5 recursos para resolver problemas y conflictos
Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.
Escrito por Raquel Lemos Rodríguez
Última actualización: 18 abril, 2019
Nuestra vida está plagada de problemas y conflictos que nos sorprenden y de los cuales podemos salir airosos, algunas veces, y otras no. Esta situación provoca que, en más de una ocasión, ignoremos ese problema o conflicto pasando por encima de él. Pero, esto no implica que el problema desaparezca. Es más, eso no soluciona el enfado que nos causa tanto a nosotros, como a los demás.
Hoy descubriremos qué recursos tenemos a nuestra disposición para resolver estos problemas que, en muchas ocasiones, nos paralizan e impiden avanzar.
“El que domina su cólera, domina su peor enemigo”
-Confucio-
Problemas y conflictos a los que debemos hacer frente
A continuación, aprenderás estrategias que te ayudarán a abordar correctamente problemas y conflictos en tu vida diaria.
1. El problema está ahí, ¡no lo ignores!
Como bien decíamos, en muchas ocasiones ignoramos los problemas y conflictos que nos abordan en la vida con la esperanza de que con el tiempo desaparezcan. Ignorar un problema puede provocar que desaparezca realmente, que desaparezca pero que vuelva a estar presente en un futuro cercano, o que vivamos en un continuo estado de problemas y conflictos.
Hacer caso omiso no nos salvará de los problemas que tenemos
Ninguna de las tres soluciones es la correcta. Debemos ver el problema e intentar encontrarle una solución lo antes posible. El proverbio que dice “ojos que no ven, corazón que no siente” no tiene cabida en esto.
2. Sustituye viejas ideas por nuevas
La mayoría de los conflictos y los problemas surgen porque tenemos ideas viejas en nuestra cabeza, que no hacen más que evitar que las nuevas entren en nuestra mente. Cuanto más tiempo mantengamos en nuestra cabeza una idea fija, sin posibilidad de que dudemos de ella, más problemas tendremos y a más conflictos nos tendremos que enfrentar. Pero, ¿por qué sucede esto?
Estar seguros de la validez de nuestras ideas, no eliminarlas o no sustituirlas por nuevas, provoca que creamos que son verdaderas aunque, en realidad, sean una tontería. Esto, inevitablemente, nos llevará a sufrir problemas por creernos certeros en algo que resulta una idea equivocada.
Escuchar otras opiniones nos permitirá adoptar nuevas ideas que enriquecerán nuestra mente
3. Visualiza tu futuro
Debes ser consciente de que dependiendo de cómo visualices tu futuro así será tu presente. Si visualizamos un futuro negativo, nuestro presente será de todo menos positivo.
¿Qué debemos hacer? Pensar en positivo, visualizar la situación sin el problema y esforzarnos por encontrarle una solución. No debemos mirar hacia atrás, tan solo debemos mirar hacia delante.
Cambiar la forma de ver las cosas te ayudará a ser más positivo
No permitas que los problemas dirijan tu vida y determinen si ésta irá bien o mal. Tú tienes el poder para visualizar una recuperación, para enfrentar los conflictos y encontrarles una solución.
4. No resolverás tus problemas y conflictos si sigues saboteándote
No podemos negar que los problemas y los conflictos que se originan entre las personas resultan violentos, en todos los sentidos. Pero, ¿qué ocurre con nuestra violencia interior?
No solo es violenta la situación, no solo hay malentendidos y enfados. Nosotros mismos ejercemos una violencia contra nuestro ser al reprimir emociones como la ira, el enfado o no verbalizar ciertas opiniones para evitar caer mal…
El automaltrato no es más que una bomba de relojería
Tu violencia interior no será beneficiosa para los conflictos que pretendes solucionar. Tarde o temprano toda esa ira contenida y ese afán por agradar a los demás saldrá de alguna u otra manera generando aún más conflictos.
Esto no quiere decir que debas empezar a gritar y a mostrar tu ira cuando así la sientas. Pero, sí debes dejar de intentar agradar a todo el mundo y ser tú mismo.
5. Felicita y felicítate siempre que puedas
Muchos conflictos se nos hacen verdaderamente duros y requieren un gran esfuerzo debido a que estamos tratando con personas a las que queremos.
Si este es el caso, la solución es muy fácil. Sabes que todo el mundo comete errores y lanzar una palabra sincera y de aliento como “sé que te has esforzado”, “lo has logrado por ti mismo” podrá ser una solución a los problemas y conflictos que se puedan producir.
Pero, estas son palabras que tú mismo debes decirte. No esperes que nadie te las diga, ¡hazlo tú! Tú eres consciente de tus esfuerzos y de tu trabajo. Además, esto te ayudará a ser consciente también del trabajo que realizan los demás, de su propio esfuerzo.
Reconocer tu esfuerzo te hará comprender el de los demás
Un estado de conflictos y problemas te perjudica tanto a ti como al resto. Las relaciones se verán dañadas, el enfado ocupará tu vida y tu salud puede verse perjudicada. No ignores nunca los problemas y conflictos, plántales cara.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/5-recursos-resolver-problemas-conflictos/
¿Sabes diferenciar un problema de un conflicto?
Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Muñoz Morano.
Última actualización: 06 abril, 2022
La mayoría de ocasiones en las que nos enfrentamos a problemas interpersonales, la falta de éxito en la resolución es tan solo una cuestión de “definición”. Cuando nos enfrentamos a una situación difícil, nuestras emociones negativas se disparan y a veces nublan todo aquello que sí es importante, conduciéndonos a la total paralización frente a la dificultad. De repente nos sentimos atrapados, ahogados, no encontramos soluciones pero… ¿frente a qué estamos? Enfrentar un conflicto puede no ser una tarea sencilla, pero podemos salir reforzados de ello.
Sin duda, a lo largo de la vida, nos encontraremos con situaciones que supongan un reto para nosotros. En esos momentos, nuestra habilidad para solucionar conflictos nos ayudará a salir airosos del contratiempo o nos impulsará a buscar ayuda.
¿Sabes lo que es un conflicto?
Se trata de dos puntos de vista (mínimo) diferentes frente a una misma situación. No es más que eso. Por lo tanto… ¿Cuántos conflictos atravesamos a lo largo de un día? Los conflictos nos rodean, viven con nosotros, son parte del ser humano y además son una potente fuente de aprendizaje… si están bien enfocados. Como diría Freud: “Si dos individuos están siempre de acuerdo en todo, puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos”.
Por lo tanto, tenemos que aceptarlos y saber gestionarlos. Pero, ¿cuál es la solución de un conflicto? Lo obvio a veces es lo más importante: la resolución de un conflicto es tan simple y tan compleja como “llegar a un acuerdo”.
A veces nos enroscamos en discusiones eternas que no llevan a ninguna conclusión, solo por tener “la razón”, cuando en la mayoría de ocasiones “la razón” es totalmente secundaria. Casi todos los conflictos a los que nos enfrentamos puede ser resueltos mediante un acuerdo. En la mayoría de ocasiones se trata de una discusión por convicciones propias que nada tiene que ver con lo que sucede. Por tanto, ceder un poco en nuestra postura para llegar a un acuerdo común, puede ser una posible solución.
Los acuerdos implican que las dos partes, hay que hacer hincapié: las dos, deben renunciar a algunos conceptos, a alguna prioridad, para conseguir el bien común… Toda resolución acarrea consecuencias, pero esas consecuencias no invalidan el acuerdo, es decir: me enfrento, negocio, y pierdo una parte a la vez que gano otra. La parte que pierdo es solo una consecuencia, por lo tanto no tiene el poder de hacer tambalear el acuerdo.
Conflictos internos
Pero, ¿qué pasa si el conflicto es interno? Parece más complejo, pero en esencia es la misma estructura: tengo dos puntos de vista diferentes frente a una misma situación, entonces, ¿qué pretendo? La respuesta es la misma: sí, llegar a un acuerdo. Bucear en nuestro interior y averiguar qué solución es la que más nos conviene, nos ayudará a encontrar la respuesta que buscamos. Aunque en ocasiones, la mejor solución a largo plazo sea la que conlleve mayor sacrificio a corto plazo.
Para ello tengo que valorar alternativas y adoptar una decisión, aunque ésta conlleve consecuencias que impliquen pérdidas. Las pérdidas son asumibles, pues las ganancias se valorarán en conjunto y el saldo saldría positivo. Por lo tanto, ¿de qué sirven el autocastigo o la autocrítica? De nada.
Es cuestión de aceptar y validar las consecuencias. Al igual que en los conflictos que resolvemos de modo externo, nos encontramos con ganancias y consecuencias que debemos aceptar. En los conflictos internos ocurre lo mismo: la consecuencia es inherente a la resolución, por lo tanto debemos aceptarla y no castigarnos con ella contaminados por la emoción.
La resolución se lleva a cabo libre de emoción, en frío y valorando las alternativas. Por lo tanto, la crítica que nos produce la aceptación de consecuencias no solo es innecesaria sino que también es evitable. Es sabido que en ocasiones hay que decidir con el corazón, sin embargo, esto no siempre es así. Mientras la emoción nos pueden llevar a perpetuar una relación tóxica, la mente nos dice que es hora de abandonar dicha relación. Por lo que en muchas ocasiones, debemos dejar de lado la emoción para pensar fríamente qué es lo mejor para nosotros.
Pero… entonces, ¿qué es un problema?
Entendemos por problema una situación que se presenta y “en este momento”, no tiene solución. Entonces, ¿qué hacemos? Volvemos a lo obvio y no menos importante: buscar la solución. En este caso lo primero es plantear una meta, dónde quiero llegar, cuál es mi objetivo, qué quiero conseguir.
Una vez establecida la meta, ponemos en práctica las posibles alternativas para llegar a alcanzar la solución de nuestro problema, las valoramos, las sopesamos y entonces nos ponemos en marcha. Al igual que en los conflictos la emoción actúa como enemigo paralizante.
La resolución a veces será sencilla y otras no, pero no por ello deja de ser válida nuestra meta. El camino puede ser difícil, pero seremos constantes si sabemos dónde queremos llegar. Lo importante es trazar un camino claro y seguirlo, corrigiendo el rumbo las veces que haga falta si es necesario.
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