martes, 20 de diciembre de 2022

Ley del espejo: lo que ves en los demás es tu reflejo // Desilusión y depresión duelen igual, pero no son lo mismo.

 

Ley del espejo: lo que ves en los demás es tu reflejo


Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Paula Díaz

Última actualización: 13 mayo, 2022


La realidad la interpretamos en función de nuestro marco interno. Al ser conscientes de ello, podremos liberarnos de mucho malestar y sufrimiento.
Ley del espejo: lo que ves en los demás es tu reflejo

A la hora de construir cada paso de nuestro crecimiento personal nos enfocamos en exceso tan solo en nuestro interior, cuando gran parte de lo que podemos aprender reside en el exterior o en nuestro entorno de confianza. Infinidad de leyendas nos enseñaban desde la antigüedad que lo que vemos en los demás nos revela información de lo que somos nosotros mismos.

Muchos han sido los estudios sobre psicología personal que afirman que el exterior actúa como un espejo para nuestra mente. Un espejo donde vemos reflejadas diferentes cualidades, características y aspectos personales de nuestra propia esencia, de nuestro ser más primitivo.

Hablamos de las situaciones que frecuentemente se nos dan en nuestro día a día cuando observamos algo que no nos gusta de los demás y sentimos un cierto rechazo, incluso disgusto. Pues bien, estamos ante la ley del espejo, la cual establece que, de alguna manera, ese aspecto que nos disgusta de determinada persona existe en nuestro interior. ¿Por qué sucede esta experiencia? Hoy te compartiremos su función y el origen de esta ley.

“La gente solo nos devuelve el reflejo de la forma en que les hablamos.”

-Laurent Gounelle-

El defecto que percibimos, ¿está en el exterior o en nosotros mismos?

La ley del espejo establece que nuestra inconsciencia, ayudada por la proyección psicológica que realizamos durante ese momento, nos hace pensar que el defecto o desagrado que percibimos en los demás solo existe “ahí fuera”, no en nosotros mismos. La proyección psicológica es un mecanismo de defensa por el que atribuimos a otros sentimientos, pensamientos, creencias o incluso acciones propias inaceptables para nosotros.

Mujer hablando a otra al oído

La proyección psicológica comienza a ponerse en marcha durante experiencias que nos suponen un conflicto emocional o al sentirnos amenazados, tanto interior como exteriormente. Cuando nuestra mente entiende que existe una amenaza para nuestra integridad física y emocional, esta emite como rechazo hacia el exterior todas esas cualidades, atribuyéndoselas a un objeto o sujeto externo a nosotros mismos. Así, aparentemente, colocamos dichas amenazas fuera de nosotros.

Las proyecciones suceden tanto con las experiencias negativas como con las positivas. Nuestra realidad la trasladamos sin filtro al mundo exterior, construyendo la verdad exterior con nuestras propias características personales. Una experiencia característica de la proyección psicológica sucede cuando nos enamoramos y atribuimos a la persona amada ciertas características que tan solo existen en nosotros.

Proyectamos sobre el entorno nuestra propia realidad

La ley del espejo se refleja cuando afirmamos “conocer” muy bien a otras personas y en realidad lo que hacemos es proyectar sobre ellas nuestra propia realidad. Cuando se da esta situación estamos superponiendo nuestra visión proyectada de nosotros mismos sobre la imagen física de dicha persona captada por nuestros sentidos.

Mujer mirándose en un espejo

Ser conscientes de aquello que proyectamos en los demás nos permite descubrir cómo somos en realidad. El permitirnos tener constancia de este mecanismo mental nos facilita recuperar el control sobre lo que está sucediendo en nuestro interior para poder hacernos cargo y trabajar aquellos aspectos de nosotros que no deseamos mantener o queremos transformar a positivo.

Es imprescindible recordar que todo lo que llega a través de nuestros sentidos lo damos como cierto, sin reconocer muchas veces la parte de interpretación o de subjetividad que hay en ello. Vivimos de acuerdo a esta forma de percibir la realidad, creando distorsiones negativas o que nos generan malestar a la hora de relacionarnos con las personas de nuestro entorno, incluso con nosotros mismos.

Si queremos emplear este recurso natural -el proyectar- de forma sana y plena para obtener un crecimiento interior saludable, la meditación nos ayudará a trazar dicha frontera, facilitándonos el aprender a ver las cosas como realmente son. Siempre recordando la premisa de que “observar dice más sobre el observador que sobre lo que se observa”.

“Pero lo vi… Mi espíritu sin calma era ya de tu espíritu un reflejo. Toda mi alma se espació en tu alma, y en ella viose como en claro espejo.”

-Pedro Antonio de Alarcón-

¿Cómo utilizar la ley del espejo a nuestro favor?

Si quieres aprovechar la ley del espejo para potenciar tu crecimiento personal, el autoconocimiento y mejorar tus relaciones personales, a continuación, te presentaremos un ejercicio práctico que te ayudará a lograrlo.

Lo primero que debes hacer es recordar algún momento en el que te hayas sentido mal por algo que sucedió con otra persona. Por ejemplo, después de tener una discusión. Después de ello, cuestiónate qué es lo que refleja esa situación en ti, para lo cual hay cuatro posibles alternativas:

1. Lo opuesto

Nos perturba interactuar con esa persona que es todo lo opuesto a nosotros. Por ejemplo, si somos muy ordenados y nos molesta el desorden del otro, es posible que lo que realmente nos molesta es que nos exijamos demasiado en cuanto a la organización.

En este sentido, nos toca reflexionar ¿podríamos ser más flexibles con ello? ¿Realmente es tan necesario ser tan rígidos con el orden? ¿Si dejamos de hacerlo sería muy terrible? 

2. Similitud en la ley del espejo

Otro escenario posible es que nos moleste una parte de nosotros que no queremos ver.  En otras palabras, es algo nuestro que no queremos aceptar y, por tanto, se resiste y persiste. En este caso, debemos reflexionar qué es exactamente lo que nos está doliendo de la otra persona, y luego considerar si nos comportamos de la misma forma en otras situaciones.

Al verlo claramente, esa parte de nosotros dejará de luchar contra nuestra propia sombra y eso será lo que nos  ayude a cambiar lo que no nos gusta. Ten en cuenta que sin aceptación no hay transformación posible.

3. Expectativas egoístas

Cando tenemos altas expectativas sobre una situación o persona, y empezamos a notar que no coinciden con la realidad, empezamos a molestarnos. En estos casos, lo ideal es empezar a aceptar que siempre habrá situaciones que se escapan de nuestro control y que la realidad nunca será como queremos que sea. Cuando seamos conscientes de ello, nos quitaremos un peso de encima.

4. Hacer lo mismo que nos hacen a los demás

Sucede cuando nos encontramos a nosotros mismos sintiéndonos víctimas de una persona que nos está  haciendo daño, y no nos damos cuenta de que le estamos haciendo lo mismo a otra persona. En estas circunstancias, lo ideal es reflexionar sobre las cosas que nos hacen sentir mal respecto a cómo nos tratan, y luego repasarlas con detenimiento. Pensando si nosotros estamos actuando de un modo similar con alguien distinto. Esto sin duda cambiará nuestra relación con los demás para mejor.

Beneficios que aporta la ley del espejo

Reflexionar sobre la interacción entre la propia percepción y lo que se proyecta es muy útil para determinados procesos. Vamos a ver los más importantes:

  • Mayor autoconocimiento: al fin y al cabo, utilizar la introspección siempre es una buena técnica para conocernos mejor.
  • Conocer tu lado oscuro: imprescindible para la gestión emocional y aprender a relacionarse de forma sana.
  • Desarrollo de la empatía: en el momento que te pones en el lugar del otro, aceptas la imperfección ajena, puesto que también la percibes en ti.
  • Equilibrio personal: conectar con tu propia persona ayuda a equilibrar mejor los procesos psicológicos, ya que aumenta la autoconsciencia.
  • Despegarse del ego: aceptarte a ti y a los demás en su pura esencia es la clave para colocar tu ego a la misma altura de el del resto de los seres vivientes.
  • Liberación del victimismo: dejas de ceder tu poder personal a los otros para empezar a responsabilizarte de tu persona.

Y, en definitiva, más sabiduría y libertad para ti, eso es lo que trae la ley del espejo. Genera conocimiento sobre uno mismo y sobre los demás, libera de muchos sesgos y empodera. Nunca te niegues la introspección, pues es fundamental para la vida diaria.

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/ley-del-espejo-lo-que-ves-en-los-demas-es-tu-reflejo/

Desilusión y depresión duelen igual, pero no son lo mismo


Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 06 abril, 2022



Toda desilusión duele, rompe nuestras expectativas y nos empuja a un estado temporal de tristeza y desasosiego. Sin embargo, una decepción no es lo mismo que una depresión. Lo analizamos.
Desilusión y depresión duelen igual, pero no son lo mismo

Desilusión y depresión cursan a menudo de un modo muy similar: se experimenta dolor, apatía, cansancio, decepción… Sin embargo, son dos estados muy diferentes. Decimos esto por una sencilla evidencia: son muchas las personas que navegan por el océano de las desilusiones dando a menudo por sentado que transitan ya por un trastorno del estado de ánimo.

Obviamente, nunca podemos descartar la presencia de esta condición. Sin embargo, la depresión es un fenómeno multifactorial y mucho más complejo. Sentirnos desilusionados define, por su parte, un choque con las propias expectativas que, aunque pueda vivirse de manera dolorosa, trazan un fenómeno puntual en el tiempo y también, una forma habitual de aprendizaje.

Ahora bien, el problema llega cuando una persona empieza a acumular una decepción tras otra en un periodo determinado. En estos casos, tal y como veremos a continuación, ya podemos estar ante una situación más particular que la ciencia ha investigado. Lo analizamos.

“La mayoría de las cosas decepcionan bastante hasta que un día, miras más profundamente en ti mismo”.

-Graham Greene-

Mujer triste pensando en la desilusión y depresión

Depresión y desilusión: ¿cómo se diferencian?

Si hay una emoción claramente universal, frecuente e inevitable es la desilusión. Experimentarla es algo habitual, pero es el modo en que la afrontamos lo que marcará un punto más de inflexión. Quien se atasque en ese estado, arrastrará consigo la estela de la frustración y la duda constante a la hora de volver o no a confiar en alguien.

Por contra, la persona que logra hacer un buen balance de toda vivencia decepcionante e integra un buen aprendizaje avanza con mayor plenitud y templanza. Esto nos demuestra que las desilusiones son ley de vida y que si bien no todos llegamos al mundo sabiendo lidiar con ellas, tarde o temprano lo hacemos.

Ahora bien, los trastornos depresivos no son, ni mucho menos, ley de vida ni algo inevitable. Depresión y desilusión no son lo mismo porque trazan experiencias diferentes. Así, y aunque pensemos que la segunda deriva a menudo en la primera, lo cierto es que hay algo que se observa con mayor frecuencia.

Las personas depresivas y aún no diagnosticadas son las que experimentan decepciones de manera recurrente porque ven la vida a través del filtro de la negatividad, el abatimiento y la indefensiónLo analizamos.

Desilusión y depresión ¿cómo se diferencian?

La Universidad Estatal de Dakota del Sur realizó un estudio en el 2012 para intentar comprender la experiencia psicológica de la desilusión. Se definió básicamente como un sentimiento desalentador en el cual, se desmoronan las expectativas y aspiraciones hacia algo o alguien. La persona pierde además de manera temporal, algunos de sus significados vitales.

  • Estamos, por tanto, ante una vivencia dolorosa puntual y limitada en el tiempo que obliga a la persona a tener que reformularse muchas cosas. Aparecen emociones como la tristeza, el enfado, la decepción, el desasosiego, etc. Sin embargo, la mente se mantiene activa y, en buena parte de los casos, se intenta procesar lo sucedido para aprender, readaptarse y poder avanzar.
  • La depresión por su parte es una experiencia más larga en el tiempo y multifactorial. La desilusión no suele ser el único desencadenante de este trastorno del estado de ánimo. Por lo general, se le añaden más dimensiones que no son fáciles definir. La persona, además, experimenta una sintomatología más amplia, limitante y persistente: alteraciones del sueño y la alimentación, cansancio, apatía, pensamientos negativos, desesperanza…
  • Mientras en las desilusiones la persona intenta dar un con un “por qué” a esa experiencia y hallar un sentido, quien lidia con una depresión hace tiempo que no se pregunta nada. En su mente solo hay abatimiento y todo lo da por perdido.

    ¿Pueden las decepciones llevarnos a un trastorno del estado del ánimo?

    Sabemos que desilusión y depresión no son lo mismo. Sin embargo ¿puede la primera conducirnos a la segunda? En situaciones puntuales, sí. ¿Y cuáles son esas experiencias? Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de Yale nos aportan una información relevante sobre el tema:

    • Las desilusiones persistentes que abocan a la persona a un estado de desesperanza sí pueden conducirles a un trastorno depresivo.
    • El origen de esta realidad estaría según estos expertos, en una región cerebral muy concreta: la habénula. Se trata de una estructura relacionada con la glándula pineal y de tamaño muy pequeño.
    • La habénula lateral recibe impulsos de los ganglios basales y el sistema límbico y a su vez, tiene conexiones con las neuronas dopaminérgicas y serotoninérgicas. Se ha podido ver que cuando una persona pierde la esperanza tras varias experiencias adversas y decepcionantes, la habénula deja de interaccionar con esas neuronas vinculadas con la motivaciónEs entonces cuando el estado de ánimo se altera.
    • Cerebro iluminado representando la Desilusión y depresión

      Desilusión y depresión: la mente negativa que todo lo altera

      En 1916, Sigmund Freud escribió un ensayo titulado Some Character-Types Met with in Psycho-Analytic Work En él, nos hablaba de algo muy interesante. Hay personas que incluso alcanzando el éxito se decepcionan. Hay quien a pesar de tenerlo todo a su favor caen en una desilusión tras otra. El padre del psicoanálisis sugirió que podrían ser perfiles claramente neuróticos.

    • En la actualidad, sabemos que la depresión se puede instalar de manera silenciosa en nosotros alterando por completo la manera de ver y procesar las información que nos llega a través de los sentidos. En estos estados, la mente solo ve problemas. Cualquier evento positivo se vislumbra con desconfianza. La realidad se vuelve decepcionante, el presente se llena de incertidumbre y el futuro de desesperanzas.

      Por tanto, si bien es cierto que desilusión y depresión son dos entidades diferentes, en ocasiones cohabitan juntas. No obstante, cuando esto ocurre, hay muchas más variables presentes aparte de las decepciones. Por lo general, todo evento que quiebra nuestras expectativas nos obliga a realizar un esfuerzo cognitivo y emocional para aceptarlo, darle un sentido y superarlo.

      Vivir, a fin de cuentas, es saber afrontar y reajustar nuestros planes. De eso se trata.

    • Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/desilusion-y-depresion-duelen-igual-pero-no-son-lo-mismo/

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