Generación Z, cada vez más tristes y ansiosos
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.
Última actualización: 03 junio, 2022
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.
Última actualización: 03 junio, 2022
Llamamos a la generación Z de muchas maneras. Son, por ejemplo, esos nativos digitales que ven en las nuevas tecnologías su forma de entender el mundo y de manejarse en él. Son también esos chicos y chicas que nacieron en el siglo XXI, con lo que ello supone a todos los niveles. Incertidumbre, cambios sociales, avances científicos y hasta una pandemia.
Ahora bien, si hay algo que parece definir a esta nueva generación de jóvenes son sus problemas con la salud mental. Pertenecen a esa parte de la población que, a pesar de estar más conectada con otras personas, se siente más sola que nunca. Bien es cierto que hay excepciones. Muchos se definen por el entusiasmo propio de toda persona cuya juventud está llena de sueños, fortalezas y felicidades.
No obstante, no podemos ponernos una venda en los ojos ante la evidente realidad. El año pasado se publicó el Mental Health Million Project, un informe que proporciona datos científicos sobre el bienestar mental de la población mundial. Y las conclusiones son claras. El 44 % de las personas de entre 18 a 24 años evidencian serios problemas psicológicos.
Los jóvenes evidencian una gran presión social, tanto académica, como laboral. Además, las redes sociales ejercen a menudo en ellos, un gran impacto negativo.
¿Qué está pasando con la generación Z?
Comentábamos al inicio que llamamos a la generación Z de muchas maneras. Una de ellas es «la generación de cristal o transparente». La pandemia ha hecho que, según los expertos, acontezca una cuarta ola de salud mental que afecta en mayor grado a la población más joven. Pero no nos equivoquemos.
Muchos de esos problemas ya estaban latentes en más de un adolescente o adulto joven. Las circunstancias actuales no han hecho más que incrementar una realidad soterrada. ¿Estamos quizá ante la generación mejor preparada, pero más infeliz que las anteriores? La respuesta es más compleja de lo que podamos pensar, y es interesante profundizar en cada aspecto.
La apatía como respuesta a la frustración académica y laboral
La generación Z, como los millennials, se sienten tremendamente frustrados. Ambas generaciones fueron educados en la idea de que todo esfuerzo tenía su beneficio. Su notable recompensa. Sin embargo, tener una formación excelente no supone encontrar un trabajo a la altura de las propias competencias. Por lo general, el mercado laboral para los jóvenes es precario.
Buena parte de estos jóvenes nacidos entre 1995 y el 2000 siente una eleva ansiedad académica y laboral. Son altamente exigentes, creativos y comprometidos, pero saben que el mundo no ofrece una adecuada respuesta a sus necesidades. Y es muy posible que su situación no mejore el día de mañana. Esto acaba generando apatía y desafección.
La generación Z asume que el futuro que les espera no es tan reluciente como les habían prometido. De hecho saben que, probablemente, vivirán mucho peor que sus padres.
El impacto de entender el mundo (y a sí mismos) a través de las redes sociales
En la actualidad, la construcción del “yo” de todo niño y adolescente se nutre también del mundo digital. La imagen que tienen de sí mismos tiene una relación directa con las redes sociales. Es en este medio donde buscan sus refuerzos cotidianos, aquí donde se comparan y empiezan, en muchos casos, a odiar sus cuerpos o a anhelar otras vidas muy diferentes a las suyas.
Una investigación del Centro Médico Universitario Hamburg-Eppendorf destaca algo importante. El uso intensivo de las redes sociales incrementa desde el estrés y la impulsividad hasta la mala regulación emocional.
Asimismo, hay otro problema evidente. Aunque en apariencia las nuevas tecnologías faciliten la conexión de los adolescentes, en realidad, lo que propicia son relaciones claramente distorsionadas. Los jóvenes se sienten cada vez más aislados y es común que buena parte de ellos haya sufrido en alguna ocasión alguna dinámica de acoso online.
Una generación poco preparada a nivel emocional
Si decimos que la generación Z tiene escasas habilidades en materia emocional, es probable que más de uno experimente confusión. ¿Quiere decir eso que las generaciones anteriores eran más hábiles? En realidad, las personas de 40 o 50 años crecieron en otro contexto muy diferente al que tienen, por ejemplo, nuestros adolescentes.
Tal vez el problema esté, en parte, en la sobreprotección que reciben por parte de sus padres y madres. Esos progenitores que sobrevuelan sobre sus hijos satisfaciendo cada necesidad, haciendo la vida fácil y respondiendo ante cada demanda, tienden a “fragilizar” aún más el carácter de estas nuevas generaciones.
Son chicos y chicos poco resistentes a la frustración. En una realidad dominada cada vez más por la inmediatez, el “lo quiero ahora y lo quiero ya” provoca que se aburran rápido y que apenas desarrollen una adecuada autorregulación emocional.
Individualismo y el “sobrevive como puedas” en la Generación Z
La generación Z se ha educado en un contexto social cada vez más individualista y polarizado. No nos equivocamos si decimos que la conducta narcisista es cada vez más frecuente. El culto al yo, a la satisfacción de las propias necesidades y a obtener lo que se quiere en el momento presente a toda costa, atacando al otro, parece una constante a día de hoy.
Las redes sociales son además catalizadoras de un problema de valores y de un individualismo feroz. Las relaciones son cada vez más fluidas, caducan pronto y se buscan otras relaciones a golpe de clic. No es difícil entender por qué la generación Z se siente vacía, falta de perspectivas y ansiosa.
En un contexto dominado por el “sobrevive como puedas”, apenas encuentran recursos y apoyos cuando necesitan ayuda. Porque está muy bien visibilizar los problemas de salud mental, pero normalizar una realidad y no darle respuesta, no lo es tanto. La tristeza y desafección de nuestros jóvenes es, en buena parte, nuestro fracaso como sociedad.
Necesitamos un cambio profundo y sobre todo, ampliar y mejorar los servicios de asistencia psicológica.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/generacion-z-cada-vez-mas-tristes-ansiosos/
Millennials y generación Z: por qué se los conoce como la "generación deprimida"
- Begoña Albalat Peraita
- The Conversation*
Hace unos meses una paciente me dijo: "Pertenezco a la generación deprimida, ¿cómo no voy a estarlo?" Era su primera sesión y vino a terapia porque se encontraba sin ganas de nada, sin motivación y con la sensación de que la vida no tenía sentido.
Estaba en lo cierto, pertenece a la llamada "generación deprimida", una generación que engloba, en realidad, el conjunto de dos de ellas: la millennial (también llamada generación Y) y la generación Z.
La primera de ellas hace referencia a las personas que nacieron entre 1981 y 1995 y la segunda a quienes llegaron al mundo entre 1995 y 2010 (ambas fechas son aproximadas pues no hay un consenso claro social para esta clasificación).
Lo cierto es que hay cada vez más uso de antidepresivos, más asistencia a terapia psicológica y más expresión autoinformada de ansiedad y tristeza en estas generaciones. Vayamos por partes para descubrir qué factores influyen en esto.
¿Qué factores han deprimido a esta generación?
Antes de nada, empecemos por definir el trastorno de depresión mayor. Este se manifiesta como un conjunto de síntomas, de los cuales podemos destacar un estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, disminución del interés por las actividades que antes provocaban placer, pérdida o aumento de peso, insomnio o hipersomnia, agitación o retraso psicomotor, pérdida de energía, sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva, disminución de la capacidad para pensar o concentrarse y pensamientos de muerte recurrentes.
Existen varias razones por las que a la generación millennial y la generación Z se las denomina, en su conjunto, la generación deprimida. Analicemos los diferentes factores que podrían estar influyendo:
Pandemia, coronafobia y soledad
No podemos pasar por alto la influencia que ha tenido la pandemia de covid-19 en la población general. Hemos hablamos de estados desagradables como la coronafobia (una ansiedad excesiva a contraer el coronavirus), ansiedad, fatiga pandémica (una reacción de agotamiento frente a una adversidad mantenida y no resuelta), etc. Ante tal escenario, la pregunta es: ¿han afectado estas situaciones particularmente a estas dos generaciones?
La soledad es algo que se relaciona directamente con la tristeza. Si bien es cierto que eso es aplicable a cualquier edad, la necesidad de relacionarse con iguales es mayor en la juventud. Es por esto por lo que las medidas específicas y preventivas del contagio de coronarivus han afectado en particular a esta población.
Ansiedad social
Por otro lado, la soledad de ese momento choca ahora de frente con la vuelta a la vida social, provocando muchas veces ansiedad en adolescentes y jóvenes. Es a lo que se le ha denominado resaca social.
Mi experiencia personal en consulta me ha desvelado que muchas personas de esta edad acusan desde ese momento la sensación de no sentirse capaces de "conectar" con sus iguales. Sienten que no disfrutan de situaciones sociales con muchas personas y experimentan ansiedad cuando están rodeadas de alguien que acaban de conocer.
Redes sociales
Las redes sociales se han convertido en un refugio para muchas personas jóvenes que se sienten mal. Cabe destacar que un uso adecuado de las mismas es positivo. De hecho, en parte gracias a ellas la desconexión social durante el confinamiento no fue total.
Pero hay dos factores que pueden afectar negativamente a las personas jóvenes:
• Un uso excesivo o como evitación de momentos de ansiedad. Esto puede provocar que se refugien en las redes con el objetivo de sustituir situaciones sociales en vivo.
• Un uso sesgado. Tal situación les podría exponer únicamente a contenido con el que pueden compararse negativamente. Incluso a publicaciones que muestren expresión de dolor emocional por parte de personas desconocidas (por ejemplo, imágenes de autolesiones).
Frustración laboral
La generación millennial fue educada en una "meritocracia" muy enfocada al éxito laboral y socioeconómico condicionado al esfuerzo. Frases como "Si te esfuerzas, conseguirás lo que te propongas", seguro que las han escuchado la mayoría de ellos.
Es una generación que se ha esforzado por conseguir sus objetivos de vida pero con un resultado de frustración en muchos casos. Los estudios universitarios se equiparaban con éxito laboral y, sin embargo, cuando acabaron dicho periodo, se produjo una crisis económica que no permitió que se pudieran desarrollar en el trabajo. Ahora pueden sentir miedo a que suceda lo mismo a raíz de la pandemia.
Preocupaciones globales
Entre los asuntos que preocupan a las generaciones millennial y Z, encontramos el feminismo, la ecoansiedad, los derechos LGTBIQ+, la migración…
Son generaciones que se preocupan por lo global y no solo por lo particular. Piensan más allá y sienten ansiedad por más cosas que las particulares e individuales.
Estas preocupaciones globales y la posibilidad de comunicarse por redes les proporciona un sentido de pertenencia que es muy positivo. Les hace sentirse parte de un todo y sentirse comprendidos por sus iguales.
Sin embargo, no solo se preocupan sino que también buscan la solución sintiendo a menudo una responsabilidad excesiva por situaciones que son globales, más difíciles de solucionar y, por ende, provocan ansiedad.
Mayor reconocimiento de los propios síntomas
Una de las razones por las que se habla más de depresión y ansiedad en estas generaciones es que las personas que la sufren hablan con más naturalidad sobre ello y reconocen más fácilmente los síntomas. De hecho, la salud mental ya es un asunto muy comentado en las redes sociales, las plataformas en las que más se mueven los jóvenes.
Esto es positivo porque cuando una persona reconoce que se encuentra mal puede buscar ayuda. De hecho, son estas generaciones las que han roto el tabú que rodeaba el cuidado de la salud mental. Ahora son ellos quienes más (y más abiertamente) hablan sobre ir a terapia. También son los que más la recomiendan y quienes más reconocen sus propios problemas.
Esta es la generación deprimida porque es la generación que reconoce su malestar sin vergüenza ni miedo.
*Este artículo se publicó originalmente en The Conversation. Puedes leer la versión original aquí.
Begoña Albalat Peraita es investigadora en psicología general sanitaria en la Universidad Internacional de Valencia
nice blog.
ResponderEliminar