Se le llama síndrome de Ulises porque alude al protagonista de La Odisea, quien se fue de su tierra natal y tuvo que pasar por graves vicisitudes. Este mal afecta a los emigrantes y a veces conduce a problemas más serios, como adicciones u otros trastornos.
El síndrome de Ulises, que también se conoce con el nombre de síndrome del emigrante, es un cuadro agudo de estrés que afecta a quienes emigran y van a vivir a un sitio distinto de su lugar natal. Va más allá del duelo normal que afecta a quienes dejan su hogar y se enfrentan a un entorno desconocido. Los síntomas y los efectos a veces llegan a ser muy graves.
Una de las dificultades que entraña el síndrome de Ulises es su similitud con otros trastornos. Fácilmente se confunde el diagnóstico con el de otros cuadros clínicos. Así mismo, a veces genera manifestaciones tan severas que se confunden con psicosis, cuando en realidad corresponde a un estrés extremo.
El psiquiatra Joseba Achotegui (Universidad de Barcelona) definió el síndrome de Ulises. Él ha seguido de cerca el tema de la migración en España, uno de los países que recibe más migrantes en Europa, bien sea de forma permanente o en calidad de transeúntes. Se calcula que este problema afecta a cuanto menos 800.000 residentes en ese país.
“Europa no conseguirá sobrevivir sin inmigración. No debería tenerse tanto miedo de eso: todas las grandes culturas surgieron a partir de formas de mestizaje”.
-Günter Grass-
La migración y el síndrome de Ulises
La migración es un fenómeno complejo que ha excedido los recursos de muchos estados para abordarla. Hay varios tipos de migración y no todos los migrantes terminan padeciendo el síndrome de Ulises. En este influye mucho la historia personal y la personalidad, así como las condiciones en las que se produce la migración y el entorno en el que se produce, tanto el que se mantiene como el que cambia.
Un primer factor de importancia es la historia y la estructura de personalidad del migrante. Influye particularmente la autonomía y la adaptabilidad de este. Ir a otro país a hacer una nueva vida demanda fortaleza psicológica y gran capacidad de resiliencia. No es fácil encontrar un lugar en el nuevo entorno y, en cambio, este cambio muchas veces hace que se manifiesten trastornos o problemas latentes de personalidad.
Así mismo, las condiciones de la emigración tienen gran influencia. No es lo mismo quien debe emigrar porque huye de una guerra, que quien lo hace por el deseo de tener una vida mejor o ve una oportunidad concreta en el lugar de destino. De igual manera, todo cambia cuando se deja atrás una familia, en contraste con quienes no lo hacen.
Entorno y síntomas
Un aspecto decisivo en el síndrome de Ulises es el entorno al cual se llega. Este puede facilitar o hacer muy difícil la adaptación. También podría estar socioeconómicamente preparado para recibir a los inmigrantes o no. En otras palabras, es posible que asimile laboralmente al inmigrante o no; o que brinde algún tipo de asistencia, o no.
El síndrome de Ulises tiene lugar cuando una personase siente ante situaciones límite, que no logra elaborar ni digerir. Esto suele ocurrir cuando se da cuenta de que su proyecto migratorio es básicamente inviable. Cuando no consigue ser acogido, o en lugar de mejorar su posición económica esta empeora. Esto conduce a un estrés progresivo, que en un momento dado puede llegar a bloquear a la persona.
Aparecen entonces los síntomas típicos del síndrome de Ulises. Estos son:
Sensación de extrañamiento. Se siente extraño en su entorno y ve a los demás como extraños. Esto suscita miedo y una profunda sensación de vulnerabilidad.
Tristeza constante. Aparece una añoranza del lugar de origen y una sensación de duelo que se vuelve constante.
Problemas de salud. Es muy usual que comiencen a aparecer síntomas físicos como migrañas, nauseas, mareos, problemas respiratorios, etc.
Estrés y ansiedad. Es el síntoma más visible. Hay una sensación permanente de angustia, como si algo terrible fuera a suceder. También hay dificultades para dormir y gran inseguridad en las relaciones con los demás.
Aislamiento y depreciación. La persona comienza a aislarse de su entorno, al que percibe como amenazante. Esto también incide en su autoconcepto, haciendo que su autoestima disminuya.
A veces, este estado se convierte en el detonante de trastornos más serios. También podría llevar a desarrollar adicciones o involucrarse en actividades ilegales, ya que para el emigrante resulta frustrante ver que sus expectativas no se cumplen. En muchos casos se trata de un problema severo que requiere la intervención de un psicólogo.
Emigrar es un proceso muy duro que puede repercutirnos en lo físico y lo emocional. El Síndrome de Ulises es un constructo que recoge los signos y síntomas presentes en los migrantes.
El hecho de emigrar es algo que ha acompañado al hombre desde sus inicios. En todas las épocas y lugares ha habido grandes corrientes migratorias que se embarcaban hacia lo desconocido, motivados por la búsqueda de una vida mejor. Ahora bien, por los estudios actuales se sabe que entre la población emigrante, hay más incidencia de enfermedad mental. ¿Conoces el Síndrome de Ulises? Sin bien los procesos migratorios han cambiado mucho, las razones por las cuales se emigra, se mantienen vigentes. Eso sigue empujando aún a día de hoy a millones de personas a abandonar sus hogares. Este hecho, suele dejar una profunda huella en la persona.
¿Qué es el Síndrome de Ulises?
Hoy en día, diferentes estudios han demostrado que las personas que emigran presentan un gran nivel de estrés debido a los actuales requisitos y exigencias legales para residir en un país extranjero. Aquellos que emigran ilegalmente son los que sufren más niveles de estrés, por razones obvias.
Todo esto ha llevado a Joseba Achótegui, psiquiatra y profesor de la Universidad de Barcelona, a denominar este efecto como “Síndrome de Ulises” (o “Síndrome del Inmigrante con Estrés Crónico”, en términos científicos). Este autor habla de los aspectos negativos de la migración, que incluyen el proceso denominado “duelo migratorio”, pues en estos casos parece que algo realmente “muere” en el alma del viajero.
¿Qué provoca esta tensión?
Existen cuatro aspectos que aumentan el estrés migratorio y que empeoran la salud mental de las personas que se asientan en otro país:
Encontrarse solo
Sentir que se ha fracasado
La lucha diaria por adaptarse a una sociedad que desconoce (idioma, costumbres, leyes, trabajo…)
El miedo a lo desconocido
Todos estos factores golpean duramente a muchas personas. Igualmente, se relacionan directamente con el hecho de dejar atrás a la familia y a los seres queridos, la nostalgia, la falta de posibilidades, los cambios de hábitos y cultura y el desconocimiento sobre el nuevo modo de vida.
Principales síntomas del Síndrome de Ulises
Las personas aquejadas por este síndrome suelen presentar algunos de los siguientes síntomas:
Angustia
Culpa (atribuyéndose, por lo general, el mal que los seres queridos pueden estar padeciendo en el país de origen)
Nerviosismo
Insomnio
Excesivas preocupaciones (lo que dificulta una correcta toma de decisiones)
Inhibición conductual
Aislamiento
Fuerte sensación de soledad y desamparo
Fatiga física y mental
Aumento o pérdida de peso
Falta de concentración
Un cambio de perspectiva
Para reducir los efectos de este síndrome pernicioso una persona que quiera emigrar debería:
Informarse previamente de las condiciones del viaje (horas, distancia, medios…)
Conocer la cultura a la que deberá integrarse (idioma, costumbres, leyes, usos sociales, vestimenta, etc.)
Conocer las principales instituciones del país
Saber dónde debe ir a realizar los convenientes trámites administrativos (homologación de títulos, visado, empadronamiento, etc.)
Si es posible, visitar el país previamente para conocer a dónde se va
Contactar con compatriotas residentes en ese país
Tener claro dónde se va a vivir y qué documentos se necesitan para realizar el alquiler, dar de alta luz, agua, internet, etc.
En definitiva, si estás planeando emigrar a otro país en búsqueda de oportunidades y de una mejor calidad de vida, es fundamental que cuentes con una fuerte convicción y fortaleza, y que estés dispuesto a mirar siempre hacia adelante. Ten presente que quienes te quieren estarán orgullosos de que tomes una decisión tan importante y que si las cosas no te salen como las planeas, seguramente tus seres queridos seguirán apoyándote de forma incondicional.
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