial para adquirir y desarrollar las competencias psicológicas que permiten una evolución favorable de estos tres pilares de nuestro bienestar. Sin embargo, como venimos comentando, como sociedad primamos en nuestros niños el desarrollo de competencias académicas, olvidándonos de ayudarles a pensar, sentir y actuar de forma más beneficiosa.
«A lo largo de la vida resultan esenciales una mayor autoconciencia, una mejor capacidad para dominar las emociones perturbadoras, una mayor sensibilidad frente a las emociones de los demás y una mejor habilidad interpersonal, pero los cimientos de estas aptitudes se construyen en la infancia».
-Daniel Goleman-
La asignatura de su vida más importante no son las matemáticas
La asignatura más importante en la vida de nuestros niños no son las matemáticas ni las ciencias o la lengua sino su capacidad para adaptarse al entorno, manejar sus relaciones, sus emociones y sus pensamientos. Para esto es principal que la educación empiece por nosotros.
O sea que si queremos ayudar a nuestros pequeños a gestionar su enfado, no podremos hacerlo si explotamos cada vez que algo no nos gusta. Del mismo modo, si no estamos bien, no educaremos de la forma correcta. Por ejemplo, no conseguiremos calma y motivación en nuestros niños si tenemos altos niveles de estrés y de frustración.
No medir el afecto es esencial para transmitir amor a nuestros niños; el exceso de afecto no los consiente, lo hace el hecho de darlo tras episodios negativos de mala conducta. No es adecuado reforzar la desmotivación ante las tareas escolares pero sí que lo es no apoyar al niño cuando comprende la enseñanza del error de no hacer los deberes o no estudiar. Además es importante que destaquemos que:
- Es adecuado dar afecto físico; es decir, abrazos, besos, caricias, miradas…
- Debemos elogiar los logros de los niños de manera correcta. Podemos leer más sobre esto aquí.
- Debemos estar dispuestos a ver y responder a las necesidades emocionales de los niños.
- Debemos proporcionar un refugio seguro en el que el niño sienta nuestro apoyo.
Es clave que nos interesemos por sus motivaciones, intereses y preferencias. Asimismo, es importante que nos impliquemos en la escuela y que evitemos entrometernos en la vida de los niños de manera crítica y desafiante.
Pero, sobre todas las cosas, no podemos definirnos en base a las notas escolares. Ellos no son listos o tontos ni buenos ni malos, son ELLOS en esencia y con libertad.
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