Autoestima y dependencia emocional: vasos comunicantes
Escrito y verificado por la psicóloga Laura Reguera.
Última actualización: 07 julio, 2019
Está claro que somos seres sociales. Nos gusta agradar y compartir cosas con los demás. Pero, ¿esta necesidad de aprobación puede ser perjudicial para nosotros? He aquí una de las claves de la dependencia emocional. ¿Tienes que gustarle a todos o solo a aquellos realmente importantes para ti? ¿Quiénes son esas personas relevantes en tu vida? ¿Tienen que aprobar absolutamente todo lo que hagas?
Te invito a que te plantees estos interrogantes y trates de darles respuesta. Una cosa es tener claro lo que tú quieres hacer y saber que te gustaría que tus seres queridos lo aprobaran y otra distinta sentir que si no te quiere todo el mundo, las cosas no merecen la pena… La diferencia por sutil no deja de ser importante. ¡Continúa leyendo para conocer cómo influye todo esto en tu bienestar!
“Si no eres bueno amándote a ti mismo, tendrás dificultades al amar a alguien, debido a que resentirás el tiempo y la energía que das a otra persona que ni siquiera te das a ti mismo”
-Bárbara De Angelisi-
¿Qué es la dependencia emocional?
Las personas con dependencia emocional necesitan de forma excesiva tanto el afecto como la atención y la aprobación de los demás. Sienten un miedo irracional a la soledad y al abandono, lo que va a hacer que sean más subordinadas en sus relaciones interpersonales. Además, tienen un fuerte deseo de exclusividad y refieren que no podrían imaginarse la vida sin su pareja.
Presentan, por lo tanto, un patrón persistente de necesidades emocionales que son incapaces de satisfacer por ellas mismas, por lo que pretenden cubrirlas estableciendo lazos inadecuados con otras personas. Es decir, desarrollan relaciones parasitarias y asimétricas, llevando a cabo actos de todo tipo y condición y que justifican con un único propósito: que la relación no termine.
“La peor soledad es no estar cómodo contigo mismo”
-Mark Twain-
Y no solo eso. Ansían sensaciones de protección y de afecto con tanta intensidad que lo buscan en el otro de tal manera que se llegan a anular a sí mismos independientemente de la calidad de la relación con tal de mantenerla. Así, establecen vínculos que son muy intensos e inestables, en lugar de otros más saludables. Está claro que a todos nos gusta sentirnos queridos, pero… no estamos dispuestos a lo que sea para que conseguirlo, ¿no?
¿Cómo influye la dependencia emocional en el malestar psicológico?
El problema de depender emocionalmente -en exceso- de los demás es que, si no se reciben la atención o el cariño desmesurado que necesitamos, aparecen dudas irracionales sobre la propia valía y el aprecio que nos tienen los demás, lo que va a influir en nuestra autoestima y en las emociones que sintamos.
Aparecen así sentimientos de rechazo, negación y abandono. De esta manera, la tristeza está presente de forma demasiado intensa, lo cual puede dar lugar a que entremos en un círculo vicioso de vacío emocional e insatisfacción crónica del que es muy complicado salir: la depresión.
Pero no solo eso, el miedo a estar solo que lleva a las personas a hacer lo que sea con tal de evitar la soledad, hace que los síntomas ansiosos aumenten. La persona anticipa la posibilidad de que esto pueda llegar a ocurrir, lo que hace que se ponga muy nervioso y se involucre en relaciones sentimentales tóxicas.
Contra la dependencia emocional: autoestima
Como os podéis imaginar, las personas con dependencia emocional tienen una autoestima baja y se ven a sí mismos de forma negativa. Esto lleva, de nuevo, a tener una mayor necesidad de buscar soporte y cariño en los demás. Dicho en otras palabras, para estar bien necesitan que los demás estén bien con él o ella.
La realidad es que, con la única persona con la que pasamos toda nuestra vida es con nosotros mismos. Por lo tanto, es fundamental basar nuestro bienestar en buscar nuestra propia aprobación y no la de todos los demás. ¿Qué quiero decir con esto? Que es importante que la primera persona a la que intentemos agradar con lo que hacemos sea a nosotros mismos.
“La gente que quiere más aprobación consigue menos y la gente que necesita menos aprobación consigue más”
-Wayne Dyer-
Pero, ¿qué más podemos hacer para gustarnos más? Un ejercicio muy sencillo sería buscar todos los días algo que nos haya hecho sentirnos bien, tanto física como psicológicamente. Al principio, es una tarea que nos va a costar, ya que no estamos acostumbrados a alagarnos, pero a la larga vamos a fomentar el afecto positivo con nuestra persona. De esta forma, reduciremos la dependencia emocional patológica. ¡Quiérete!
Imágenes cortesía de Rebecca Matthews, Adam Jang y Hope House Press.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/autoestima-dependencia-emocional-vasos-comunicantes/
¿Cómo se relacionan la personalidad y las emociones?
Escrito y verificado por la psicóloga Laura Reguera.
Última actualización: 27 junio, 2019
Cada uno somos como somos, igual que nadie es exactamente el que fue, eso está claro. Pero, ¿alguna vez te has planteado hasta qué punto influye tu manera de ser en cómo te sientes o en que aparezcan en tu vida más emociones positivas o negativas? ¿Hasta qué punto influye tu personalidad en la inclinación de esta balanza?
Si somos felices, nuestra salud mental será mejor, sentiremos mayor bienestar subjetivo y nuestra satisfacción con la vida será más alta. ¡Descubre si tus rasgos de personalidad hacen que tu felicidad sea mayor o, si por el contrario, hacen que predominen las emociones negativas en tu vida!
“¿Quién soy? Estoy tratando de averiguarlo”
-Jorge Luis Borges-
¿Por qué es beneficioso el afecto positivo?
El afecto positivo es la propensión a experimentar más emociones positivas que negativas a lo largo del tiempo. Estas emociones agradables hacen que las personas tengan un repertorio de conductas más amplio y rico que el de aquellas que sienten más malestar emocional. Además, promueve hábitos de vida saludable, por lo que es un eficaz medio de prevención.
Esto hace que la satisfacción con la vida sea mayor. Esta satisfacción es la percepción que tenemos cada uno de nosotros de la cantidad y de la calidad de la felicidad de la que disfrutamos. Pero, ¿qué importancia tiene esto en nuestro bienestar? Mucha. Y no solo a nivel psicológico, sino también a nivel físico. Una alta satisfacción con la vida está relacionada con una mayor esperanza de vida, salud y longevidad.
De hecho, supone una ventaja en el equilibrio hormonal, así como en otros indicadores tanto del sistema fisiológico como del inmune. Pero también se asocia a mayor satisfacción con nuestras relaciones sociales (tanto de amistad como de pareja) y con nuestro salario y trabajo. Por último, hace que tengamos unas estrategias de afrontamiento adaptativas, orientadas a la solución de problemas.
La personalidad y la felicidad
Se han llevado a cabo numerosos estudios sobre cómo influyen los rasgos de personalidad en el tipo de emociones que predominan en nuestras vidas. Así, se ha encontrado que el neuroticismo está relacionado con la afectividad negativa, mientras que la extraversión está relacionada con la positiva. Dicho de otro modo, las personas intravertidas suelen puntuar más alto en afecto negativo y las extravertidas en afecto positivo.
“Los pensamientos son los ladrillos con los que has de construir el edificio de tu personalidad. El pensamiento determina el destino. El mundo que te rodea es el reflejo de tus propios pensamientos”
-Swami Sivananda-
Ahora veamos los distintos tipos de personalidad afectiva. Encontramos cuatro. El primero lo engloban las personas autoconstructivas, que puntúan alto en afecto positivo y bajo en negativo. Este primer tipo, como es lógico, presenta mayores niveles de felicidad o bienestar subjetivo.
El segundo tipo de personalidad es el afectivo-alto. La tendrían aquellas personas con un afecto intenso, tanto hacia el polo positivo como hacia el negativo. Son los siguientes más felices. Les siguen los del tercer tipo: los afectivos bajos. ¿Quiénes son estos? Los que presentan bajos niveles de ambos tipos de afectos.
Por último, los menos felices serían los del tipo de personalidad afectiva autodestructiva. Estas personas presentan bajos niveles de afectividad positiva, pero altos niveles de afectividad negativa. Dicho esto, no es difícil imaginar que sus niveles de bienestar subjetivo sean los más bajos.
La personalidad y la resiliencia
En estas investigaciones se ha encontrado que el tipo autoconstructivo presenta altas puntuaciones en extraversión y bajas en neuroticismo. Pero no solo eso, también obtienen altas puntuaciones en otro rasgo que no hemos mencionado hasta ahora: la responsabilidad.
“A veces, ante la mala manera de ser de los otros, uno se siente orgulloso de ser uno mismo y no otro”
-André Maurois-
Este perfil de personalidad no solo se relaciona con unos niveles más altos de felicidad, sino que también se asocia a una mayor resiliencia: la capacidad de ver las dificultades como retos que superar y de los que salir reforzados, en lugar de verlos como muros infranqueables o amenazas.
Así, las personas que no se ven capaces de afrontar las situaciones cuadran con el perfil vulnerable o inhibido. O lo que es lo mismo: con el tipo autodestructivo. Visto esto, se puede asumir que la personalidad tiene una fuerte relación con nuestra salud global, influyendo en los distintos ámbitos de nuestra vida, como nuestro estado emocional, con todo lo que esto significa.
Imágenes cortesía de Lesly B Juarez, Haley Phelps y Brooke Cagle.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/se-relacionan-la-personalidad-las-emociones/
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